Capítulo 41

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CAPÍTULO SIN EDICIÓN
***

Darius

Intento sacarla de mi cabeza desesperadamente, no puedo entender como se ha metido allí con tanta rapidez y fuerza como para no dejar de pensar en ella. Semanas, meses poniéndome a prueba para retomar mi vida regular, pero no puedo, Caroline Dickinson aparece en mis recuerdos logrando que solo pensándola pueda tener sexo con alguien más y eso es turbio hasta para mí.

¡Joder! Que ella se enganchó en mi mente sin ganas de soltarse. Esto no puede estar pasándome, la última vez que estuve así con alguien no me fue muy bien y no quiero repetir la experiencia. ¿Qué me ha hecho esa mujer, mierda? Mientras más me alejo, más cerca quiero tenerla, por eso no volví. Hasta ahora cuando me siento más en mi zona de confort.

Mentirle tal vez no es la mejor idea que se me pudo ocurrir, pero necesitaba saber si ella está igual que yo, que esto no solo me está pasando a mí. Quería saber si podía estar con alguien más aparte de mí, si le era fácil acostarse con otra persona sin problemas y al parecer si puede.

Cuando Merliah me confirmó su asistencia me dejó algo turbado, me hizo recapacitar un poco y seguir teniendo prioridades antes que ella. Por un momento pensé en cometer alguna locura pero ahora puedo decir que estoy bien, ansioso por verla, pero no tanto como antes. Y me alegra saber que tal vez mi, ahora definitiva, incapacidad no se debe a ella, solo a mi desinterés del sexo en general, pues no quiero caer en las garras de otra mujer otra vez.

Tranquilo, Christopoulos, puedes volver a tu vida de gigoló en cuanto te canses de la americana, dijo Egan en cuanto le conté mis aventuras fallidas. ¿Pero cómo pretende que me canse de esa mujer? No la ha visto ni probado para afirmar cosas.

Buscar métodos como el que tengo preparado para hoy ayudará a que sea pronto un bonito recuerdo. Y esa chica es la persona correcta, es como ella, son parecidas, solo hay que agregar unos pequeños detalles y ya está.

–Lo siento, omorfià, pero debo romper mi promesa– bebo un trago largo de escocés –Debo protegerme de tu encanto.

Para cuando cae la noche ya estoy lo suficientemente alcoholizado como para pretender ser un cretino sin sentirme mal por ello, pero lo bastante sobrio para no perder la compostura. Estoy y oculto entre las sombras cuando la puerta se abre con fuerza, sonrío de lado porque era obvio que reconoce la habitación y a quien le pertenece. Las escucho cuchichear y luego completo silencio, así que decido dar la cara por fin.

Mi polla sufre un espasmo al verla allí, de rodillas, sumisa y tranquila. Con su hermoso pelo cubriendo la lencería roja, y aunque Merliah se ve prácticamente idéntica a ella, yo solo puedo mirar a mi rubia. A sus preciosos ojos azules, llenos de emoción, confusión y enojo. Me obligo a acercarme a la otra poniendo a prueba mi autocontrol ignorándola, pero me es casi imposible hacerlo pues su sola presencia ilumina todo.

Mierda, esta mujer es mi castigo terrenal por mis pecados carnales. Intento por todos los medios no mirarla, pero mis ojos la buscan por sí solos. Puedo captar la duda y la decepción en su ceño fruncido.

¿Pero qué estás haciendo Christopoulos? Lo único que deberías probar, es todas las veces que puedes hacerla tuya en una noche. Así que movido por mis instintos, me acerco a Caroline quien sigue todos mis movimientos con la vista.

–¿Sorprendida, agápi?

Intento tocar su piel cremosa pero ella aleja mis manos de un golpe y se pone de pie, su rostro se ha vuelto inexpresivo dejándome un poco descolocado.

–¿No que estabas en Grecia? Cretino– espeta y se da la vuelta.

Intenta irse pero soy más rápido y la tomo de la muñeca atrayéndola de un tirón hasta mi pecho. Cuando su cuerpo se mete entre mis brazos se siente como si todo volviera a su lugar, que las piezas encajan a la perfección como debería ser. Su mirada me acoge y nuestros rostros quedan tan cerca que con un solo movimiento sus labios estarían en los míos.

Yes, Sir  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora