Después de llegar a casa decidí que tenia que dedicar el resto de la tarde a estudiar. Estas semanas que me había estado sintiendo tan mal había estado centrada en en los estudios pero no al 100%. No podía permitir que eso afectara en mis notas, si bajaban podría perder la beca que tanto esfuerzo me costó conseguir.
Estaba cansada, apenas tenía fuerzas y me costaba mucho retener información. Finalmente acabé quedándome dormida sobre el escritorio. Sentí que alguien me zarandeaba sutilmente hasta que consiguió despertarme.- Mamá. ¿Que pasa?- Dije intentando abrir los ojos.
- Hija, te has quedado dormida mientras estudiabas.- Dijo ella.
- No me he dado ni cuenta, estaba leyendo el temario y me ha entrado un sueño horrible.- Expliqué mientras miraba a la pantalla del ordenador comprobando que estaba haciendo antes de dormirme.
- Laura, tenemos que hablar.- Mi madre estaba seria. Me hizo levantarme de la silla para dirigirme a la cama. Ambas nos sentamos y Maya no tardó demasiado en unirse a nosotras.
- ¿Que pasa mamá? ¿ha pasado algo en el trabajo? ¿está todo bien?- Pregunté algo sobresaltada a causa de los nervios que me provocaba ver a mi madre tan seria.
- Es sobre ti, cariño.- Dejó un corto silencio mientras la miraba con cara de no entender nada.- Necesito que me digas que te pasa, llevo semanas observándote, apenas estás comiendo, estás mucho más delgada, tu estado de animo ha cambiado, apenas quieres hablar o pasar tiempo conmigo, por no hablar de tu cansancio constante hasta el punto de quedarte dormida mientras estudias. ¿Que te esta pasando?- Preguntó.
- Mamá no tienes que preocuparte. Solo estoy intentando sacar adelante el curso con la mejor nota posible. Sabes que no puedo perder esa beca y me exijo el máximo. Casi no duermo por las noches a causa de los nervios y eso también afecta a mi apetito, pero te prometo que cada día paso por la cafetería y desayuno, aparte de lo que como en la universidad.- Expliqué intentando sonar lo más convincente posible.
- Cariño, eso tiene que cambiar. No puedes estar de esta manera por una nota. Entiendo que te exiges el máximo, como todo el mundo, pero no puedes dejar que esto afecte a tu salud. Estoy segura que puedes relajarte un poco y seguirás teniendo esa beca, lleva tu nombre, es tuya.- Me contestó mi madre sin poder ocultar su cara de tristeza por verme así.
- Está bien mamá. Voy a intentar no llegar a estos extremos.
- Eso espero mi vida. Si te pasa algo más, sabes que puedes contar conmigo y hablar. Siempre voy a estar para escucharte y ayudarte.- Yo asentí y a continuación nos fundimos en un abrazo.- Ya es tarde, recoge todo esto y baja a cenar, después no sentaremos juntas en el sofá a ver esa serie, estos días me has dejado muy sola y te he extrañado a mi lado.- Yo reí por las ocurrencias de mi madre pero era cierto que yo también extrañaba esos ratos.
Acabé de recoger mi habitación y todo el desorden que había sobre mi escritorio. Mientras mi madre acababa de preparar la cena decidí salir con Maya a la pequeña terraza que había en el exterior de mi casa. Así no tendría que volver a salir más tarde y me despejaba un poco, aún seguía algo dormida.
Me senté en el pequeño bordillo de la puerta, el frío azotó mi cuerpo haciendo que me estremeciera. Veía a Maya correr y olisquear todo, aquello me llevó a pensar en aquella pequeña bola de pelo había cambiado mi vida desde que llegó. Con ella siempre me sentía acompañada, nunca me dejaba sola, allí donde iba yo, iba ella. No pude evitar pensar en las cosas que mi madre me había dicho hacía apenas unos minutos. Tenia razón en todo, no podía dejar que aquella situación me desbordara y llegar a tales extremos. Lo que ella no sabía es que mis problemas no son solo una simple nota.Mi madre asomo su cabeza de manera divertida por la ventana de la cocina avisándome de que la cena estaba lista. Abrí la puerta dejando paso a Maya, ella siempre iba la primera, parecía que tenía miedo a que me olvidara de ella, pero eso nunca iba a pasar.
Después de cenar y de compartir aquel rato en el sofá con mi madre, decidí que ya era hora de ir a descansar.Mi rutina marcaba los tiempos. Como cada día, saqué a Maya, me encaminé hacía la cafetería, después de tomar mi súper café caliente y despedirme de Oscar, mi siguiente parada era la universidad. Allí compartí mi mañana con mis mejores amigas y Miriam por supuesto, estaba seria, como era costumbre ya. Después de despedirme de ellas y volver a mi casa para comer llegó el momento que compartía con Maya, de nuevo un largo paseo nos esperaba a ambas. Como al día anterior, decidí pasar por la golondrina para recoger mi chocolate para llevar. Me encantaba pasar tiempo en aquel lugar, siempre me ha parecido un sitio mágico, aunque solo fuese entrar y salir rápidamente, ver a Oscar y impregnarme unos segundo de aquella magia, era suficiente para mi.
Crucé aquella puerta robusta de madera dispuesta a recoger a Maya. Como si fuera una película aquella escena volvió a repetirse. De nuevo, allí estaba ella.
- Olivia...
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Cuando nos volvamos a encontrar
RomanceDos personas destinadas a que sus caminos se crucen para así cambiar sus vidas repentinamente sin esperar todo lo que sucederá después, y es que hay cosas tan inexplicables que solo se pueden entender viviéndolas en la propia piel, adentrándonos en...