Tuvimos que esperar dos horas a que Penélope llegara para que pudiera llevarse a Keelan y nosotros poder partir. Estoy casi tentada a pedirle a Darius una segunda niñera para cuando Ashley esté en sus días libres, pero finalmente partimos a mi sorpresa que al parecer es bastante retirada de la civilización por decirlo de alguna forma. Reconozco el camino a la casa de sus padres, sin embargo Darius toma un desvío y ya pierdo toda orientación.—Estás muy callada, agápi— su voz es evidentemente burlona. Disfruta de mi desconcierto.
—Estoy tratando de adivinar qué tramas. ¿Otro emboscada familiar?
—Descuida. Mi línea familiar es corta y ya los has conocido a todos— eso me alivia un poco debo admitir, siento su mano acomodarse en mi muslo y luego apretarlo —Tranquila, te va a encantar. Lo prometo.
Disfruto de las vistas, de las hermosas mansiones que pasamos a toda velocidad. Veinte minutos más tarde Darius mete el auto en un camino de piedra que da paso a una enorme casa rodeada de un inmenso e imponente jardín, pero sin duda alguna lo impresionante es la estructura. Colosal, magestuosa cual castillo. Desde el auto lo primero que noto son los tres niveles de piedra decorados con hermosos ventanales de la época victoriana. Tiene un garage doble donde Darius deja el vehículo y con una sonrisa traviesa me invita a seguirle.
—Dime que no lo hiciste— murmuro cuando comienzo a atar cabos.
—¿Qué cosa?— pregunta con falsa inocencia. Por un lado de la casa logro ver una terraza techada con vistas a una fuente rodeada de rosas. Es hermoso.
—Darius— le advierto dándome la vuelta.
Él está acomodado sobre el capó de su auto, jugando con el juego de llaves. ¡Sí lo hizo! Le dedico una mirada reprobatoria.
—Sorpresa— canturrea —Es tuya. Bueno... nuestra. La compré y la puse a tu nombre para acelerar el proceso de naturalización.
—No debiste— murmuro con el corazón acelerado. Esto es demasiado, ¡y ni siquiera la he visto por dentro! Si una vez pensé que la casa de Diamond era ridículamente grande, esta la destrona y por mucho —Es... enorme— balbuceo. Debió costar una fortuna.
Darius se pone serio y se acerca a mí hasta que me toma de la barbilla. En sus ojos de mar brilla la honestidad y una intensidad desgarradora.
—Antes no pensaba en mí mismo atado a una relación, es obvio. Pero una vez me dije a mí mismo que cuando llegara a amar realmente a una mujer, le compraría algo tan grande como lo que siento por ella. Pero me he quedado corto con esta casa, la forma en que te amo es diez veces más inmensa que este pedazo de piedra— murmura dejándome sin aliento —Tú eres todo lo que adoro, Caroline, y hoy se cumple un año desde que te conocí, desde que tus ojos conectaron con los míos en el Temptation. En ese entonces no imaginé lo loco que estaría por ti ahora, aunque algo dentro de mí me dijo que llegarías a mi vida para ponerla de cabeza. Y amo que haya sido así.
¿Un año? ¿Ha pasado tanto? Amo a este hombre y las cosas que me dice no hace más que incrementar ese sentimiento. Lo mejor que me pudo haber pasado fue conocerle, dejarme llevar por el deseo y la lujuria, porque ahora tengo mucho más de él. Tengo su amor, su vida. Es mío.
—Theos! Se agapó— lo abrazo. Hago más que amarle, le venero como a un dios. Es mi vida completa.
—Ki ego se agapo— besa mi frente y luego toma mis mejillas para besarme en los labios con ternura. Dios santo, es mi locura. Clavo mis uñas en su espalda y tengo la imperiosa necesidad de nunca separarme de él —Vamos. La luz del día acaba pronto y la casa es preciosa con Iluminación natural— murmura sobre mis labios y sonrío.
—No sabía que eras un hombre experto del hogar— me separo apenas para tomar su mano y caminar hasta la entrada.
—¿Bromeas? No puedo comprar cualquier cosa, debe ser un lugar cómodo y satisfactorio para vivir.
—Vaya— musito impresionada.
Al acercarnos lo primero que noto es la enorme puerta de madera refinada, Darius la abre dándome paso a la que será nuestra casa. Lo que me hace preguntar, ¿realmente esto está sucediendo? ¿Estamos construyendo algo sólido entre los dos? ¿Funcionará? Ruego porque la respuesta sea sí.
De repente siento como soy alzada en brazos y río con nerviosismo. ¿Pero qué hace?
Parece leer mi mente.
—¿No es así que debemos entrar a nuestra casa por primera vez?— alza las cejas de forma divertida y río suavemente, aferrándome a su cuello y quedándome si aliento a medida que avanza por el recibidor —Bienvenida a tu nuevo hogar, agápi mou.
—Theos!, es hermosa.
Me deja sobre mis pies y doy una vuelta completa sobre mi propio eje admirando el interior. Decorada completamente moderna y minimalista, en tonos negros, blancos y grises. Miro a Darius con interés.
—No me gusta tu mirada. ¿No te gusta?
—¿Por qué eliges este estilo en vez de algo más cálido acorde con el exterior de la casa?— no es reproche, más bien curiosidad. Tanto el interior como afuera difieren bastante en el estilo.
—Porque me recuerda a ti. Tierna y acogedora a simple vista, pero por dentro eres sofisticada, distinguida, elegante y sobria. Toda una dama— me quedo sin palabras y retengo una sonrisa tonta. Eso ha sido interesante. Él se acerca a mí y toma mi mejilla con delicadeza —Eres la mujer más grandiosa que he conocido.
—Ya basta o me pondré tan roja como luz de tráfico.
—Solo digo la verdad. ¿Continuamos?
El primer piso lo conforman el salón de estar, el área de almuerzo, cocina y dos salones extras que según Darius quiere acondicionar como oficinas, además de un baño de invitados y una habitación de servicios. En el sótano tiene área de lavado y un salón de juegos, donde he sonreído al escuchar que incluye a su hijo en sus planes a largo plazo.
Arriba, distribuidos entre los dos niveles restantes tiene nueve habitaciones con baño propio y uno de invitados en cada piso. Biblioteca, gimnasio y un observatorio que obviamente nunca usaremos. ¿Para qué tantas cosas? Para satisfacer la ambición, por supuesto.
Visitamos finalmente la habitación que vamos a compartir. Tiene una cantidad exagerada de metros cuadrados, dividido en guardarropa y cuarto de baño que fácilmente aquí quedaría perfecto un apartamento mediano. Una cama gigante y con muebles clasificados para su uso y el mío. Voy hacia los guardarropas y quedo alucinando cuando veo que hay ropa colgada, tanto de hombre como de mujer, obvio son nuevas porque no reconozco ni una sola de las prendas como mía. Y luego está el balcón, con una hermosa vista a la pradera. Es precioso. Un sueño.
—Está enorme— suspiro ya agotada de visitar cada instalación y asimilar que este va a ser nuestro hogar.
—Eso mismo dijiste cuando me viste desnudo la primera vez— murmura cerca de mi oído haciéndome temblar. ¿Se ha puesto seductor ahora? Me gusta. Me toma suavemente de la cintura —Dejé la mejor parte de último.
—Sorpréndeme.
Me lleva hasta la última habitación del tercer piso y la abre para mí. Dejo salir casi un gemido al ver una copia exacta del cuarto de juegos que tiene Diamond en su oficina del Holding. Una donde construí muchos recuerdos buenos, muy buenos y malos. Lo único que cambia aquí es el color, el de la señora Hamilton es azul rey y el nuestro púrpura. Sí, nuestro.
—¿Cómo lo hice?— inquiere musitante, con una voz demasiado estimulante.
—Espectacular. Me encanta.
—Muero por probarlo, ahora. Tenemos tiempo y privacidad— besa mi cuello, electrificando todo mi cuerpo y asentando el deseo entre mis piernas.
—Me parece una idea fantástica— ronroneo.
***
Imágenes de la casa en mi Instagram en un rato.
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Yes, Sir (+18)
RomanceFue ver sus ojos y perderme en ellos. Eran atrayentes, misteriosos y a la vez risueños. Cuando se posaron en mí entendí la magnitud de los hechos: él me había cautivado con una sola mirada, me había hecho rendirme a sus pies. Sabía que él sería el...