—¿Aló?— dice con voz rasposa.—Necesito que me digas a dónde vamos para poder saber cómo vestirme— digo.
—Te dije que es una sorpresa Hazelnut. Pero, vístete cómoda, es más sencillo de lo que crees.
—Pero...
—Pero nada, en media hora estoy ahí, así que es mejor que te apures— y con eso cuelga.
¡Agh!
El reloj en mi celular marca las siete con veinticinco de la noche. Estoy parada frente a mi armario con bastante indecisión. Ranger me dijo que me vistiera cómoda, pero no estoy segura de que esa sea la mejor opción.
Al cabo de veinte minutos y diez diferentes tipos de prendas. Me decidí por hacerle caso a Ranger y colocarme un pantalón de algodón color gris y un top con mangas color negro. Tardé varios minutos en colocarme la parte de arriba porque cada vez que lo intentaba, me lastimaba la mano.
Me miro al espejo unos momentos y dudo si debería cambiarme el top, debido a que muestra una parte de mi estómago. Respiro hondo, me enderezo y me digo:
—Eres hermosa, eres increíble, eres poderosa.
Mientras me estoy colocando mis tenis deportivos, el sonar de un claxon llega hasta mis oídos. Trato de terminar lo más rápido posible, me doy un vistazo en el espejo por última vez y bajo corriendo por las escaleras.
—¿Ya te vas?— habla mamá desde la cocina.
—¡Si, te quiero!— grito llegando a la entrada.
—Cuídate y saludos a el chico de ojos verdes— alcanzo a escuchar mientras cruzo el umbral de la puerta.
Debido a que mi mamá ya sabía quién era Ranger, me decidí por decirle que saldría con él y por suerte, ella no tuvo inconveniente alguno.
Abro la puerta del copiloto y me subo en la camioneta.
—Hola— digo al entrar.
Ranger no responde, giró mi cabeza para verlo, y lo encuentro mirándome de forma peculiar, como si estuviera examinándome. Sus ojos van desde mi cabello, pasando por mi pecho y terminando en mi estómago descubierto.
—¿Ranger?
Repentinamente coloca su mano en mi mejilla y estampa sus labios contra los míos. Le sigo el beso de forma instantánea. Es demandante y apasionado, pero no dura mucho. Al cabo de unos segundos, nos separamos con respiraciones agitadas.
—Tremenda forma de saludar— hablo.
—Te ves hermosa.
—Gracias— digo sonrojada—. ¿Ya me puedes decir a dónde vamos?
—Ya lo verás.
Después de unos diez minutos de camino, el auto se detiene en un local de comida rápida.
—Espera aquí, ya regreso— dijo antes de bajarse de el vehículo.
Me pareció bastante extraño que formara tanto misterio solo para un local de comida rápida. Pero, no me quejo, prefiero mil veces comer aquí, que en un restaurante todo elegante. Se me agua la boca con solo pensar en papitas fritas con helado.
Al cabo de cinco minutos, localizo a Ranger saliendo de el establecimiento con bolsas en cada mano. Al llegar, las coloca en la consola de la camioneta.
—Compré cuatro raciones grandes de papas fritas y dos helados de vainilla.
—No tengo palabras.
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Storm
RomanceNo creas en todo lo que ves, recuerda que la sal también parece azúcar. Tampoco comas todo lo que luzca bien, así es como te envenenas. Hazel Storm y Ranger Thompson. Chica buena e ingenua. Chico problemático. ¿Típico cliché no? Pero Hazel no es...