CAPÍTULO SIN EDICIÓN
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¿Cómo puede una mujer resistirse a su encanto, a su caballerosidad y a su acento? Tiene la educación de un conde y el carisma de un joven aventurero. Lo que es jodidamente atractivo, al igual que su físico.
Yo no soy inmune, mucho menos mi madre. Ambas caminamos aferradas a sus brazos fuertes y duros, como si paseáramos orgullosas con el mismísimo... Zeus. La ironía es divertida, ya que ambos son griegos.
Arribamos a una mesa con al menos cinco hombres que juegan póquer y beben escocés. Uno de ellos está visiblemente ebrio y eso provoca una mueca en Darius.
–Señores, me temo que conseguiré otra mesa– dice llamando su atención y el tipo ebrio clava su mirada en mí. Rondará los cincuenta años y presiento que es un pretencioso millonario que se cree dueño del mundo.
–Pero mira lo que llevas en tu brazo. Es una chica encantadora.
–No me conoces, no puedes afirmar eso– respondo cortante.
Una pequeña sonrisa se desliza en los labios finos de Darius.
–Ella es Caroline y a mi izquierda, su madre, Magenta.
–Por supuesto que reconocía ese rostro. La actriz de teatro, Maggie Dickinson. Piensen quedarse aquí, no hay necesidad de otra mesa.
–Gracias, pero no. Y por cierto, soy Maggie solo para los amigos– ¿He mencionado que mamá es perfecta? A alguien más no le gusta el señor de aspecto cuestionable.
–Asumo que las señoritas quieren privacidad, así que como dije: tendré que conseguir otra mesa. Cuando tenga una respuesta sobre nuestro trato, puede ir a buscarme– Darius se dirige a uno de los organizadores, quien nos consigue una mesa de inmediato. Nos sentamos cada una al lado del griego que pide un trago para iniciar la velada –¿Qué están tomando?
–Martini para mí y sangría virgen para mamá– contesto. El muchacho asiente ante la orden y se marcha dejándonos a solas.
Se forma un silencio algo incómodo, donde evito mirar a Darius, sin embargo su mano se posa en mi muslo descubierto. Creando fuertes reacciones en mi sistema. Mi dermis se eriza y mi estómago se retuerce. Deja caricias en forma de círculos en mi piel y se siente tan bien que parece incorrecto.
¿Qué tiene este hombre que su toque es un embrujo para mí?
–Me he sorprendido mucho al verlas aquí y a solas. ¿Es una noche de chicas?– tuerzo mis labios y por fin lo miro.
–Lo era– respondo –Hasta que apareciste.
Le doy una mirada de desaprobación y el sonríe descaradamente. No le importa en lo más mínimo mi acusación. Y no es que me desagrade su presencia, pero estoy molesta con él.
–Caroline, su presencia no es indeseable– dice mi madre y pongo los ojos en blanco.
–Mamá, estoy segura que si fueras soltera ya le habrías saltado encima. No es un secreto para nadie– manifiesto y ella ríe abiertamente.
–Touché.
Darius aparta la mirada divertido mientras yo observo a mi madre con indignación. Se suponía que mi comentario debía ofenderla, no todo lo contrario. Me río, pero incrédula. Magenta es extraordinaria.
El camarero llega con nuestras bebidas y la acabo de un sorbo, dejando al pobre muchacho sorprendido. Si voy a soportar a Darius y mamá junto, mejor lo hago ebria.
–Trae dos más– le ordeno. Siento como la mano del griego se aprieta en mi muslo. Sus dedos son largos y se clavan en mi carne, y eso se siente extrañamente bien, tanto que pierdo por unos segundos el hilo de la situación.
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Yes, Sir (+18)
RomanceFue ver sus ojos y perderme en ellos. Eran atrayentes, misteriosos y a la vez risueños. Cuando se posaron en mí entendí la magnitud de los hechos: él me había cautivado con una sola mirada, me había hecho rendirme a sus pies. Sabía que él sería el...