Reconstruye

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Point of view Lauren

La noche aún estaba presente, las estrellas aún en el cielo, la luna aún brillaba, y en aquella habitación sentía las paredes apretando la grandeza de los sentimientos que salían de mí aquella madrugada. Mirando a los astros celestiales del cielo marfil, repensaba todos mis conceptos y me sentía más adulta que cuando desperté la mañana anterior. De un día para otro, había crecido lo que en años no había evolucionado. Y, desprendiendo la mirada que miraba las estrellas, me volvía en admiración a la mujer que dormía a mi lado. Parecía un ángel. Un hermoso ángel que viene del cielo para cambiar toda mi vida. Camila. Ese nombre se eternizaba y era tatuado en mi corazón, transformando a la latina en la mujer que más había dejado marcas en mí. Ella, que en tan poco tiempo, se atrevió a hacer de mi vida una escuela, me hizo su alumna. Yo que pensaba que era tan lista, me di cuenta esa mañana que no era más que una niña hasta que la conocí. Con Camila aprendí que el amor sólo es posible cuando entramos uno en el tiempo del otro. Dejando de lado las exigencias, mirando a los ojos y aceptando que cada uno posee imperfecciones. Todos tenemos defectos, pero cuando el amor viene de forma verdadera, nuestras fallas se transforman en detalles tan pequeños, que dentro de un intercambio de miradas apasionadas, pasan a no existir. El amor sólo es posible cuando dentro de los corazones hay la inmensa voluntad de caminar juntos, independiente de las piedras en el camino. Yo, siempre apresurada, ella siempre tan serena. Tiempos diferentes, pero que de manos entrelazadas, caminaron juntos, en el mismo compás. " Pero, ¿cómo es posible?" me preguntas ahora, yo te respondo: Siempre he tenido prisa. Siempre hice mi vida correr más rápido que el reloj. Pero cuando la vi, andando tranquilamente por la vida, apreciando cada segundo, cada paso. Me pareció tan curioso que quise caminar a su lado. Yo en mi prisa, quise seguir sus pasos y mirar con sus ojos el mundo a mi alrededor. Me enseñó muchas cosas en poco tiempo. Probándome que el amor es el milagro de la inteligencia humana. Sin amor, todos somos tontos corriendo en círculos. La latina suspiró, sin embargo, no vino a despertar, apenas movió su cuerpo, acomodando la almohada debajo de su cabeza. Ah, ese rostro... Esos rasgos. Sin que yo lo notara, ya estaba sonriendo y recordándome cómo me había sucedido todo. Recordé el bar, la cafetería y todo lo que nos pasó. Me acordé de sentarme con ella y quedarme mirando la forma en que hacía dibujos con la mano en el aire, mientras hablaba. Recordé cómo se expresaba y lo dulce que era en cada mirada. Yo, en mi contemplación, intentaba decorar dentro de mí, lo que el tiempo el día llevará. De forma desesperada y apasionada, grabé cada gesto de ella, para que un día, en mi vejez, yo pudiera recordar vagamente algunos de sus gestos y pudiera así, sonreír. Camila me enseñó que el tiempo apremia. Que para los amantes, el tiempo es el mayor rival. El "tic tac" no para Y el ahora es mucho más importante cuando se ama. Y como no sé cuánto tiempo me queda, descubro que la mejor forma de eternizarla en mí es amando. Es viviendo ese espacio de tiempo, compartiendo mis pocas sabiduría, con sus grandes riquezas de una visión completamente hermosa del mundo. Ese tiempo en que nos mezclamos, no sólo en la cama, sino en las conversaciones, en los gustos, en las risas. Ese tiempo que la vida me permite despertar a tu lado, como esa mañana y contemplar el milagro que me sucedió. Entonces, viendo a este hermoso ángel descansando, descubro que ahora tengo la oportunidad de darle mi mejor parte. Ya que si el milagro ha ocurrido, ahora sólo me queda ganarlo. Y al saber que la vida está llena de sorpresas, aprendo, mirando a aquella dulce mujer, que el amor, es el ahora. Es una rosa, un café en la cama, una sonrisa. El amor no es lo que hicimos ayer, ni lo que haremos mañana. El amor es lo que estoy haciendo ahora. Es la mirada de vislumbre que deposito en ella, en el momento en que el sol está naciendo y de ojos atentos, la veo dormir.

(...)

La mañana ya había despontado totalmente. Era poco más de las siete de la mañana, Camila aún no había despertado y yo comprendía perfectamente su cansancio. Nuestra noche había sido larga. Tomando la libertad de darle un día libre, le envié un mensaje a Normani pidiéndole que hablara con Ally, y así, ella dejaría a Camila por ese día. Mi amiga confirmó que haría eso y me relajé. Saliendo de cerca de la ventana, volví a acostarme. Moví el celular. miré al techo. Conté las vueltas que hacía el ventilador de techo mientras giraba rápidamente y ya cansada de estar en ese cuarto, salté de la cama y abriendo suavemente la puerta, puse la cara afuera. Todo estaba en completo silencio, yo podía bajar, fumar mi cigarrillo, comprar un café y después volver y esperar a que Camila despertara para hablar con sus padres. Notando que aún estaba en ropa interior, cacé por la habitación mis pantalones, mis botas y mi camisa. Después de vestirme, volví a abrir la puerta. El silencio permanecía todavía. Puse un pie hacia fuera, después el otro y cerré la puerta lentamente. Caminando con la suavidad de un felino astuto, avancé el pasillo, alcancé la escalera y bajé.

The Last Coffee - Camren [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora