Para el tiempo

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Después de aquella conversación con Olivia decidí dejar que trabajará, supongo que para éste tipo de trabajo necesitaría tener demasiada concentración. No debe ser nada fácil escribir historias o plasmar ideas en libros. Me pregunto que estaría escribiendo, como, de que estilo o sobre que género. 

Yo decidí seguir con mi lectura mientras tomaba a sorbos pequeños mi café con leche. De vez en cuando levantaba la vista para mirar por aquella ventana, la gente transitaba rápidamente mientras se desplazaban a sus trabajos. Sinceramente estaba tan cómoda en aquel lugar que no tenía ganas de unirme al estrés de las calles. 

- ¿Es difícil verdad?- Preguntó Olivia. No esperaba que hablará y me asusté. 

- ¿El que?- Pregunté yo también. No entendía a que se refería. 

- Salir de este lugar y unirte al ajetreo del exterior.- Respondió. 

- Si...- Dije pensativa.- Justamente en esto estaba pensando. La verdad es qué esté lugar es una especie de búnker donde sabes que estás protegido y nada malo te puede pasar. Aquí no hay malas energías, es como si el tiempo aquí dentro fuera más lento, más tranquilo. En cambio allí fuera...- Dije mientras posaba la mirada en el exterior.- El tiempo parece correr más rápido, como si no te diera tiempo a llegar a todos los lugares o cumplir con todas las tareas diarias. Todo el mundo corre, apenas podemos observarnos o fijarnos en la gente que nos rodea. 

- Estoy de acuerdo contigo. Desde hace mucho tiempo vengo aquí para desinhibirme del mundo, del exterior, de las prisas, de la gente, de la contaminación y del ruido. Como has dicho, en este lugar el tiempo se ralentiza, es como si entraras en una burbuja donde la gente es diferente, donde puedes ser tú. Oscar transmite mucha paz y tranquilidad y sabe darle seguridad a sus clientes, él es lo mas especial que tiene este lugar.

- Cuando sales allí fuera solo eres uno más.- Concluí con aquella reflexión.Dirigí mi mirada a mi reloj de muñeca dándome cuenta de que el tiempo había pasado sin darme cuenta. Llegaba tarde a la universidad.- Creo que tengo que volver a la realidad. Llego tarde a clases.- Dije apenada cambiando de tema. 

- ¿Quieres que te acerque? Llegarás tarde si tienes que coger el metro y en coche estaremos en quince minutos.- Argumentó Olivia. 

- Oh no, aun no has acabado de desayunar y además estás ocupada. Tienes que trabajar para entregarlo a tiempo.- Excusé. 

- No te preocupes, no me cuesta nada llevarte, de verdad. Después volveré y retomaré la escritura. Además hoy necesito salir y buscar inspiración.- Soltó con una sonrisa. 

- De acuerdo. Muchas gracias entonces...- Dije algo cortada ya que me sabia muy mal que tuviera que llevarme. Y para que mentir, estaba nerviosa, nunca había hablado más allá de estas cuatro paredes con ella. 

Nos dirigimos a la barra después de haber recogido las cosas y haber dejado el libro de nuevo en su sitio. 

- Oscar nos vamos, voy a acompañarla a la universidad en coche porque llega un poco tarde.- Comentó Olivia mientras Oscar se aproximaba a nosotras.

- Cobramé lo de las dos por favor.- Dije mientras abría mi monedero. 

- Ni se te ocurra. Ya pagaste mi desayuno una vez y no tienes porque volver a hacerlo.- Explicó mientras intentaba frenar mi acción. 

- Voy a pagar yo para agradecerte que dejes de hacer tu trabajo para llevarme a la universidad.- Dije cortante para parecer autoritaria. A los pocos segundos una pequeña carcajada asomaba de mi boca haciendo que Olivia me copiase. 

- Gracias.- Contesto ella. 

- De nada. Adiós Oscar, ¡hasta mañana! - Elevé mi tono para que me escuchara mientras ambas nos dirigíamos a la salida. 

- Hasta ahora Oscar. Vuelvo en nada.- Gritó seguidamente Olivia despidiéndose momentáneamente de él.

- Veinte minutos para entrar a la universidad.- Dije volviendo a mirar mi reloj de muñeca. 

- Me sobran cinco.- Contesto Olivia que me miraba con una sonrisa pícara. 

Cogió mi mano y me miró una última vez. Empezó a correr por las calles de Barcelona mientras tiraba de mí. Ambas reíamos sin poder parar haciendo que de vez en cuando me faltará el aire. A ratos se giraba para mirarme y yo no podía sentirme mejor. Desde el momento en el que me cogió la mano algo se revolvió dentro de mí.
Después de cinco minutos sin parar de correr llegamos al estacionamiento donde se encontraba su coche. Abrió con su mando a distancia indicándome que me subiera en el asiento de copiloto.                                                                                                               Cuando el coche se puso en marcha la radio empezó a sonar con un volumen bastante elevado. Olivia puso rumbo a la universidad después de haberle dado las indicaciones para llegar, aunque se la veía muy segura del recorrido que debía realizar. Me sorprendió que Olivia comenzará tarareando una canción que sonaba en la radio para a continuación comenzar a cantar a pleno pulmón. Mi cara se tornó de un color rojizo a causa de pensar en que podría ser yo. Ella me miró y sonriendo sin dejar de cantar me animó a que yo también me uniera. No podía comprender como lo había conseguido pero a los pocos segundos ambas cantábamos a pleno pulmón con Beyoncé de fondo. 

- Ya estamos aquí.- Dijo después de estacionar tu coche frente a la puerta de la facultad. Como predijo, llegamos con cinco minutos de antelación. 

- Muchas gracias. Si hubiera cogido el metro aun estaría esperando. 

- Y no lo hubieras pasado tan bien.- Me miró con una sonrisa burlona después de afirmar tan segura aquello. 

- ¿Siempre eres así de creída?- La miré está vez yo mientras intentaba parecer seria.- ¿Como estás tan segura de ello?

- Laura, te conozco poco, apenas de hace una semana. Pero he podido comprobar como tu cara se vuelve roja con una mirada o con cualquier pregunta. Eres vergonzosa. Y no creo que una persona como tú se ponga a cantar de esa manera con una desconocida. ¿Me equivoco? 

- ¿Tan evidente soy?- Ambas nos reímos. Intente aparcar el tema despidiéndome de Olivia.- Tengo que entrar ya. El profesor de arte siempre es muy puntual y no me dejará entrar. Gracias de nuevo por traerme. 

- Deja de darme las gracias. Si no hubiera querido no me hubiera ofrecido. En todo caso, gracias a ti por haberme inspirado de nuevo y por el desayuno.- Su mirada se había vuelto a desviar, esta vez al volante. A veces también ella podía ser muy vergonzosa. 

- Adiós Olivia.- Dije saliendo del coche. Sin obviar lo que había dicho anteriormente. ¿Yo le había devuelto la inspiración?

- Adiós. Que tengas un buen día.- Contestó ella. 

Cerré la puerta del vehículo y me dirigí a subir las escaleras de la universidad. Volví a girarme y allí seguía ella. Me despedí por última vez agitando mi mano siendo respondida por ella al instante. Arrancó el coche cuando entré por aquella puerta.  

Cuando nos volvamos a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora