Capítulo 54

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Darius

Salgo de mi oficina listo, es lo bueno de tener un pequeño apartamento oculto en mi oficina, puedo cambiarme para cualquier ocasión y no pierdo el tiempo yendo a mi piso. Sin embargo de todas formas debo pasar por allí, Caroline me espera, aunque la parada será breve.

Bajo del edificio donde están mis oficinas en dirección a mi auto, donde mi chofer me espera y sin necesidad de darle indicaciones, emprende su camino. Tiene un itinerario detallado de los lugares que debemos asistir y a la hora que debe estar esperando por nosotros en cada uno de ellos.

Le envío un mensaje a Caroline para que baje cuando estamos cerca del complejo, así no demoramos más de lo necesario. Cuando el auto se detiene frente a las puertas, casi pierdo el aire. No tenía ni la más mínima intención de bajar del auto pero me veo obligado a hacerlo para admirar esa belleza desde un mejor ángulo. Ella camina en el lobby en dirección a la salida, en cuanto me ve sonríe iluminando su apariencia incluso más de lo que ya brilla.

Caroline es realmente hermosa y yo soy un maldito afortunado. El vestido le ha quedado mucho mejor que en mi memoria, abraza perfectamente sus curvas, se ciñe en su piel y su pierna y parte de su cadera queda descubierta sensualmente. Su pelo ondulado brilla como el oro y sus ojos azules zafiro resaltan en contraste con el celeste de la prenda.

Viste por encima, un abrigo de piel blanca que aunque no es su estilo, le queda espectacular. Me pregunto si no tendré problemas si llego un poco más tarde a la fiesta.

—¿Babeas?— pregunta acercándose y sonrío de lado.

—¿Por ti? Desde el primer momento en que te vi— ella se sonroja por lo que digo y no puedo evitar romper la distancia para besar sus labios de seda —Te ves radiante.

—Tú elegiste el vestido.

—La mejor decisión que he tomado— le guiño un ojo, acaricio el abrigo, es piel real —Esto no lo he comprado yo.

—No, esto es obra de Magenta— rueda los ojos y río. Debí suponerlo —Es de ella, pero no podemos negar que le queda genial. Me hace ver bien.

—Eres hermosa hasta con un saco de papas— beso su frente —Aunque prefiero verte desnuda.

Siento un pellizco en mi costado derecho y río nuevamente. Adoro que haga ese tipo de cosas, me hace sentir un hombre normal, me hace sentir vivo como hace mucho tiempo no me sentía. Vuelvo a admirarla, me encanta verla, contemplarla, es una mujer grandiosa y es mía.

Me tomo la libertad de volver a besarla, de disfrutar de sus labios una vez más. Ella es mi droga, mi adicción. Cuando me separo su mirada me conforta, ¿cómo podré dejarla ir? Retiro el labial corrido de la comisura de sus labios y la siento suspirar con algo de nostalgia.

» —¿Qué sucede?— murmuro preocupado.

—No me rompas el corazón, Darius Christopoulos.

Me quedo en silencio ante su declaración. ¿Cómo se supone que debo contestar a eso? Y me hace pensar, ¿qué siento por Caroline? ¿Qué significa para mí?

Theos!, ella es la mujer de mi vida. Yo... creo que la amo.

***

Caroline

Nos quedamos en silencio, Darius me mira fijamente, supongo que buscando en su cabeza una respuesta que darme. Prácticamente le he dejado en claro lo que siento por él y no es capaz de responderme, me siento un poco decepcionada justo ahora. Sonrío apenas y me suelto de su agarre para subir al auto, pero Darius me detiene a medio camino.

Yes, Sir  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora