La última semana y media he estado conviviendo mucho con Faith, Trevor y el mismísimo Satanás, alias Ranger.Ha sido una lucha constante poder lidiar con el temperamento de Ranger, a veces me trata tan bien que siento que no es real. Otras veces me trata como si yo fuera el ama de llaves de su mansión.
He tenido batallas conmigo misma por no rendirme respecto a él. Mi yo altanero dice que lo mande a regresarse por donde vino mientras, mi yo compasivo me dice que no me rinda, que confíe en él.
El sonido estruendoso de la campana me saca de mis pensamientos y me dispongo a recoger mis cosas para dirigirme hacia la salida. Busco a Faith o a Ranger entre la multitud pero no logro mi objetivo. Al cruzar las puertas de el instituto y dar una vista panorámica a el lugar. Lo veo
Me quedo estática en mi lugar y siento el nerviosismo atacar brutalmente mi cuerpo y mi mente. Piedras se asientan en la boca de mi estómago mientras con pasos temblorosos me acerco a él.
¡¿Qué se supone que estás haciendo?!
¡Aléjate de él! Me grita el subconsciente.Está recostado en una camioneta color verde militar. Su mirada está fija en su teléfono celular y su ceño está ligeramente fruncido. Está vestido completamente de negro y la cadena que cuelga de su pantalón lo hace ver más intimidante aún. No se percata de mi presencia hasta que estoy a escasos metros de él. Pone su mirada en mi y esboza una sonrisa pícara.
—Hazel— dice en un asentimiento en lo que reconozco como un saludo.
—¿Qué haces aquí?— el tono despreciable que uso le hace saber que no me agrada su presencia.
—Vine a hablar contigo— ahora su semblante es serio y demandante.
Quiero decirle que no tengo nada que hablar con él y que me deje en paz, pero mi voz se perdió en mi garganta.
—¿Me permites llevarte a tu casa?— dice rompiendo el silencio.
Dudo unos segundos y la curiosidad termina por ganarme. Mi subconsciente me reprende repetidas veces que esto está mal. Asiento débilmente y el me abre la puerta de el copiloto. Pasan varios minutos en los que espero con ansias que hable, pero él solo se dedica a conducir.
—¿Entonces?— digo ya impacientada y con nerviosismo.
Él suspira con pesadez y me da una mirada fugaz. Se detiene en un semáforo y se dispone a hablar.
—Tienes que alejarte de Ranger — dice y frunzo mi ceño en confusión—. Te va a hacer daño, cariño.
¿Qué?
—¿De dónde conoces a Ranger?
—Eso no importa, lo que importa es qué sé lo suficiente para saber que no es bueno para ti y que no debes estar con él.
El auto sigue su movimiento y veo como agarra el volante con agresividad y su mandíbula se tensa.
—¿Y tú si eres bueno para mi, Deuce? — espeto con furia.
—No es eso a lo que me ref...
—No tienes ni el mínimo derecho a decirme quién es bueno para mi y quien no— digo alzando mi tono de voz —. Ya no eres parte de mi vida.
—No importa si soy parte de tú jodida vida o no Hazel. Sé que él no es bueno para ti, te está engañando. Él no es quien tú crees.
Una carcajada sin humor brota de mi garganta. Un torrente de furia me invade.
—¿Con qué puñetera moral dices eso?—espeto con indignación—. Tú eres la persona menos indicada para decirme que alguien no es quién yo creo.
—Hazel...— intenta acercar su mano a mi cara.
—¡No!— grito —. No puedes decirme qué él no es quien yo creo cuando tú usaste una puta máscara todo el tiempo que estuviste conmigo. Cada segundo me engañaste y me mentiste— siento el familiar nudo formarse en mi garganta y cada vez se hace más difícil hablar—. Además. ¿Cómo conoces a Ranger?
—Temo que esas son cosas que no te puedo decir.
—Bien— digo indignada—. No te creeré ni una sola palabra mientras no me digas de dónde lo conoces. Puedes estar inventando todo en una escena de celos.
Deuce abre la boca con indignación.
—¿De verdad crees que esto es una jodida escena de celos, Storm?— suelta una risa sin humor—. Me estoy preocupando por ti, estoy tratando de advertirte para que no te hagan daño.
—¿Más daño de el que tú me hiciste?— el dolor es notable en mi voz y un destello de arrepentimiento aparece en los ojos de el chico —. Nunca te has preocupado por mi, no tienes por qué empezar ahora.
—Hazel, yo...
—No Deuce— le reprocho—. Esto se acabó.
No me di cuenta de cuando el auto se detuvo. Y mucho menos me di cuenta de que nos encontrábamos al frente de mi casa.
Me dispongo a abrir la puerta de el coche pero Deuce me agarra del brazo y me tira hacia él bruscamente. Y lo único que puedo sentir después de eso...
Son sus labios.
Sus labios chocan contra los míos de forma salvaje. Quedo en estado de shock por unos momentos dudando si responder o no. Pero el deseo me vence y terminó moviendo mis labios a él compás de los suyos. El beso es demandante, es necesitado.
De pronto recuerdo las veces que lloré extrañando sus labios, recuerdo la preocupación que sentía, recuerdo lo mucho que me hizo sufrir.
Entonces sus labios queman, su toque duele. Lo alejó bruscamente poniendo mis manos sobre su pecho y niego repetidamente con mi cabeza.
—No puedes hacer esto— digo con voz entrecortada—. No te voy a dejar entrar a mi vida para hacer un desastre y volverte a ir— digo casi en un sollozo—, Por favor, te lo pido por lo qué más quieras, aléjate de mi Deuce. Vete y no vuelvas— le suplico—, No necesito que tú mierda en estos momentos.
Abro la puerta de el coche y me dispongo a salir.
—Hazel, por favor...
—Solo...vete— empujo la puerta de forma brusca y me dirijo a paso tembloroso a mi hogar.
No miro hacia atrás, sé que esto es lo mejor. Sé que aún siento cosas mínimas por él. Pero no me voy a dejar cegar por eso. Cierro la puerta detrás de mi y me deslizo en esta hasta caer en el piso. Estoy temblando, me duele la cabeza y tengo mi corazón dando volteretas como si fuera porrista.
Y aquí estoy, mirando a la nada, pero pensando en todo.

ESTÁS LEYENDO
Storm
RomanceNo creas en todo lo que ves, recuerda que la sal también parece azúcar. Tampoco comas todo lo que luzca bien, así es como te envenenas. Hazel Storm y Ranger Thompson. Chica buena e ingenua. Chico problemático. ¿Típico cliché no? Pero Hazel no es...