¿Cuántos errores puede cometer una persona a lo largo de su vida? Porque a penas estoy en la mitad de la mía y he cometido algunos bien grandes. El primero de ellos fue fijarme en mi hermanastro, el segundo meterme con él y el tercero y peor de todos: comenzar a tener sentimientos por él.Dean ha sido un caso complicado, siempre me ha tratado como su objeto sexual y yo se lo he permitido. ¡Tonta de mí! Y ahora, teniendo veintiocho años, me siento de dieciséis todavía, cuando me habla.
Caigo una y otra vez con sus palabras de amor y sus caricias tiernas. Me dejo envolver por su encanto y cuando vuelvo a la realidad, esta me golpea en la cara. Y puede que mis palabras no tengan sentido, para que puedan ser entendidas debo entrar en retrospectiva. Pero me avergüenza mi pasado. Porque solo se resume a Dean Rogers. No me di la oportunidad de conocer a personas, de convivir con otros. Me concentré en él y sólo en él. Un grave error.
Todo comenzó un patético día de verano. Tenía dieciséis años y nuestros padres habían ido a un viaje de negocios. Dean y yo, hicimos la tontería adolescente más grande: dar una fiesta. Éramos de la clase alta en la escuela, muchos asistieron por ello y lo que comenzó con algo divertido, terminó siendo un descontrol total. Alcohol, yerba, sexo. Mi hermanastro y yo no fuimos la excepción.
Flashback
Tenía calor, mucho calor a pesar de estar en bikini. Había fumado con unos amigos un cigarro de marihuana y estaba eufórica, pero sobretodo excitada. La fiesta estaba en su mejor punto, la música entraba por mis poros y me hacía estremecer.
Bailaba en medio del patio con mis amigas, me sentía una diosa en ese momento. El chico que me gustaba me miraba desde lejos y por ello mis movimientos eran provocativos. Cuando por fin él se acercó, la droga en mi cuerpo actuó sola. No hicieron falta muchas palabras para que cayera rendida ante él. Minutos después sus manos estaban por todas las partes de mi cuerpo mientras nos besábamos en la habitación de mis padres.
Es entonces cuando escuché una voz furiosa. Nos separamos y ahí estaba él, mi hermano mayor. Dean Rogers.
–Largo– dijo con voz amenazante al chico con quien quería perder mi estúpida virginidad que ya me estaba estorbando.
–No te metas en esto, Dean– le había advertido.
–No lo repetiré dos veces– me ignoró mirando al chico a mi lado, quien se marchó, huyendo como cobarde.
Indignada miré la huida del protagonista de la fallida sesión de sexo. Luego lo vi a él y realmente lo vi. Llevaba solo un bañador y su torso algo definido estaba a la vista. Su piel medio morena brillaba bronceada y sus rulos castaños eran de lo más sexys.
Sacudí mis pensamientos fuera de lugar y lo enfrenté.
–No eres mi padre, Dean. Debes dejar de hacer esto– le había gruñido.
Mi hermanastro se acercó peligrosamente a mí, vi sus pupilas dilatadas, también estaba drogado, y su respiración estaba muy agitada. No dijo nada, solo me tomó de la cintura y me alzó. Solté un jadeo de sorpresa y me apoyé en sus hombros duros.
» –¿Qué haces?– había balbuceado confundida. Yo... me estaba excitando. ¡Con mi hermano! Era enfermo, pero no era la única. Sentía su erección pegada en mí.
–Si quieres perder tu virginidad, dulce Care, será solo conmigo– había dicho con una voz tan baja que me hizo dudar de todo.
Y entonces pasó. Y ahí comenzó todo.
Fin del Flashback
Fue el inicio de mi perdición. Al otro día, creía que nos olvidaríamos de todo, pero no fue así. Siguió y siguió. Luego comenzaron sus confusiones, le gustaba un chico pero también le gustaba yo. Lo había ayudado con eso.
Compartimos muchas cosas, nos unen demasiados momentos pero él nunca ha sido mío. Mío de verdad. Cuando yo le he dado todo de mí y le he sido fiel hasta el final.
Al conocer a Diamond tiempo después, y al entrar en su juego. Todo ha empeorado. Dean solo me utiliza como su juguete, cuando yo quiero más de él.
Yo lo amo y aunque él dice amarme también, se niega a fomentar algo juntos. Y lo odio por eso. Odio que tenga tanto poder sobre mí y que yo no sea más que un polvo de liberación para él.
Toda la vida he sido una sombra de un hombre al que no le importo y ya estoy cansada de ser el segundo plato. De ser ignorada, de ser utilizada.
Merezco más.
A mi mente llega el momento en que conocimos a Diamond. Entramos a un bar, estábamos curioseando y este en específico era distinto, silencioso y llamativo. Sus letras en neón recitaban The Temptation y un cosquilleo ansioso me embargó en ese momento.
Cuando Dean y yo entramos, descubrimos que no era un club cualquiera. Las recepcionistas vestían lencería demasiado sensual y glamorosa, y todo el interior tenía un aura excitante.
Las chicas estaban explicando el procedimiento, que si teníamos membresía o no. Fue entonces que ella llegó, Diamond Hamilton.
Flashback
–Buenas noches– había saludado con voz suave y delicada. Casi como una melodía.
Era hermosa, de cabello castaño brillante y ojos azules muy claros. Su sonrisa era insinuante y todo mi interior se tensó. Ya había estado con una chica, me atraen un poco, pero ella, esa mujer me hizo estremecer.
–Hola– balbuceé.
–No tienen membresía, ¿cierto? Ni siquiera saben dónde están– afirmó y le hizo una seña a las chicas –Dales el pase de visitantes. No pueden hacer nada más que mirar con este, pero pueden buscarme si les interesa el mercado– nos guiñó un ojo y antes de marcharse se había girado hacia nosotros –Diamond Hamilton, ha sido un placer.
Fin del Flashback
Esa noche habíamos abierto los ojos a un mundo muy distinto. Habíamos descubierto algo morboso, que nos gustaba y mucho. Dos semanas después estábamos jugando con la señorita Hamilton. Un mes más tarde estábamos trabajando con ella para estar más cerca.
Años de sexo extraordinario y para nada convencional. Cosas inimaginables para muchos, pero completamente placenteras.
Sin embargo mis juegos se han limitado, me he alejado un poco. ¿Por quién? Por el maldito Dean. Y vuelvo a la tóxica relación que tengo con mi hermanastro.
Ahora Diamond ha encontrado un chico y parece gustarle de verdad, lo que me aleja un poco de ella y me hace pensar más en cosas que no quiero. En Él, exactamente. Ya no quiero sufrir más, pero es tan difícil desprenderme de Dean, es gran parte de mi vida.
Soy tan ridícula. Y he sido tan dependiente de un hombre que roza lo demente. Necesito ayuda psicológica, en serio. No es sano.
Debo superar todo esto. Debo dejar de llorar. Debo ser una Caroline diferente, disfrutar mis años venideros.
Es hora de iniciar una nueva historia.
***
Próximo capítulo, viernes 8 de noviembre
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Yes, Sir (+18)
RomanceFue ver sus ojos y perderme en ellos. Eran atrayentes, misteriosos y a la vez risueños. Cuando se posaron en mí entendí la magnitud de los hechos: él me había cautivado con una sola mirada, me había hecho rendirme a sus pies. Sabía que él sería el...