CAPÍTULO SIN EDICIÓN
***
Debo ser la mujer con peor suerte en el mundo. Estoy maldecida, condenada a atraer solo a los peores hombres a mi vida. Darius nunca volvió, nunca llamó, desapareció sin dejar rastro. No he obtenido ni siquiera señales de humo de su parte. Es un imbécil, y yo igual por esperarlo.
Por otro lado está Dean, luego de que escapara de las garras de Christopoulos a huído de mí cuál cobarde. No es que me moleste... bueno, sí un poco, pero todo esto solo me confirma que yo nunca le interesé. Era un juego.
Dejo salir un bufido mientras estaciono el auto en mi lugar del Holding. Luego de este dramático fin de semana, no quiero saber de todo el trabajo que tengo acumulado. Pronostico una semana demasiado larga.
Tomo mis cosas del asiento del conductor y salgo de mi precioso Aston Martin que me acaba de regalar mi padrastro. Es lo mejor de Byron Rogers: se aburre rápido de sus cosas y me las obsequia. Ahora tengo un bonito convertible azul eléctrico que llama demasiado la atención y me gusta.
Me dio las llaves en nuestro desayuno después de la boda y, tras pasear en el por las calles de California, me lo envió a mi apartamento en New York.
Ahora tengo dos cosas nuevas: un auto y una desilusión masculina.
Busco en mi bolso la tarjeta de acceso, hoy no deseo cruzarme con nadie en los ascensores, por lo que meto el plástico en la ranura de lectura. Suelo utilizar el elevador privado de Diamond muy pocas veces, casi siempre con ella, pero hoy me apetece estar sola en mi camino hacia presidencia.
–¿Caroline?– me giro ante la conocida voz y sonrío al encontrarme con Ethan.
–Hola. Que bueno verte por aquí– él asiente mientras mete las manos en el bolsillo.
–Sí. Accedí a tanta insistencia– me río al imaginarme a Diamond –Por cierto, gracias. Ya sé que fuiste tú la de la idea de enviarme a otro departamento.
–Cierto. Pero yo no puede agradecerte, niño. Me has dejado repleta de doble trabajo... de nuevo– alzo las cejas y él rasca su nuca.
–Lo siento. Espero que entiendas...– lo interrumpo. Necesito hacerlo. Necesito preguntar.
–¿No piensas darle una oportunidad?
–No quiero hablar de eso.
Noto como su mandíbula se aprieta y sus ojos llamean. Vaya, sí que está enojado. Es hora de romper el momento incómodo.
–Entiendo. Perdón. Voy tarde al trabajo, ¿nos vemos en la cafetería?
–Sí, claro.
Le sonrío antes de volverme al elevador y llamarlo. Llega antes que el de Ethan y me despido nuevamente antes de introducir el código que me llevará a las oficinas.
Suspiro. Diamond realmente lo hirió y le será difícil recuperarlo. Así que tendré que abrir una convocatoria para conseguir un nuevo asistente y que esté a la altura de Ethan. Como dije antes: más trabajo para mí.
Llego a mi piso haciendo listas mentales de cada detalle que no debo olvidar. Es lo que más me gusta de mi empleo, soy parte importante del cerebro del Holding, sin mi trabajo, todo este emporio no funciona bien. Y sé que mi partida, alteró algunas cosas por aquí.
Encuentro a Daya sumida en su computadora, con algunos papeles a su alrededor. Tiene un ligero ceño fruncido y una gota de sudor resbala por su frente. ¡Por Dios! ¿A qué hora llega esta mujer aquí? Son las ocho de la mañana, apenas está abriendo el edificio y los empleados llegan y ella ya está trabajando.
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Yes, Sir (+18)
RomanceFue ver sus ojos y perderme en ellos. Eran atrayentes, misteriosos y a la vez risueños. Cuando se posaron en mí entendí la magnitud de los hechos: él me había cautivado con una sola mirada, me había hecho rendirme a sus pies. Sabía que él sería el...