c a s i│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻

🌹║11

Ten

Después de escuchar cómo se cerraba la puerta principal, me quede ahí, mirando a la nada. Había dejado de llorar al escuchar lo último que dijo Taeyong.

'Yo no'

¿Estaría hablando en serio?

A lo mejor se refería a que sin mí no tendría de quién burlarse y humillar, sin su juguete.

Me duele pensar en eso, pero conociéndolo es lo más probable.

Tomé la escoba y me puse a barrer el vaso que le había lanzado mediocremente. Había sangre salpicada por el suelo y me estremecí al pensar que quizás Taeyong o Johnny se podrían haber enterrado un pedacito de vidrio. Espera...

¡Johnny por la mierda!

Salí corriendo de la cocina y busqué con la mirada algún rastro de desastre o alguna señal de donde podría estar y un quejido proveniente de la escalera me llamó la atención.

Johnny estaba a los pies de ésta, todo doblado y tratando de enderezarse pero volvió a caer.

Llegué a donde él y me arrodillé a su lado.

No parecía herido de gravedad y suspire aliviado.

Pestañeo con ligeros aleteos y fijó su mirada en la mía.

—Ten. -pronunció, apenas y le sonreí tiernamente.

—Tranquilo, ya se fue. —hablé con la misma suavidad que Taeyong había usado anteriormente.— ¿En la espalda te pegaste?

Asintió y con ambas manos, me tomó por los hombros, mirándome preocupado.

—¿Y tú? ¿Estás bien?

Resoplé exhausto y me limité a reír.

—Como nunca.

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Taeyong

Cuando me subí al auto no quería partir de inmediato. Me quede ahí, pensando en lo sucedido y traté de sonreír como siempre lo hacía pero no pude, y ni siquiera sé por qué.

'Lamento el día en que fui a esa mendiga oficina'

No hay ningún insulto, ni un apodo. No sé porque me duelen tanto esas palabras.

Cerré los ojos y conté hasta diez, calmándome. Abrí los ojos con pesadez y sonreí como suelo hacer, encendiendo el motor finalmente.

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—Se rápido. —exigió Winwin revolviendo, por décima vez, la taza de café.— Tengo cosas que hacer.

Reprimí el impulso de responderle algo sarcástico o agudo y sonreí en reemplazo.

—Tranquilo que no te invité por cualquier razón. —ahora pareció de verdad interesado en lo que iba a decir.— Ayer hablé con una chica y tiene unas amigas... —dije haciendo énfasis en la última palabra.— qué te morí.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo? —preguntó, para luego tomar un sorbo de café.

Su pregunta me sorprendió. Normalmente Kun se ríe y me dice dónde y cuándo. Johnny pone cara de deseo y me pregunta si es gorda o flaca. Por lo que la respuesta de Winwin me toma desprevenido.