El verano

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Y así fue, desperté a su lado cada mañana durante catorce días, el tiempo que pasamos de vacaciones en Galicia.

Nos encontrábamos de camino a casa con "Fire Line" de fondo en la radió del coche, mientras todo estos días volvían a resonar en mi cabeza haciendo que mi mirada se perdiera en el infinito de aquellos paisajes.

Seguia sin creer la cantidad de cosas que había hecho en tan solo catorce días rodeada de la persona a la que quería, de la familia tan maravillosa con la que ahora también iba a compartir de mi vida, el lugar que había vivido nuestra historia de amor, nuestras declaraciones. Todo aquello ahora había comenzando a formar parte de mi y no podía sentirme mejor por aquello. Poder conocer cada lugar donde Oli se había criado, poder conocer la historia de su familia, de lo maravillosos que son juntos y de lo orgullosos que se sienten del futuro que su hija se estaba labrando sola, todo eso y más definían las mejores vacaciones de mi vida.

La mano de mi novia acariciando mi muslo suavemente, me sacó de aquellos pensamientos. No pude evitar embelesarme con aquella mirada, con la expresividad de su cara mientras conducía concentrada alternando su mirada de la carretera a mi mientras me sonreía intentando descifrarme.

- ¿En que piensa esa cabecita loca?- Rompió el silencio después de varios minutos de miradas cruzadas y sonrisas tontas.

- En estos días, en ti...- Dije incienso mis hombros y arrugando mi nariz, gesto que solía hacer muchas veces cuando estaba pensativa.

- ¿En mi?- Volvió a preguntar dirigiendo una rápida mirada lasciva hacía mi.

- Que tonta.- Respondí a aquella mirada.- Te quiero.- Solté sin apartar la vista de la ventana a causa de mi vergüenza después de unos segundos de silencio.

- ¿Estas segura?- Preguntó intentando sacarme de quicio aunque pocas veces lo conseguía, me quería tanto que sus bromas no duraban demasiado pensando que me enfadaba de verdad.

- Segurísima. ¿Tu me quieres a mi?- Sabía la respuesta a aquella pregunta pero me encantaba escuchar aquellas dos palabras salir de su boca.

- Te amo.- Dijo al fin haciendo que mi corazón se acelerar desbocado de nuevo. No me acostumbraba a aquella sensación tan agradable.

Las próximas horas pasaron entre más bromas, más te quieros y más muestras de cariño por ambas partes. Me encantaba poner mi mano sobre la de ella mientras manejaba las marchas del coche sintiendo que podía tomar el control de aquel trasto. Las risas invadían aquel reducido espacio, más de una vez habíamos gritado a pleno pulmón por la ventana todo lo que nos amábamos. Nos estábamos volviendo locas la una por la otra, pero era algo demasiado bonito para ponerle freno.

Maya nos había acompañado en todas las aventuras de este emocionante viaje, era nuestra pequeña y ninguna de las dos era capaz de separarse de ella. Había aceptado nuestra nueva relación acogiéndonos a las dos como sus mamás. Habíamos pasados interminables horas jugando en aquella piscina, revolcándonos por aquellos inmensos campos que parecían no tener fin, corriendo hasta caer reventadas en algún punto donde podíamos apreciar las maravillas de los atardeceres. Eramos un equipo y no podía sentirme más feliz por estar viviendo todo aquello junto a ellas.

La vuelta a casa había sido la continuidad de las mejores vacaciones que jamás podía haber imaginado apenas hacía un par de meses. Olivia y yo habíamos seguido con nuestros encuentros diarios, habíamos aprovechado para hacer varias escapadas en coche a diferentes pueblos de la costa, en algunos habíamos podido compartir alguna noche de hotel y otros eran simples escapadas fugaces. Olivia ya era una más de la familia, pasaba muchas horas en casa con nosotras compartiendo momentos cotidianos con mi madre y conmigo, ambas tenían muchas cosas en común y se llevaban genial, se pasaron todo el verano innovando y probando recetas que María mandaba a su hija. Mi madre no se había podido tomar mejor la noticia de nuestro noviazgo y es que, según ella, estaba clarísimo que del viaje volvamos siendo novias.

Eras cerca de las seis de la tarde, el sol ya comenzaba a bajar y la gente comenzaba a salir de sus casas en busca de algo de aire. Habíamos decidido ir en coche hasta una calita donde Maya pudiera correr y bañarse en el mar. Nos metimos en el agua que se mantenía caliente después de un día tan caluroso. Olivia me cogió en brazos empujándonos hasta el interior de aquella playa desierta. Me sumergía poco a poco mientras me mantenía agarrada de mis caderas sobre sus muslos. Ambas repartíamos besos por el cuello de la otra, haciendo que subiera la temperatura de nuestros cuerpos.

- Tengo miedo.- Dije por fin escondiendo mi cara asustada entre el hueco de su cuello y su hombro.

- ¿A que tienes miedo? No voy a soltarte, ya lo sabes.- Dijo ella haciendo que saliera de mi escondite. Nuestra relación estaba avanzando y había algo que tenia que aclarar con ella.

- No me refiero a eso.- Respondí mientras fijaba mi vista en el horizonte de aquel inmenso mar.

- ¿Entonces? ¿Que pasa?- Olivia estaba comenzando a impacientarse al no recibir respuestas inmediatas.

- Ya llevamos algún tiempo juntas, se que tu tienes unas necesidad que yo no puedo satisfacer.- Solté lo más rápido que pude. Ella seguía mirándome extrañada por mi confesión.- Tengo miedo al sexo.

- Ey... ¿Era eso?- Preguntó ella cogiendo de mi barbilla para conseguir captar mi atención. Asentí intentando contener las lágrimas que amenazaba con salir. Aquella conversación me causaba incomodad y tristeza al recordad como fue mi experiencia con el sexo.- ¿Quieres contarme que te pasó?

- Yo solo pude asentir tomándome un corto tiempo para recuperarme de aquella emoción que recorría mi garganta y no dejaba que mis palabras salieran con fluidez.- Ya sabes como fue mi primera vez con Miriam.- Volví a dejar un corto silencio.- No mejoró durante el tiempo que estuvimos juntas.- Dije rompiéndome a llorar por fin.

Olivia me agarro fuerte para sacarme delicadamente del agua, se sentó dejándome entre sus piernas. Solo tenia palabras de aliento hacía mi, me abrazaba fuerte pidiéndome que me desahogara y sus únicas palabras eran: "No te preocupes más mi amor. No voy a dejar que esto se repita jamás."

Cuando nos volvamos a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora