The Last Coffee - Camren [Traducción]

Allí, todo empezaría de cero.

Point of view Lauren

Sentada en la terraza, miraba al cielo. Mi vista ardía, el sol estaba de pié y brillaba en mis ojos. Pero, sentada en la terraza, miraba al cielo. El velatorio había pasado y todos habíamos pasado buena parte de aquel día juntos, pero poco a poco mi casa se fue vaciando y ahora, yo estaba sola, mirando la infinita pantalla azul ciano, esperando que algo grandioso sucediera y me sacara de esa densa niebla de pensamientos tediosos e importunos. He estado sentada allí durante horas y revolviendo mis recuerdos como un niño revolviendo el baúl de juguetes en busca de algo inédito. Yo estaba revolviendo mis sesos buscando un motivo que me hiciera entristecer por el fatídico velatorio. En mi lugar, muchos estarían llorando, perdiendo los sentidos, las razones, los estribos. Pero yo estaba allí, sobria, hueca, mirando al cielo.

- ¿Lauren?

Seguida de la voz de Camila, oí cerrarse la puerta de la sala. Algo grandioso me sacó de la niebla e hizo mi corazón latir lo suficientemente fuerte para que recordara que no era un robot y que tenía vida corriendo en mis venas.

- Lauren, ¿dónde estás?

La latina preguntó y oí sus pasos siguiendo por el pasillo.

- ¡En el terraza!

Hablé lo suficientemente alto para que ella oyera y esperé ansiosa por su aparición, ya preparando mis pulmones para la falta de aire que se acercaba. Y así fue como sucedió. La latina apareció en la puerta del balcón y como un reflector celeste, el sol iluminó a toda aquella mujer, bañando su cabello, ropa y piel, y allí se fue mi aire. Yo sonreí y en ese instante noté que algo estaba extraño. Ella no sonrió de vuelta. Camila estaba pálida, tenía los ojos grandes, la respiración irregular y temblaba las manos, mientras me miraba con temor.

- Camz, ¿qué ha pasado?

Me acomode en la silla y dirigí mi mirada hacia la suya. Me apretó el corazón verla mirándome así, como si algo gravísimo hubiera ocurrido. En días tan atormentados, por la extrañeza del destino, o de la vida, o por estar calentita, mantuve una extrema calma y permanecí mirando a la bella mujer parada de frente a mí. Los ojos almendrados fueron inundados y se enrojecieron. Ninguna lágrima cayó. Ellas se congelaron en aquellas retinas. Camila se sentó derrotada en la silla al lado de la mía. suspiró como si fuera su último aire. Cerró los ojos y apretó los párpados liberando las lágrimas que estaban aprisionadas. Camila encaró sus propias manos y cayó en llanto. Exasperada, me levanté y flexionando mis rodillas, me paré de frente a ma mujer. Rodajas finas eran cortadas lentamente de mi corazón. Verla llorar causaba en mí la mezcla dolorosa de pánico e inutilidad. Sostuve levemente en su barbilla y erguí su rostro para mirarla a los ojos. Los iris vacilantes entraron en conexión con los míos. Podía ver su alma inquieta reflejada en sus ojos. Decidí acariciar su rostro. Lentamente deslicé mi mano sobre su piel, ella puso su mano sobre la mía y cerró los ojos. Yo estaba extremadamente asustada y curiosa, pero la calma que habitaba en mí era similar a lo que sucede en el mar después de una fuerte tormenta.

- Creo que te amo... - Camila lo soltó como un secreto, susurrando y con los ojos cerrados, aún sintiendo mi mano en tu piel. - Creo que te amo incluso más de lo que debería. - Ella abrió los ojos. Dos lágrimas valientes se lanzaron en caída libre por su cara. - Creo que no. Estoy segura. Te amo y no debería amarte, porque ahora va a ser mucho más difícil dejarte.

Frunci el ceño involuntariamente.

- ¿Dejarme? - Pregunté con extrañeza. - ¿Qué pasa? ¿Hice algo malo?

Camila sostuvo mi mano que estaba en su cara y se alejó de su piel. Ella besó mi mano y puso nuestras manos unidas en su muslo. Ella observó aquel contacto, aquella unión. Decidí hacer lo mismo y me admiré. ¡Era hermoso! Mi piel blanca combinaba perfectamente con su morena, así como mis ojos verdes combinaban con su marrón, así como mi sonrisa combinaba de aparecer junto con la de ella.