Capítulo 31

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CAPÍTULO SIN EDICIÓN Y DE ALTA CENSURA. ¡DISCRECIÓN!

***

–Se hará un feo moretón aquí– murmuro observando el golpe en su mandíbula. Aún no me creo que se haya agarrado a golpes con Dean, creí que él no era así, pero ha quedado claro que no lo conozco de nada.

–Nada que un poco de maquillaje no pueda ocultar– dice con tranquilidad, como si le pasara esto todos los días.

–Actuaste de forma infantil– lo regaño al mismo tiempo que presiono el algodón con antiséptico en la herida de su labio. Sonrío cuando se queja –No seas bebé.

–No seas tú tan salvaje– pone los ojos en blanco.

Me retiro un poco y pongo las cosas que he utilizado para curarlo, devuelta al botiquín.

–¿Quien lo dice?– digo con ironía y arqueo una ceja, provocando que Darius sonría de la forma más bonita que he visto en un hombre. Una combinación entre picardía y travesura, con un toque de malicia.

–Ya detente, no eres mi madre– contesta y toma mi mano para tirar de mí, sin mucha resistencia de mi parte me dejo hacer y me siento a horcajadas en su regazo. Sus manos se acomodan en mi cintura y la calidez de sus palmas me transmite calma.

–Te has puesto muy serio de repente– susurro.

Su mirada se ha vuelto más centrada y menos burlona, lo que me indica que lo que estará a punto de decir es con mucha seriedad y no sé si preocuparme. Con Darius nunca sé cómo actuar y tampoco puedo tener una preparación previa, todo con él es directo y rápido, imprevisible.

–Escucha, Caroline. No soy quien para decirte con quien debes o no salir, con cuantas personas te quieres acostar o con quien deseas formar tu vida. Y cuando eso pase que gustes abandonar el juego, si yo estoy en tu círculo, sabré alejarme siempre y cuando esa persona no sea el imbécil de Dean– me río. No por sus palabras sino por el cambio de tono entre una oración y otra. Ha pasado de estar bien sereno y centrado, a un leve enojo con un toque de odio.

–¿Qué te hizo Dean a ti?– inquiero divertida.

–Más bien la pregunta sería, ¿qué te hizo a ti?– me toma suavemente de la barbilla y su toque me electrifica –Eres una de las mujeres más hermosas e inteligentes que he conocido, y han sido pocas. Me tienes loco de deseo por ti y estoy seguro que a muchos más, mereces más que esto.

Bajo la mirada avergonzada. Tal vez no sea tan inteligente como él cree o simplemente el amor me vuelve tonta. Mis sentimientos me traicionan, me dominan, me hacen vulnerable y Dean supo aprovecharse de ello. Y no quiero admitirlo, pero es seguro que en un futuro me sucede lo mismo con Darius, porque es lo que soy, y aunque lo estoy tratando con mi psicóloga sé nunca dejaré de ser tan manejable. Es mi condena, ni enfermedad.

–Hay mucha cuerda por donde tirar en la historia de Dean y mía. Fueron años de manipulación emocional que no deseo recordar ni contarte. Lo siento– respondo en voz queda y Darius me mira con tanta comprensión que abruma, ¿por qué tiene que ser tan correcto? Es imposible que un hombre sea tan perfecto, debe tener algún defecto.

–No quiero que me lo cuentes, porque seguro que las ganas de matarlo crecen. Solo necesito que me digas por qué me enviaste esta nota– saca del interior de su saco la carta que le escribí y me sonrojo, gesto que lo hace sonreír.

–Que vergüenza– me río con nervios y le quito el papel de las manos –Tenía un plan absurdo, quería hacerle sentir todo lo que yo alguna vez. Necesitaba que se sintiera tan miserable como yo me había sentido todos estos años y no quería que tú me distrajeras de ese objetivo. Pero ahora todo se salió de mi control.

Yes, Sir  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora