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Me separe lentamente de Taeyong, mirándolo anonadado. Soy tan estúpido, algo en mi me decía que esto iba a pasar, pero no, mi sentimentalismo se lo paso por donde quiso.

Taeyong me miraba confundido, hizo el intento de volver a abrazarme pero yo lo separe, trate de ocultar mi dolor, pero creo que me supera.

Él frunce el ceño y sonríe de un lado, no sin un deje de crueldad.

Todo es parte del show, my dear. —susurra y cierro los ojos fuertemente para no llorar.

Te odio. —mascullé con furia, con tanta que me escuche irreconocible.— No sabes... no sabes cuánto.

¿Qué? —de verdad parecía confundido, ¿Es que no sé da cuenta del dolor que me causan sus acciones?— Pero, ¿Por qué...

Me deshice de su agarre y dejé sus cosas arriba de la mesa, tomé mi mochila y salí caminando con la espalda erguida, sin mirar hacia atrás.

Escuche que los demás me llamaban pero se escuchaban lejos, cada vez más.

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Taeyong

Lo miré hasta que desapareció de la instancia, qué bipolar.

Me giré y todas las personas, incluyendo a los chicos, me miraban confundidos. Me encogí de hombros y siguieron con sus vidas normalmente. Los chicos se despidieron y se fueron. A excepción de Johnny.

¿Pero qué pasó? —era Johnny, quién caminaba hacia mí con las manos en los bolsillos.

No sé, —dije restándole importancia.— ¡Quién lo entiende!

Miró al suelo meditándolo y le puse una mano en el hombro, sonriéndole de un lado.

¿Te gusta Ten?

Abrió los ojos desmesuradamente y negó, riendo nerviosamente.

Deja de hablar y recojamos el desorden que dejaste. —se apresuró a enderezar las sillas y lancé una carcajada.

Si te gusta, —puntualicé fingiendo interés.— tienes que decírmelo, eres mi mejor amigo.

Es tu novio, yo sería incapaz.

Eso espero... —dije mirándolo de reojo.

Me adelanté y tomé el libro que le había regalado a Ten, en un acto de torpeza, se me resbaló y cayó estrepitosamente.

Como me dio pereza hacer un libro de verdad, envolví un pedazo de madera en papel e imprimí una portada improvisada.

Ésta al caer, se desarmó y Johnny lo recogió, dudoso.

¿Esto es lo que le diste a Ten? —preguntó desconcertado.

No creíste que en verdad haría un libro por él, ¿O sí?

Yo lo haría. —admitió, mirándome con asco.— Eres un hijo de puta, no aprecias lo que tienes.

Iba a protestar pero éste se dio vuelta y se fue por el mismo lado que se fue Ten.

¡Excelente! —exclamé irritado y levanté las manos con desesperación.— ¡¿Alguien más que tenga que decirme algo?! —grité sin referirme a nadie.

c a s i│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora