Capítulo 30

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CAPÍTULO SIN EDICIÓN
***

Su cara de desconcierto y enojo es épica, un ojo le parpadea incontrolable, lo que me hace preguntar cuánta rabia puedo generar en este hombre. Es decir, soy una completa amenaza para él, se siente inferior ante mi presencia, no tiene otra explicación su odio. Y es esto en particular que me hace sonreír con cinismo, aumentando su cólera.

–¿Qué mierda haces aquí?– espeta acercándose demasiado a mí. ¿Cree que va a intimidarme? Todo lo contrario.

–Vine a ver a mi chica, por supuesto. ¿Hay algún problema?

–Mide tus palabras, Christopoulos. Caroline es mía ahora.

Sus ojos se dilatan aún más y mi sonrisa incrementa. Es tan patético marcar territorio sobre alguien, muestra la falta de seguridad y la poca confianza que se tiene a sí mismo.

–¿Ah sí? No me dijo eso cuando despertamos juntos esta mañana.

Como esperaba el puñetazo llega tan rápido como doloroso, esto último para mi sorpresa. El dolor se extiende por toda mi mandíbula hasta que se disipa un poco. Me río mientras me sobo la zona afectada, fue un buen derechazo.

–¡Aléjate de ella!

–Lo haré cuando ella me lo pida y al parecer no está dispuesta– digo siguiendo provocándolo, pues es justamente lo que quiero.

Dean aprieta los labios y los puños antes volver a intentar golpearme, esta vez lo detengo a medio camino y sujeto su garganta, metiendo los dedos entre su arteria para cortar el paso de aire, rápidamente su rostro comienza a tomar una tonalidad azul.

–Escúchame con atención, Rogers. Vuelves a poner un solo dedo en mí y me encargare personalmente de borrar tu miserable existencia de la faz de la tierra, ¿te queda claro, niño bonito?– presiono su carótida para darle peso a mis palabras, pero hay un pequeño detalle que he olvidado completamente.

–No te tengo miedo– balbucea inaudiblemente antes de que su codo golpee mi antebrazo dejándome sin fuerza. Descuido que hace que vuelva a golpearme –No me amenaces.

¡Maldita sea! Me toco el labio reventado, la sangre roja y brillante se queda en mis dedos. Tengo buenas técnicas de lucha pero Rogers es un jodido guardaespaldas y debe ser de los mejores dado a que trabaja para Diamond. Esto ha sido una mala idea, pero ya estoy metido en el problema.

Le devuelvo el golpe y no espero a que se recupere, vuelvo a darle un puñetazo en el pómulo. Me duelen los nudillos, pero se siente tan bien golpear a este imbecil. Cuando intenta lanzar su puño hacia mí, una voz retumba y un pequeño cuerpo se mete entre nosotros.

–¡No! ¡Ya basta! ¿Están locos?

Caroline mira a Rogers, luego a mí y le sonrío.

–Hola, omorfiá.

***

Caroline

Estoy por irme a dar una ducha cuando escucho murmullos de la calle; esto es normal porque vivo en el mismo centro de la ciudad de Nueva York, pero a diferencia de todos los días, estos son particularmente raros. Parecen personas peleándose o discutiendo, así que me puede la curiosidad y me acerco a la ventana que da a la calle.

El alma se me cae a los pies cuando veo el momento exacto en que Dean le da un puñetazo a Darius. El corazón me late desenfrenado. No puede ser, ¿por qué vino a buscarme? ¿Por qué el destino me odia y los ha hecho encontrarse?

Salgo corriendo de mi apartamento e ignoro por completo el elevador, no tengo tiempo para esperar por el, debo llegar abajo lo más pronto posible. Tomo la escaleras y bajo tan rápido que mis pies falsean de vez en cuando. Necesito bajar pronto o estoy segura de que se van a matar y Dean no será el más afectado precisamente.

Yes, Sir  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora