BORRADOR SIN EDITAR. PERDONAR LOS ERRORES.***
La mañana siguiente entro a la clínica con los nervios descontrolados. Tal vez me esté precipitando y esté cometiendo un error pero justo ahora no pienso... o bueno, sí lo hago, veo el futuro en mi mente y no me gusta como se ve. No quiero tener una carga ahora, porque eso es lo que sería un hijo para mí, por más cruel e insensible que suene.
Yo nunca soñé con tener hijos, nunca se me pasó por la cabeza ser madre y me aterra arrepentirme en el último momento. ¿Qué haría si así sucede? No concibo la idea de criar a un bebé. La adopción es una opción, pero estaría dentro de mí nueve meses, le tomaría cariño y eso es lo que menos quiero.
Al llegar a la recepción me sorprende ver a Diamond allí, un nudo se forma en mi garganta y ella se acerca para darme un reconfortante abrazo.
–No estoy de acuerdo con tu decisión, pero justo ahora necesitas mi apoyo, no mis regaños. Estoy contigo pase lo que pase– dice en mi oído antes de apartarse y poner un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.
–Gracias– susurro y sin tener que decir una sola palabra, la enfermera nos hace pasar a un consultorio.
–Debemos primero hacer una ecografía para ver el tiempo de gestación, si tienes más de cinco semanas o detectamos un latido, no podemos realizar el procedimiento– asiento con la cabeza a las palabras de la mujer y me desvisto para subir a la camilla.
Todo esto me asusta, el hecho de que esté haciendo algo ilegal y esté arrastrando con ello a personas que pueden salir perjudicadas, no me hace sentir mejor.
Un hombre entra a la habitación cuando estoy preparada, saluda a Diamond con un poco más de confianza de lo que estoy acostumbrada a ver y luego me mira.
–Señorita Dickinson, espero que se encuentre bien hoy– dice y noto el sarcasmo en sus palabras. No sé si está regañándome o haciendo que me siente mejor. Ninguna de las dos me ayuda. Me quedo en silencio y eso parece ser respuesta suficiente para él quien se pone unos guantes y toma el transductor –Esto va a molestar un poco.
Diamond se coloca a mi lado, de vista a la pantalla en el momento en que el aparato me penetra. Hago una mueca de incomodidad y tomo aire rogando que no hayan latidos ahí dentro. El doctor mira atentamente la pantalla mientras trabaja en los bajos. Yo solo miro el techo, o a cualquier cosa menos el monitor. No quiero ver lo que hay en mi útero, no sé qué efecto tendría en mí observarlo.
–¿Y bien?– pregunta Diamond impaciente. Aprieto los ojos esperando la respuesta.
–No hay latidos, naturalmente. Solo tiene dos semanas de gestación– suspiro vergonzosamente aliviada –Podemos proceder.
Son esas palabras que hacen que todo mi cuerpo entre en estado catatónico. No escucho, no hablo, solamente puedo escuchar mis pensamientos recriminándome mi decisión, pero ya no hay vuelta atrás.
Cuando estamos en una especie de quirófano y todo está listo. El doctor se pone frente a mí con expresión seria.
» –Es mi deber como médico decirte qué hay más opciones, como la adopción por ejemplo– me encojo de hombros, ausente. Él asiente –Bien. Entiendo.
Mientras comienza todo, trato de convencerme a mí misma de que esto es lo que debo hacer. Que no estoy matando a nadie, que ni siquiera tiene vida aún.
Espero no arrepentirme por el resto de mi vida.
***
Miro por la ventana. El cielo está muy brillante, todo está en su curso normal excepto yo. ¿Por qué siento que he arrancado una parte de mí de forma violenta? Porque de una forma u otra, lo he hecho.

ESTÁS LEYENDO
Yes, Sir (+18)
RomanceFue ver sus ojos y perderme en ellos. Eran atrayentes, misteriosos y a la vez risueños. Cuando se posaron en mí entendí la magnitud de los hechos: él me había cautivado con una sola mirada, me había hecho rendirme a sus pies. Sabía que él sería el...