Deslizo por mis piernas el pantalón que me ha traído mi madre de casa. Aliviada suspiro por tener ropa al fin, no era de mi gusto estar en prendas de dormir y sin prendas interiores debajo. Es súper incómodo, más si todos se me quedan viendo como si fuera un trozo de carne.Magenta sonríe pero se nota completamente preocupada, llevamos unas tres horas aquí y aunque no estoy en una celda, saber que estoy arrestada no es muy gratificante. Darius es el único que no está bajo arresto, pero Kolette está pasando cargos de abandono y maltrato infantil, cosa que me satisface pues su plan inicial se ha volteado en su contra.
—¿Dónde está Keelan?— le pregunto a mi madre y ella hace una mueca.
—Lo están procesando. Pobrecito, no vieras como llora por estar rodeado de desconocidos mientras toman pruebas de sus heridas. Es horrible.
—Me imagino.
Es muy pequeño para pasar por esto. Debería estar jugando dentro de un cunero mientras llena de baba sus juguetes, no en un salón de evidencias siendo tocado por peritos.
La puerta de la habitación donde estoy metida se abre, revelando tanto a Darius como a su abogado, quien está encargado de mi defensa. Detrás de ellos entra también el detective del caso.
—Saldrás de aquí— sonríe mi griego y la alegría llena mi cuerpo. Gracias al cielo.
—Señorita Dickinson, desde este momento queda libre, aunque le recomendaría no salir de la ciudad pues la necesitaremos para atestiguar en contra de la señorita Megalos.
—Muchas gracias— contesto emocionada.
Espero a salir del lugar para lanzarme a los brazos de Darius, oler su perfume y refugiarme en su pecho. No quería pasar más tiempo ahí dentro metida, no soy una criminal y jamás dañaría a una persona de ninguna forma.
—Odiaba verte metida ahí— murmura antes de besar la coronilla de mi cabeza —No es un lugar para ti.
—En lo absoluto— confirma mi madre quien toma mi mano entre las suyas —Fueron las peores horas de mi vida.
—¿Cómo lo hicieron?— miro al abogado que sonríe orgulloso de su trabajo.
—Con la mejor evidencia que puede haber: cámaras de videovigilancia.
¡Por supuesto! Las cámaras de la entrada al edificio. Supongo que han grabado desde el momento en que Kolette dejó al niño hasta cuando yo lo he salvado de ser atropellado.
Por cierto...
—¿Y tenemos que dejar a Keelan?
—No, pero aún está en el laboratorio. Iremos por él en unos minutos, debo hacer oficial la denuncia hacia Kolette y también me gustaría hablar con ella unos segundos.
—¿Para qué quieres hablar con esa loca?— de repente mi alegría se convierte en amargura.
—Debo hacerlo. Confía en mí— me guiña un ojo —¿Me esperas el el auto?
—De ninguna manera— le espeto —Yo voy contigo.
El ríe pero no le veo la gracia a esto. Que me importa que parezca celosa, no hablará con ella a solas mientras yo tenga el puesto de su pareja. Confío en él, no en esa tipa. Lo que ha hecho me ha dado a entender que es capaz de cualquier cosa.
Darius le pide a uno de los oficiales que le deje hablar con Kolette y lo logra a pesar de que es una sospechosa y eso no es debido. En cambio a mí no me dejan ingresar por lo que sólo me queda observar por el cristal de la sala de interrogación. El oficial enciende el micrófono pues lo que puede decirse ahí puede comprometer la investigación y no lo va a permitir.
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Yes, Sir (+18)
RomanceFue ver sus ojos y perderme en ellos. Eran atrayentes, misteriosos y a la vez risueños. Cuando se posaron en mí entendí la magnitud de los hechos: él me había cautivado con una sola mirada, me había hecho rendirme a sus pies. Sabía que él sería el...