Ha pasado una semana desde que regresamos de el viaje escolar. Ranger y yo hemos estado hablando bastante últimamente y mis sentimientos se van haciendo una y otra vez más claros.
Pero aún hay algo que no me cuadra, hay algo que no se siente bien, como si estuviera en una película, como si nada de esto fuera real. Tal vez solo sea el miedo a salir lastimada, pero es que se siente tan extraño que no puedo evitar desconfiar.
Se lo he mencionado a Faith y todas las veces se pone incómoda y cambia el tema de forma brusca. He comenzado a pensar que me está escondiendo algo.
—¡Hazel!— grita mi madre desde la planta baja.
—¿Qué?—respondo alzando la voz.
Pasan unos segundos y no responde. Por lo que vuelvo a preguntar.
—¿Qué mamá?
De nuevo no escucho ninguna respuesta. Gruño con desesperación porque sé que lo está haciendo solo para que vaya a donde ella se encuentra.
Me incorporo desprendiéndome de las cobijas de mi cama y procedo a bajar las escaleras con aire resignado.
—¿Qué pasó?—digo con disgusto.
—Me llamaron del trabajo, tengo que ir a correr unas nóminas y no sé a qué hora regresaré. Hay dinero para una pizza en el meson— dice mientras coge unas carpetas de la mesa del comedor.
—¿Para eso me hiciste bajar?—bufo.
Ella se acerca y me da un beso en la mejilla.
—Si vas a salir me envías un texto, ¡te quiero!
—Yo igual— digo mientras la veo salir por la puerta.
Me acerco hacia la cafetera y la enciendo para preparar café.
Minutos después, me dirijo hacia el refrigerador y saco la leche, luego voy hacia el estante, cojo el cereal y un envase de vidrio. Mezclo la leche con el café y luego le añado el cereal.
Saco unos cubitos de queso de el refrigerador, se los coloco por encima a el cereal. Me sirvo un vaso de agua y me dirijo hacia la sala de estar.
Es una mezcla rara, lo sé.
Al encender la televisión, sonrío genuinamente al ver que están dando ese programa en el relatan las vidas de seis amigos que viven juntos en Nueva York. ¡cómo me encanta!
Aproximadamente una hora después, el sonido de el timbre interrumpe mi querida tranquilidad. Gruño con disgusto y me levanto sin ánimos hacia la puerta.
Al abrirla veo a Ranger recostado en el marco de ésta y abro los ojos con sorpresa. Lleva unos shorts caqui color blanco y una camisa de botones manga larga, color azul cielo, arremangada hasta los codos. Carga unos lentes de sol negros que lo hacen ver más sexy. Él me mira de forma burlona y luego posa su vista en mi atuendo. Copio su acción y me percato de que solo llevo puesto unos shorts cortos y una camisa de tirantes. Me sonrojo instintivamente.
Ranger deja la mirada en mis pechos por más de lo debido.
—Ey, mis ojos están arriba— le grito.
Él suelta una risa y me empuja para entrar a la casa.
—¿Que te he dicho sobre entrar a mi casa sin permiso?— digo frustrada—Mi mamá está aquí y no te puede ver.
Él camina hacia la cocina con pasos relajados.
—Sé que tú mamá no está.— alzo las cejas con confusión.

ESTÁS LEYENDO
Storm
RomanceNo creas en todo lo que ves, recuerda que la sal también parece azúcar. Tampoco comas todo lo que luzca bien, así es como te envenenas. Hazel Storm y Ranger Thompson. Chica buena e ingenua. Chico problemático. ¿Típico cliché no? Pero Hazel no es...