Sabía que este momento llegaría, que la burbuja se rompería y que la magia se acabaría. No quería enamorarme de él por esto, pero fue inevitable, no pude controlarlo y ahora saldré con el corazón roto. No creía que finalizaría todo tan pronto y repentino, estábamos bien, excelente, al menos eso pensaba. Me pregunto qué ha pasado.Estoy segura que mi mirada expresa todo lo que siento porque Darius termina riendo, confundiéndome aún más. Me toma de las mejillas y me besa con fuerza, con ganas y sinceramente no estoy entendiendo nada.
–Estás raro– murmuro sobre sus labios –¿De qué debemos hablar?– intento separarlo de mí, que me mira a la cara, pero mantiene nuestras frentes unidas al mismo tiempo que me abraza con fuerza –¡Darius!– insisto ya nerviosa.
–Ven conmigo a Grecia– suelta de repente dejándome o de piedra. ¿Qué?
Lo sujeto del rostro y lo obligo a que finalmente me mire. ¿Está hablando en serio o es solo la calentura del momento? No puede decirme estas cosas así, no puede jugar conmigo de esta manera. Es cruel.
–No bromees– le digo con seriedad, aunque con el corazón descontrolado.
–No lo hago, quiero llevarte a Grecia, quiero que conozcas lo que soy, mi vida– acaricia mi cara, quitando los mechones de pelo húmedos y echándolos hacia atrás.
–¿Estás seguro? Eso es algo demasiado serio, Darius. Tengo una vida propia aquí, tú tienes una igual allá, es una decisión muy importante de tomar.
–Créeme que lo pensé muchas veces, tal vez no sea el hombre que pondrá un anillo en tu dedo, pero quiero ser el que te lleve a conocer el mundo. No quiero ser un Dean en tu vida, omorfiá.
–Creí que le huías al compromiso, que valorabas tu soltería– murmuro con el pulso a todo dar, no puedo creer que me esté dejando entrar en su vida. Ni siquiera tenemos una relación estable, nada con etiquetas. ¿Y ahora quiere que me vaya con él al otro lado del mundo?
–Entonces no te conocía– muerdo mi labio inferior intentando contenerme pero no lo consigo.
Me lanzo sobre él y lo beso brío, con emoción, y soy correspondida de la misma forma. Me enredo en su cuello y pego mi cuerpo envuelto solo por una toalla al suyo, busco su piel, su toque, su pasión. Darius suelta el nudo dejándome completamente desnuda, bajo mis manos para buscar su cierre, necesito sentirlo, tenerle adentro mientras vuelve a pedirme que me vaya a vivir con él a su país.
Nuestras bocas siguen devorándose con pasión, apenas logro liberarlo sin poder ver, pero eso no es un obstáculo para seguir dándole rienda suelta a nuestra libido. Lo siento entrar en mí de una sola estocada, gimo sobre su boca, abro más mis piernas para darle acceso y me echo hacia delante para romper todo espacio entre nosotros.
Darius comienza a mover sus caderas con fuerza, con rudeza, se separa de mí y me mira a los ojos con lujuria ardiente. Muerdo su labio inferior con fiereza, casi sacándole sangre a lo que él responde saliendo de mí, y dándole vuelta a mi cuerpo, dejándome sobre mis pies y mirándome al espejo. Mi griego vuelve a empalarme mientras observa nuestro reflejo.
Me veo a mí misma, sacudiéndome por cada embestida, con la boca abierta liberando gemidos de placer, el rostro sonrojado y las pupilas dilatadas por la excitación. Es erótica la imagen, perfecta, como si fuimos hechos para esto. Sin dejar de verme lleva sus labios a mi cuello y deja un camino electrificante en mi piel. Encaja sus dientes en mi clavícula haciéndome temblar.
Lanzo mi brazo hacia atrás para mantenerlo cerca de mí, muerdo mi labio cuando él orgasmo se desata en mi cuerpo produciendo las deliciosas convulsiones. Me corro con un prolongado gemido, apretando a Darius con mis músculos, quien gruñe como león salvaje y me embiste aún más fuerte que antes.
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Yes, Sir (+18)
RomanceFue ver sus ojos y perderme en ellos. Eran atrayentes, misteriosos y a la vez risueños. Cuando se posaron en mí entendí la magnitud de los hechos: él me había cautivado con una sola mirada, me había hecho rendirme a sus pies. Sabía que él sería el...