c a s i│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻

🌹║21

Sicheng

Al principio fue muy leve el contacto de nuestros labios, casi como un roce, como si esperara una respuesta de parte mía.

Pero cuando, inconscientemente, cerré los ojos, ejerció más presión, juntándolos finalmente.

Sus labios eran suaves y tibios, aún tenían sabor a Ron, algo para nada desagradable, los movía con lentitud pero sin timidez.

Coloque ambas manos en sus hombros, dispuesto a empujarlo. Pero... no pude, las deje inmóviles sobre él, siguiendo el beso.

Esto no esta bien, el tiene novia y yo... bueno, yo tengo salud.

Como sea, esto no esta bi...

—Deseas más ¿Cierto? —dijo en tono bajo, sin separarse del todo. Su voz fue tan tenue y grave que me sorprendió, siempre solía ser arrogante y algo coqueto, pero esto iba más allá.

Por otro lado, ¿Deseaba más? Nunca antes me había puesto a pensar si de verdad me gusta Yuta, siempre pensé que mis actitudes nerviosas con él eran por su atractivo, pero...

Su aroma, totalmente cautivador. Mirada fija y directa, su voz clara y encantadora. Todo eso, en este momento pareciera como si quisiera atraparme o quizás...

¿Me estaba seduciendo?

Saqué mis manos de sus hombros y las entrelacé alrededor de su cuello, intensificando el beso.

Después de todo, la carne es débil.

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Ten

Hija de puta.

Si fuera pesada, cortante, estúpida o incluso fea, me sería más fácil odiarla.

Como debería ser si es mi rival.

Pero la muy perra no es perra, y me cae muy bien.

—¿Estás bien? —preguntó Sunhee sin dejar de bailar.— Arrugaste la frente sin razón. ¿Alguien te pisó?

La miré, sus ojos me observaban inquisitivos, sin preocupación. Sólo curiosidad.

—Pensaba. —le grité cerca del oído, espero que me haya escuchado.

—Si quieres nos podemos sentar o...

Dejó la frase suelta y asentí frenético.

Me tomó del brazo y me guío a un lugar apartado. Bajo un árbol había una colcha negra, de estas que suelen estar rellenas de plumas.

Lejos de las luces parpadeantes, podía sentir el viento frío de la noche. Miré al cielo, nubes grises cubrían la luna, en una cuantas horas volvería a llover.

Como sea, no espero quedarme para verlo.

Volví la cabeza hacia delante, mirando a la Sunhee.

Donde antes había una chica alegre y motivada, ahora había sido reemplazada por una triste y llorosa.

Me acerqué a ella y la tomé del brazo.

O eso intente.

Me apartó con un movimiento violento con el hombro. Sus ojos brillaban, bordeando lágrimas, aún así, estaba firme.

No entendía que sucedía, se supone que todo estaba bien; estaba felizmente con Taeyong, habíamos jugado a la Cultura Chupística y ella había sido la que menos había bebido, tal como dijo, dejándome boquiabierto por sus rápidas respuestas.