Al salir de la cafeteria decidí ponerme los auriculares y mientras escuchaba "Si por mi fuera" de Beret realicé mi camino a la universidad. Al salir del metro divisé a Miriam, estaba en un parque con el que supongo que seria su amigo. Nerviosa decidí acercarme para saludarla, quizás podíamos ir el resto de camino juntas y con un poco de suerte hablar sobre lo que estaba pasando entre nosotras.
Me quede parada, creo que por unos segundos deje de estar en este mundo. Me quite los auriculares como si eso fuera a devolverme o a cambiar algo. Miriam se estaba besando con aquel chico. Al principio sentí enfado y rabia pero a los pocos segundos las lágrimas recorrían mis mejillas. ¿Como había podido ser tan tonta y pensar que ella me podía querer? Mis piernas estaban clavadas en el suelo, no era capaz de moverme. Solo quería huir de allí y volver a mi casa pero era imposible. Ambos se percataron de mi presencia y pude ver como Miriam susurraba la palabra "mierda".
Por fin pude salir de este estado de shock y comencé a caminar en dirección contraria. Miriam corría detrás de mi, me alcanzó y agarrándome del brazo hizo que frenara mi paso.
- Déjame en paz Miriam, no quiero saber nada más de ti.- Dije atropelladamente por las lágrimas y el estado de nervios que impedían que mi voz saliera con claridad.
- Laura, déjame que me explique no es lo que parece. Por favor siéntate aquí, tan solo necesito unos minutos, después te podrás ir si no quieres saber nada mas de mi.- Suplicó ella mientras ambas nos sentábamos en el banco más próximo.
- ¿Como has podido? confiaba en ti, pensé que después del otro día empezábamos a tener algo serio. No entiendo como he podido ser tan tonta.- Me tapé la cara con mis manos.
- De verdad, no es lo que parece. Él es David, mi amigo. Estaba hablando con él explicándole que estaba sintiendo cosas por alguien y se confundió, pensaba que me estaba refiriendo a él ya que alguna vez de fiesta nos hemos liado a causa del alcohol. No siento nada por él, tienes que créeme Laura.- Dijo apenada y apunto de llorar. No sabia que hacer, pero parecía que me estaba diciendo la verdad.
- ¿Porque has estado estos días así conmigo? Desde el primer beso.- Ya que se estaba sincerando, quería saber toda la verdad.
- No entiendo. ¿A que te refieres?.- Me miró dubitativa. Parecía que de verdad no había sido consciente de su actitud estos días.
- Desde que nos besamos, la otra tarde. No has querido que nos veamos, no has querido besarme, te alejas de mi en clase como si no quisieras que nadie nos vea juntas, ni siquiera hemos tenido un conversación seria para saber que somos. No sabes ni lo que siento por ti, ni desde cuando...- Dije apenada y cabizbaja. Pequeñas lágrimas seguían cayendo por mis mejillas mientras hablaba.
- En ninguno momento he sido consciente de que estaba teniendo esta actitud contigo. Supongo que tengo miedo. Nunca he estado con una chica, de hecho no le he contado a nadie mi orientación sexual. Siento mucho haberte hecho sentir que no te quiero o que te he engañado respecto a mis sentimientos. ¿Me crees?
- Te creo.- Dije al fin, después de un breve silencio.- Para mi también es algo nuevo, nunca he estado con ninguna chica, de hecho eres la primera que me gusta. Nadie de mi entorno lo sabe, pero te quiero y quiero superar todo esto junto a ti. Estaba emocionada con la idea de empezar una relación seria contigo.
Miriam me miraba fijamente desde su sitio, noté como se empezó a acercar. Cuando estaba a tan solo unos centimetros acarició mi cara con su mano dejando esta posada sobre mi mejilla, retiró con su dedo pulgar algunas lágrimas fugitivas. Podía sentir su respiración y ella la mía, era agitada por mi estado de nervios anterior. Empezó a repartir varios besos cortos por mi cara hasta llegar a mi naríz, su mirada iba de mis ojos a mis labios hasta que por fin dió el paso de juntarlos. Como había echado de menos aquella sensación, sentir sus labios y sentirla a ella. Era adictivo. Fué un beso lento, para nada apasionado, simplemente necesario para ambas.
- Te voy a compensar por estos días.- Me dijo una vez nuestras bocas se separaron para coger aire.
- ¿Y como me vas a compensar?- Dije con una sonrisa en la cara imposible de ocultar.
- Déjame pensar... ¿Que te parece si hoy nos saltamos la uni y nos vamos a pasear? Total, ya llegamos tarde.- Soltó una carcajada.
- Esta bien. Pero solo por hoy, no puedo saltarme más clases.- Dije mientras le robe un corto beso y me puse en pie para poner rumbo a nuestra cita.
- Okay.- Se puso en pie y con una sonrisa me devolvió el beso está vez un poco más duradero.
Caminábamos por las calles de Barcelona, viendo como trabajadores empezaban a decorar las calles para devolver la ilusión a los habitantes por navidad.
Llegamos al parque de la Ciudadela, un parque enorme con sitios donde pasear, sentarse y unas fuentes gigantes. Decidimos sentarnos en el bordillo del estanque.
- Antes me has dicho que no hemos tenido una conversación seria donde nos hayamos dicho cuales son nuestros sentimientos.- Dijo con su vista clavada en el suelo.- ¿Creo que ha llegado el momento de hacerlo no?- Una sonrisa pícara se formo en su boca.- ¿Que sientes por mi?
- Vaya... tantos dias esperando a hablar de esto y ahora me ha pillado un poco de sorpresa.- Dije intentando controlar mi vergüenza.- Pues ya que estamos, te contaré la historia por el principio. Nunca había sentido nada por ningún chica, de hecho mi ex pareja era un hombre. Pero cuando empece la universidad y nos fuimos conociendo, empece a darme cuenta de que me sentía atraída por ti y no solo de manera amistosa. Me gustas mucho Miriam y créeme cuando te digo que yo también tengo miedo, para mi todo esto es nuevo y nada fácil. No puedo contar nada de esto a nadie.- Hice un pequeño puchero.
- Gracias por ser sincera conmigo. Quizás yo también tengo que contarte como me siento...- Hizo una pausa y continuo.- Pues yo tampoco había sentido nunca nada por una chica o al menos no era consciente. De hecho tampoco pensaba estarlo de ti pero me fuiste ganando con tu simpatía y tu esfuerzo para que te hiciera caso.- Ambas soltamos una carcajada.- Yo sabía que estaba empezando a sentir algo por ti pero la otra tarde en tu casa, cuando me mirabas mientras trabajaba me di cuenta de la suerte que tengo de que alguien como tu me mire así.
Me quede sin palabras, no pensé que me fuera a decir nada parecido a aquello. Yo solo pude responderle con un beso rápido que ella no tardo en devolverme haciendo que este fuera más duradero. La tarde paso entre besos, paseos, secretos y muchas risas.
Era feliz.
ESTÁS LEYENDO
Cuando nos volvamos a encontrar
RomanceDos personas destinadas a que sus caminos se crucen para así cambiar sus vidas repentinamente sin esperar todo lo que sucederá después, y es que hay cosas tan inexplicables que solo se pueden entender viviéndolas en la propia piel, adentrándonos en...