Se acerca a mí, su boca se une a la mía de forma seductora y erótica, su lengua saquea mi cavidad bucal, experta, encantadora, juguetona. Intento seguirle el ritmo, pero sus contacto es rápido, casi vulgar, me aferra por la barbilla imposibilitando el movimiento de mi cabeza. Tira de mis labios a su antojo, con mordidas pequeñas y otras más dolorosas.Solo con su beso, siento la humedad empapar mis muslos, los cuales aprietan mi centro conteniendo la excitación. Gimo suavemente cuando su mano libre hurga en mi entrepierna, acariciando con sus dedos largos toda mi intimidad, tiemblo cuando toca con sutileza mi clítoris y luego me penetra con ellos. Exhalo un jadeo y esta vez es mi turno de morder su labio inferior.
–Estás tan mojada, omorfiá– murmura unido aún a mis labios –Tan lista para mí.
Aumenta la velocidad y la presión con su mano, provocando corriente devastadoras en mi interior, que viajan por todo mi cuerpo estimulando todas mis células. Vuelve a besarme con rudeza, para luego apartarse por completo, dejándome aturdida y medio frustrada.
–¿Qué haces?– susurro viéndolo quitarse la bata quedando completamente desnudo, lleva una potente erección que se me hace agua la boca.
–Es un juego, agápi, no pretendes que te deje correrte a los segundos de empezar. Veremos cuanto soportas– desaparece detrás de mí y por la posición que llevo no puedo voltear a verle.
Lo escucho mover cosas, luego silencio extremo hasta que su mano se posa en mi espalda. Me hace inclinar hacia delante, por lo que quedo apoyada sobre mi pecho y rostro en la superficie de la mesa, una posición demasiada incómoda pero que me deja totalmente expuesta para él.
» –Si tan solo pudieras verte desde mi perspectiva. Provocas fascinación, Caroline.
De repente su aliento está demasiado pegado a mi coño, más tarde su lengua se mete entre mis carnes acariciando con gula todo a su paso. Me sacudo violentamente por las sensaciones y gimo con libertad presa del placer, lamentablemente así como ha llegado, ha terminado. Rápida e inesperadamente.
–Darius– me quejo y lo escuchó reír.
–Paciencia, omorfià.
¿Paciencia dice? No es cómodo estar atada de brazos sosteniéndote únicamente con tus senos, pero aún peor es que te estimulen y luego te interrumpan el goce. Es un tortura y Darius mi verdugo. A los pocos segundos de quietud, siento cómo vuelve a acercarse, toca mi trasero con delicadeza para posteriormente besar una de mis nalgas y dejar un mordida en otra, me estremezco cuando reconozco sus intenciones.
–No tienes que preguntar– susurro con anticipación, he practicado sexo anal, me gusta, sé disfrutarlo aunque ha pasado mucho tiempo desde la última vez. Muevo mi culo siendo sugerente y recibo una nalgada en respuesta –Puedo ser completamente tuya, mi señor.
Juego con las palabras claves que sé que logran encenderlo, sonrío cuando lo escucho gruñir.
–No me tientes, omorfiá.
Vuelve a nalguearme y me río. Vamos a ver cuál de los dos termina más derrotado de este juego.
Algo frío me roza los labios empapándose con mis fluidos, Darius pasea el juguete por toda mi vagina para luego introducirlo en mí, arrastrando toda la humedad posible para lubricarme; cuando llega a la entrada limitada, empuja suavemente dilatando poco a poco hasta que entra por completo. Grito de júbilo al sentirme llena, es una sensación indescriptible pero que se siente tan bien, al menos para quien lo disfruta.
» –¿Así está bien? ¿Te gusta?
–Ujum– murmuro al quedarme sin palabras, un solo movimiento brusco y me correré.
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Yes, Sir (+18)
RomanceFue ver sus ojos y perderme en ellos. Eran atrayentes, misteriosos y a la vez risueños. Cuando se posaron en mí entendí la magnitud de los hechos: él me había cautivado con una sola mirada, me había hecho rendirme a sus pies. Sabía que él sería el...