Capítulo 27

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CAPÍTULO SIN EDICIÓN
***

No sé por qué su voz tiene tanto impacto en mi, siento como todo mi interior se sacude con energía y la excitación nace desde lo más profundo. ¡Dios bendito! ¿Pero qué clase de hechizo tiene conmigo?

–Espero que no haya nada bajo esa bata– dice con media sonrisa y estoy segura que si abro la boca solo diré una estupidez –Veo que te he dejado sin palabras.

Reacciono ante su soberbia, salgo al pasillo y cierro la puerta detrás de mí. Si Di se entera de su presencia aquí, no sé cómo reaccionaría, así que debo guardar cuidado. Darius frunce el ceño ante mi acción pero no dice nada al respecto.

–¿Qué haces aquí?

–Bueno, tenía unos asuntos pendientes en Estados Unidos y decidí visitar a mi americana favorita– toma uno de mis mechones húmedos y lo acaricia –Pero esta no lleva el brazalete que le di y por lo que veo,
tampoco me quiere invitar a su casa.

–Diamond está aquí– digo como explicación y él asiente. Nos quedamos en silencio unos segundos hasta que sonrío como boba al caer en cuenta. ¡Está aquí! –Hola.

–Eres demasiado extraña, omorfiá– me atrae hacia su pecho y me refugio en sus músculos macizos –Tal vez por eso me gustas– agrega antes de besarme.

Sus labios saben a whiskey y me encanta el sabor, lo disfruto en mi paladar. El beso me hace sentir en las nubes y toda mi piel se pone de gallina. ¿Cómo me seduce con tan poco? Su lengua me doblega y me domina, su toque excitante es mi perdición total.

No sabía que me hacía tanta falta esta cercanía hasta ahora, todo ha vuelto a su lugar en mí. Está todo bien y se siente mejor, lo malo ha quedado en segundo plano y solamente me queda cabeza para pensar en él y nada más que en él. Es como si su persona eclipsara todo lo demás.

Sus manos viajan de mi cintura hasta mis muslos desnudos para luego perderse debajo de la bata, cuando sus dedos rozan mis nalgas descubiertas se me escapa un gemido, su toque es fuego y yo quiero arder con ellos.

–Efectivamente no hay nada ahí debajo– murmura sobre mis labios y sonrío.

–¿Y eso es malo o bueno?– enredo mis brazos en su cuello, pegándome aún más a su cuerpo.

–Es bueno si estuviéramos solos– gira la cara hacia las cámaras de seguridad y suspiro –Me gusta observar pero odio a los fisgones.

A regañadientes me separo de su aroma y su calor, quisiera quedarme en sus brazos por siempre... y este pensamiento inofensivo me abruma. Me abrazo a mí misma y miro hacia mi puerta, Diamond debe estar preguntándose en dónde estoy.

–Creí que tenías trabajo pendiente en Grecia.

–Y así es, pero debo resolver unos asuntos aquí– dice y su mirada viaja a mi mano –¿Por qué no llevas la esclava, Caroline?– la seriedad en sus palabras me dan escalofríos.

–No es necesario llevarla a todas horas, ¿o si?– muerdo mi labio inferior y él niega con la cabeza.

–No, pero espero que esa sea la única razón– extiende sus dedos y acaricia la comisura de mis labios –Quiero que seas mía, omorfiá.

–Ya lo soy– susurro mirándolo a los ojos los cuales toman un matiz oscuro que provoca que mi vientre se tense.

–Entonces usa el brazalete– sujeta mi barbilla y mantiene mi cabeza firmemente alzada –Vendré por ti mañana, ¿te parece bien?

–Sí– contesto casi inaudible. No puedo creer cómo pierdo mis capacidades del habla cuando estoy cerca de él.

Deposita un suave beso en mis labios antes de retirarse poco a poco y comenzar a andar hacia los elevadores. No quiero que se vaya pero tengo a Di en el apartamento y no puedo echarla, no ahora que me necesita.

Yes, Sir  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora