Tuve una discusión muy fuerte con Miriam, acabó yéndose enfadada de mi casa después de dar un portazo ensordecedor. Me pasé la noche estudiando mientras apartaba las lágrimas que nublaban mi vista, distorsionando las letras de aquel aburrido libro de historia. Tenia uno de los exámenes finales, se acercaba el final del curso y necesitaba acabar con muy buena nota para poder matricularme el curso siguiente con la beca que me daría aquella nota final. No podía dejar que nada afectara a mis estudios, había luchado mucho para llegar hasta allí.
Me levanté intentando cubrir mis oscuras y enormes ojeras con un poco de maquillaje. Me puse un outfit básico y cómodo para el día que me esperaba hoy. Estaba dispuesta a superar este examen con una buena nota.
En realidad no sabía todo lo que se avecinaba.
En la entrada de la universidad la gente salía y entrada mientras me observaban fijamente, algunos miraban, otros cuchicheaban a mis espaldas entre ellos y otros directamente me gritaban insultos ofensivos en voz alta. No entendía que estaba pasando hasta que cruce aquella puerta.
Fotos mías en ropa interior, mostrando todas aquellas marcas que durante años han adornado mi piel, fotos de mi cara, de mi cuerpo con frases o insultos. Fea, gorda, corta venas, suicida, lesbiana, guarra y así mil apelativos más.
Y allí estaba ella, Miriam, repartiendo fotos y siendo grabada en forma de audio por estudiantes de la universidad que hacían corrillo alrededor de ella mientras explicaba como había intentado acostarme con ella, como había estado siendo una acosadora siguiéndola por todos lados, que mi padre estaba muerto, que durante años necesité de ayuda psicológica y que estuve al borde de la muerte por auto-lesionarme.
Mis amigas me miraban desde la puerta de clase, mientras escuchaban todas aquellas mentiras que Miriam estaba soltando por su boca, estaban confundidas, no entendían nada. Todos mis secretos acababan de quedar al descubierto delante de toda la universidad.
Salí llorando hacía casa, no quería perderme aquel examen por nada del mundo pero, ahora ¿que más daba? No iba a poder volver jamás a clases, todo mi esfuerzo ya no tenia valor, ya no había servido de nada, todo mi esfuerzo por salir de aquel pozo que parecía no tener fondo, mi vida de nuevo era un infierno.
Llegue a casa siendo felizmente recibida por una Maya muy contenta. En cuanto se tiro sobre mi la aparte de un empujón siendo un estúpida con ella, le grite, la insulté, y pague toda mi frustración con ella. Ella solo quería recibir y devolverme un poco de cariño y yo la trate mal.
Me tumbé sobre mi cama, Maya no tardo en subir ella también, acostándose sobre sus patas junto a mi. Pese haberla tratado así ella seguía conmigo, siempre estaba ahí, era incondicional. Me abracé fuerte a ella intentando sentir su calor para reconfortarme.
- No entiende nada Maya.- Me miró con los ojos tristes.- No se, no se que he hecho para merecerme todo este odio, solo quería ser feliz, quería sentirme querida por alguien, saber lo que es el amor, que alguien me quisiera por ser como soy, ¿porque es tan difícil?
A los pocos minutos mi madre llego a casa, entro corriendo a mi habitación con aquella cara desencajada que me recordó a aquella vez que me encontró tirada en el suelo de mi baño, me abrazó, estaba convencida de que pensaba encontrarme de nuevo como aquella vez. La vi respirar aliviada al soltar el aire que parecía tener retenido en sus pulmones durante todo el paseo hasta casa.
- ¿Estas bien? ¿que ha pasado?- Dijo mientras examinaba mi cuerpo de arriba abajo corroborando que todo estaba bien.
- Mamá...- Fue la única palabra que pudo salir por mi boca antes de empezar a llorar de nuevo.
- Tranquila mi amor, mamá esta contigo, estoy aquí mi vida.- Dijo apuntando sus sollozos mientras me apretaba contra su cuerpo.- Me has asustado mucho.
- ¿Como sabias que estaba aquí?
- Me ha llamado Cara, ambas estaban muy nerviosas, asustadas y preocupadas. Me pidieron que viniera lo antes posible a casa para comprobar que estabas bien.- Me contó.- He salido lo más rápido que he podido del trabajo. Creo que llegaran unas cuantas multas en los próximos días, he corrido como siempre fuera un piloto de carreras.- Intento hacer que me riera un poco.
- Lo siento mamá, lo siento mucho.
- No se te ocurra pedir perdón cariño. Yo solo necesito que estes bien y que me cuentes que ha pasado para que pueda ayudarte.- Dejo un corto silenció.- Hay tiempo, cuando tu estes lista...- Susurró mientras dejaba cortos besos sobre mi cabeza hasta que caí rendida.
Después de lo que me pareció una larga siesta me desperté encontrándome con mi madre frente a mi. Había dejado sobre la mesilla una bandeja con una tila bien caliente y un par de tostadas con queso. Aunque tenía el estomago cerrado, debía reconocer que no había comido nada durante la mañana y que después de tal berrinche no me vendría nada mal ingerir algo de alimento a mi delgado cuerpo.
- ¿Has descansado?- Asentí.- Anda, come un poco, te vendrá bien.- Volví a asentir. Mientras mi madre depositaba aquella bandeja sobre mis estiradas piernas, desvié mi mirada hacia los pies de la cama donde se encontraba Maya, no se había movido de mi lado en todo este rato.- He llamado al colegio.- Soltó mi madre rompiendo aquel silencio que se había instaurado en la habitación.
- ¿Que les has dicho?- Pregunté algo alarmada. Conozco a mi madre y se como puede ser cuando esta tan nerviosa.-
- He llamado para que me informaran sobre lo que ha pasado. Ya han retirado todos lo carteles y fotografías, todos los alumnos han sido reunidos en el gimnasio donde les han dado una charla y esa tal Miriam esta expulsada en su casa.
- Mamá...- Lloré de nuevo sin poder parar.- Miriam es, era... mi novia. Mi madre se quedo sorprendida, la veía articular alguna palabra pero no conseguía proyectarla.- Lo siento.
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Cuando nos volvamos a encontrar
RomansDos personas destinadas a que sus caminos se crucen para así cambiar sus vidas repentinamente sin esperar todo lo que sucederá después, y es que hay cosas tan inexplicables que solo se pueden entender viviéndolas en la propia piel, adentrándonos en...