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Seis años después...

Ten

No podía dormir. Me daba vueltas en la cama sin cesar, con sudor corriendo por mi frente. Había tenido el sueño más real de mi vida, casi en carne viva. Cada fibra de mi cuerpo decepcionado por la triste realidad. Lentamente me levante de la cama, en plena oscuridad. Crucé descalzo la instancia entre la habitación y el baño, sintiendo como el gélido suelo calaba mis huesos.

Aún podía ver su cara, piel pálida y siempre tranquila, como si siempre lo tuviera todo bajo control. Sus manos rodeándome, diciéndome que todo este tiempo solo fue algo para reforzar nuestros sentimientos y estar más seguros de ellos. Qué jamás nos volveríamos a separar por tanto tiempo.

Eso es lo que me gusta pensar, pero cada vez dudo más de eso.

Estaba solo en casa, odiaba cuando todos salían y debía quedarme solo, me hace sentir intranquilo pero sobretodo, vacío.

Escuché el sonido de la puerta principal abrirse y me sentí aliviado.

Apagué la luz del baño y caminé hacia el living, pero me detuve en seco al escuchar una voz masculina.

Desesperado, me devolví corriendo a mi pieza y cerré la puerta suavemente. Me puse unos pantalones que había usado ese mismo día y me arreglé un poco el cabello, para no parecer tan desarmado.

Me encaminé lentamente y podía escuchar murmullos que provenían del living. Eran dos voces; una de Xiaojun, que es mi compañero y amigo de departamento, y la otra voz aún no la podía reconocer.

Un grito de alegría hizo que me sobresaltara y soltara un pequeño grito, casi inaudible. Pero de todas maneras me oyeron y giraron al verme.

Xiaojun sonrió ansioso y el pelinegro lo imitó solo que era menos maniático.

¿Te despertamos? —preguntó Hendery divertido.

Como no hacerlo si son tan escandalosos. —repuse con tono de fastidio.

Bueno, ven aquí.

Entré al living y me acerqué a él, donde estaba con los brazos extendidos. Sonreí y dejé que me abrazara, metiendo las manos bajo su chaqueta que estaba abierta, así tratando de entrar en calor.

Fracasando rotundamente en el débil intento.

¿Tenías frío? —preguntó buscando mi mirada.

Sí, pero ya estoy bien. —mentí sonriéndole y separándome de él.

Muy bien, ya que estas excelentemente, te quiero regalar algo. —dijo mientras sacaba una cada de su bolsillo y me la ofrecía con una amplia sonrisa.

Abrí los ojos sorprendido y lo acepté.

¿Qué es eso?

Miré curioso el objeto metálico que sacudía frente a mí, esperando que no fuera lo que esperaba.

Son llaves. —dijo obvio, sonriendo alegre.

Se que son llaves, pero me refiero a que tienen que ver conmigo y para que me las das.

Sus labios temblaban nerviosos y tragó saliva.

Son las llaves de nuestro nuevo departamento.

Pestañeé varias veces y levanté una ceja inquisitivo.

Es una broma, ¿Cierto?

Negó con la cabeza aún sonriendo.

c a s i│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora