Point of view Lauren
El día aún no había aclarado totalmente, pero algunas de las nubes de color rosado contrastaban en el azul, anunciando que la estrella más grande se acercaba para otro día de gloria. El sol. Yo que no había clavado los ojos, estaba sentada en la terraza observando el gradiente de colores que se exhibía en el cielo. ¡Era hermoso! Mientras el sol se acercaba un poco más, el rosado se volvía naranja y se extendía por el azul extenso. La magia de esa mezcla de colores que ocurría de forma tan natural, probaba que Dios no era más que un artista en ascenso, que usaba las nubes blancas como paleta para mezclar sus colores favoritos y así, colorear su infinita pantalla azul. Y esa mañana, yo era una atenta espectadora de su magnífica obra, los rasgos tan suaves y tan bellos me robaban el aire. Cada vez que veía el amanecer, oía el canto de las aves, sentía la brisa y respiraba el perfume de las flores, pensaba: "Dios, déjame sentirlo de nuevo mañana". Y cuando el mañana sucedía, y abría los ojos, y llenaba los pulmones de aire, y sentía que la vida me sucedía un día más, yo pensaba: "Él me escucha".
La vida ya ocurría en las calles. Autobuses, coches, personas. Todos caminando apresurados, iniciando otro ciclo. La vida para unos se iniciaba en las maternidades, en los hospitales algunas vidas se cerraban, para unos la vida apenas continuaba y para mí, la vida empezaba de nuevo. Esa era otra página en blanco, una nueva respiración.
Mientras miraba al cielo y me perdía en la coloración, vi una gaviota volando libremente. El batir coreografiado de sus alas me despertó envidia. La visión del mundo que ella tenía de allá arriba me era deseable. Entonces, por unos minutos, me imaginé como aquella gaviota, volando libre entre los árboles, mezclándome las nubes, rasante por los mares, volando cada día a un lugar diferente, Explorando el mundo, destacando a la inmensidad azul y siendo mirado por alguien solitario, que estaría deseando estar en mi lugar.
En el horizonte, los primeros rayos rompían las nubes, y los pajaritos cantaban en conmemoración, y las flores florecían festivas, y las abejas, y las mariposas contemplaban todo aquello junto conmigo. En mi taza, el café se había enfriado, y con el cuaderno abierto y la pluma en la mano, yo esperaba que el poema perfecto sucediera. El canto de los pájaros se hizo más intenso, junto con los sonidos de la calle. Me recosté en la silla y cerré los ojos para concentrarme en los sonidos de la vida que ocurrían. Junto con la brisa ligera que corrió por el aire, el perfume de las gardenias cultivadas por mi vecina se propagaron por el aire. Ese aroma, que era bastante similar al perfume floral usado por la bella latina, fue el pretexto que mi cerebro encontró para traerla a mis pensamientos, como si ella no estuviera fijada allí. Aún con los ojos cerrados, sentí el beso de nuevo. La textura suavizada de aquellos dulces labios nuevamente estaban siendo sentido por mí, sentía perfectamente acariciar suave y deslizante en mi boca. Y así, como el sol nace todos los días, pues esa es su función, mi sonrisa se expandió por mi rostro, pues era esa su función al acordarse de aquella mujer. Aún con la sonrisa pegada en los labios, me encontré recordando su sonrisa, su voz en mis pensamientos enmudeció los pájaros, los coches, los autobuses, las personas, mis pensamientos. En ese instante, volví al primer día que fui a ese bar, y como una visita no deseada, el fantasma de "¿Y si?" vino a atormentarme.
¿Y si mi padre no fuera un monstruo? ¿Y si Keana no hubiera encontrado mi diario? ¿Y si ella no me hubiera atormentado con esos recuerdos? ¿Y si mi huida de sus preguntas no me hiciera salir a despejar? ¿Y si ese bar no estuviera abierto? ¿Y si no fuera Camila? ¿Y si todo lo que pasó no hubiera sucedido? ¿Y si?
Esa ola torcida de pensamientos fue cortada por la mitad por el vibrador de mi celular. Miré el aparato posado en mis muslos y en la pantalla brillante parpadeaba el nombre de Camila. Su mensaje deseándome un buen día me llevó a otra sonrisa. benditos efectos.
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The Last Coffee - Camren [Traducción]
Fiksi PenggemarElla era una escritora en el apogeo de su fracaso, no vendía más libros, ni escribía más poemas, aún no había aprendido lo hermosa que era la poesía de un corazón en desorden. Mientras tanto, al otro lado de un mostrador, esperándola con otro café q...