No logré alcanzar ni siquiera un solo ápice de sueño durante toda la noche. Este ni siquiera pasó a saludar.
Mi sueño tuvo que ser postergado puesto que, la noticia de la mudanza que mi madre me planteó anoche, me estuvo carcomiendo completamente. Al principio me negué , pero luego entendí que la felicidad de mi madre era más importante y con toda la tristeza del mundo accedí, después de todo era por mi mamá, ella es lo único que tengo. Mi papá se fue cuando tenía diez, por serle infiel a mi madre. Al principio lo veía cada mes, después dejó de llamar y de contestar las llamadas, empece a desarrollar un tipo de rencor hacia él. Me molestaba mucho su capacidad para ignorar a su propia hija. Luego logre entender que no puedo amargarme la vida por alguien que no se ha preocupado por mí en más s de 5 años. Lamentablemente , ni el entendimiento ni el tiempo hacen que desaparezca el dolor, después de todo, sigue siendo mi papa.
Cuando le conté a mis únicos dos amigos: Pepper y Seth, sobre la mudanza, no lo tomaron tan bien, ya que, ellos tenían grandes planes para la universidad estatal, ir juntos y todo lo demás. Pero como buenos amigos que somos, concordamos en hablar y vernos cada vez que pudiéramos. Todo el asunto de la mudanza no me agradaba lo suficiente como para tener ganas de empezar una nueva vida. Pues se me hace un poco difícil hacer amigos y ciertamente, tampoco lo intento. Siempre he estado sola y eso nunca me ha molestado. No me simpatiza la compañía y no suelo ser la persona más agradable. Para serles sincera, odio a la gente. El simple hecho de estar en un espacio con más de cinco personas desconocidas me da ansiedad. Pero lamentablemente, debo cambiar, quiera o no.
—¡Hazel Ann!— escuché la irritable voz de mi madre interrumpiendo mis pensamientos—. Despiértate, que ya van a ser las ocho — agradezco saber lo exagerada que es mi mamá, cómo para darme cuenta que en verdad faltan quince minutos para que den las siete de la mañana.
Me di cuenta que aún seguía en mi cama, me levanté con pesadez y tallando uno de mis ojos con mi puño derecho, cogí mi toalla y fui a darme una ducha.
Al salir del baño camine hacia el armario y me miré en el espejo con desgracia. Genial!, otro dia mas con vida. Cogí unos pantalones holgados y una camisa con un dibujo que ya era irreconocible debido a todas las veces que la había usado.
— ¡Mamá! —grité—. Has visto mis tenis blancos?— salí de mi habitación y asomé mi cabeza por las escaleras.
— ¿No son estos que están tirados debajo del sofá? — respondió ella con un poco de molestia en su voz—. ¡Ay Hazel sabes como odio el desorden en esta casa!—rodé los ojos.
Escuché un claxon sonar a lo lejos y por instinto supe que era Seth, así que traté de terminar de acomodarme lo más rápido posible.
—¡Adiós mamá, te quiero!— dije al cerrar la puerta.
Al entrar al carro de Seth, este me recibió revolviéndome el cabello con una mirada juguetona.
El día transcurre entre clases insignificantes.
Me encuentro en clase de literatura, giro mi cabeza hacia el ventanal que hay en el salón, a través de este se ve todo el jardín trasero de el instituto. En en el medio del césped recién cortado se encuentra una ardilla tomando sol, que vida tan dura, ojalá me muera y reencarne en una ardi...
—Señorita Storm, ¡Señorita Storm!— me saca de mis pensamientos la voz alzada de el Profesor Bennet.
Alzo mi vista y me encuentro a este con una ceja enarcada e intensificando su mirada sobre la mía
—¿Ah? ¿Qué? — balbuceo confundida.
—¡Si le gusta tanto mirar hacia afuera, entonces vaya y quédese allá!
—Sería un placer— murmuro casi inaudible.
—¿Disculpe? Salga ahora mismo y espéreme afuera— me limito a asentir y a acatar su orden. Posterior al sermón del Profesor Bennet, decido caminar hacia la salida del instituto.
—¿No deberías estar en clases?— me congelo y me volteo ligeramente, reconociendo la voz que hace que mi corazón se acelere.
— Hola André— digo con nerviosísimo.
André Adams, un ser perfectamente procreado, ojos color avellana y cabello espeso color miel.
—Hazel, Hazel—canturrea —. Siempre metiéndote en problemas.
Sonrío tímidamente. Por Dios Hazel, reacciona!
—Buen viaje hazel— me susurra al compás que me deja un beso en la mejilla y se aleja, siento que ya la sangre fluye por mis venas otra vez.
Después de un repaso mental de lo que acaba de pasar sigo mi camino y me dirijo hacia la salida.
***
Son las siete con veinticinco de la noche, siento gruesas lágrimas correr por mis mejillas mientras veo a Pepper sorber su nariz y limpiarse los mocos con el dorso de su mano.
—Ew, Pepper — dice Seth asqueado y esta le lanza uno de los pañuelos que tiene en la mano.
Nos despedimos una última vez y logro que Seth me suelte para abordar al avión. Definitivamente, los voy a extrañar.
Ya en alguna parte del cielo, me sumergí en mis pensamientos.
Sinceramente no tengo muchas ganas de cambiar mi personalidad solo por una mudanza. Las razones van muchísimo más allá de solo tener una nueva vida. Nadie puede saber de mi pasado. Nadie puede saber que es lo que en realidad está pasando. Mentalmente me puse una máscara y dije para mis adentros:
El show ha empezado.
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Storm
RomanceNo creas en todo lo que ves, recuerda que la sal también parece azúcar. Tampoco comas todo lo que luzca bien, así es como te envenenas. Hazel Storm y Ranger Thompson. Chica buena e ingenua. Chico problemático. ¿Típico cliché no? Pero Hazel no es...