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Tenemos que hablar de nuestra relación. —su poca vacilación me tomó por sorpresa, estaba más serio y distante de lo normal.

¿Hola? Por lo menos saluda.

Hola.

Me quedé callado ante su falta de humor y esperé a que se sentara. Aumentando mi sorpresa, no se sentó a mi lado como pensé que haría, sino que en el mismo sillón pero muy alejado, como si me estuviera evitando.

¿Y bien? —pregunté, rompiendo el silencio.

Quiero que dejes de ver a Yuta, es prepotente e insensato, no creo que sea bueno que mantengas una amistad con él. —sabiendo como sabía Kun que yo admiraba a Yuta, ése no era en absoluto la mejor manera de empezar la conversación, pero la gente mentirosa y arrinconada no suele actuar con sabiduría; y al ver que me estaba provocando, el consiguió el éxito que esperaba. Sin embargo, me quedé callado, pero Kun tomó la determinación de hacerme hablar y prosiguió.— Nos está separando.

Si. —repliqué, sin poder contenerme por más tiempo.— Esta claro que el hecho de que salgas con mujeres es debido a su insensatez y prepotencia.

Dicho esto, una mueca de desagrado se formó en la cara de Kun.

Deja de hablar tonterías, te ves ridículo creando excusas.

Kun, para. Lo sé todo.

Tú no sabes nada, nunca sales de aquí.

Por eso siempre me engañas —exclamé.— Te aprovechas de que nunca salgo.

Eres tan estúpido, si quieres terminar conmigo inventa cosas más creíbles.

Eso debería decirlo yo. —la irritación crecía a cada instante; aún así intenté con todas mis fuerzas expresarme con mesura.— Hace ya tiempo que se que me engañas, comencé a sospechar por tu falta de afecto y tus constantes salidas. ¿Qué tu mamá se siente sola y quiere salir? ¿En serio pensaste que me tragaría esa farsa?

Si hablarás incoherencias mejor dejamos esta conversación hasta acá. Sigues igual de tonto que siempre. —eso me exasperó aún más y cuando él terminó se levantó con la intención de irse pero lo detuve por el brazo, le contesté con las mejillas encendidas por la irá.

Para de ser tan maricón y de hablar como si el equivocado aquí fuera yo. Tú me eres infiel con un par de pechos desde hace tiempo, no he tenido el valor para decírtelo antes por temor a la soledad, pero ahora se que es preferible eso a que me siga engañando y me diga que soy feliz, porque no, no soy feliz.

Kun comenzaba a expresar más la natural vergüenza que debe sentir alguien que es descubierto, pero se quedó en silencio, sin dejar de mirarme con estupefacción.

Lo solté un poco arrepentido por mi rápida acción y solté un sollozo. Sentía como las lágrimas venían por la ira e impotencia, pero me supe contener y seguir encarándolo.

No soy feliz. —repetí, pasándome una mano por la cara con frenesí.— Hace que tiempo que lo sé, te he visto; así que deja de negarlo.

—Sicheng...

Pero... tampoco soy quién para juzgar. —la antigua sorpresa fue reemplazada gradualmente por una ingenua confusión.— Yo también te he sido infiel.

Agaché la cabeza después de decir eso, no quería ver su reacción hasta terminar de hablar.

No te agobies, Kun. —le dije después de un momento de tenso silencio.— No es como crees.

c a s i│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora