Porque tú eres la razón

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- Vamos quiero enseñarte algo.- Dijo ella. 

Cogió mi mano y junto a Maya comenzamos a correr haciéndome recordar la primera vez que me llevo a la universidad. Volví a revivir aquel momento. Agarrada a su mano, depositando en ella toda mi confianza y dejándome guiar hacía cualquier lugar. No podía dejar de reír, el aire chocaba en nuestras cara haciendo que nuestro pelo se revolviera mientras corríamos, Maya no podía parar de ladrar pensando en que aquella carrera era uno de nuestros juegos favoritos en el parque. 

Mi risa se cortó cuando nos adentramos en el bosque, estamos rodeadas por arboles enormes que nos envolvían dejando pasar los rayos de sol a través de esas grandes copas. En frente nuestra se encontraba un túnel algo escondido, decimos traspasarlo siguiendo a Olivia todavía agarrada a su mano encontrándome con algo increíble. Estábamos en una pequeña plazoleta envuelta por un muro de piedra, estábamos sobre la muralla que protegía Galicia. Soltamos a Maya que enseguida comenzó a correr y olfatear todo. Olivia me invitó a subir impulsando mi cuerpo por mis caderas quedando sentada sobre aquel muro. No pude hacer otra cosas que abrir la boca quedándome sorprendida por las vistas que tenia delante de mi. Galicia a nuestros pies. 

- ¿Te gusta?- Preguntó.

- ¿Necesitas que te responda a eso?, ¿Enserio? Te creía más lista.- Dije yo bromeando haciendo que ambas riéramos a carcajadas. No podía apartar la vista de aquel asombroso lugar pero notaba la mirada de Olivia sobre mi.- Es precioso.

- Me alegra que te guste.

Asentí sonriente mientras el silencio reinaba en aquel lugar durante unos minutos. 

- Este es uno de mis lugares favoritos.- Dijo Olivia interrumpiendo aquel silencio. 

- ¿Porque? 

- Siempre venía aquí cuando estaba triste, enfadada o agobiada. Aquí han empezado y han acabado muchas de mis historias.- Explicó.

- Es precioso, ahora entiendo esas historias tan bonitas que eres capaz de escribir.- Dije haciéndola reír. 

- Creo que mi próxima novela también empezará aquí.- Giré mi cabeza para quedar cara a cara con ella. 

- ¿Porque?- Me atreví a preguntar de nuevo.

- Porque creo que aquí puede empezar la historia de amor más bonita. 

Ambas nos miramos fijamente alternando nuestra mirada que viajaba de los ojos a la boca una y otra vez. Olivia comenzó a acercarse lentamente hacía mi, haciendo que mi corazón se acelerara hasta hacerme creer que podía llegar a explotar. Las mariposas de mi estomago, despertaron de repente creando un huracán en mi interior. Asentí mirando a sus labios haciéndole entender que yo también quería que pasara. Como dos polos opuestos que se atraen magnéticamente nuestros labios se movían a compasadamente. En aquel momento no existía nada ni nadie más que ella y yo.  Nuestras lenguas se fundieron entre ellas, nunca había sentido algo igual. Olivia había posado sus manos a cada lado de mi cara dejando suaves caricias con sus pulgares. Repentinamente Maya saltó quedando en medio de nostras haciendo que nuestros labios tuvieran que despedirse. Nos miramos sonriendo por aquella situación mientras la pequeña dejaba lametones en nuestra cara demostrándonos lo feliz que estaba. 

Pasamos la mañana paseando por los preciosos lugares que Galicia escondía en su interior. De la mano de Olivia todo se veía más bonito. Tenia la sensación de estar flotando como una nube. 
Nos reunimos con sus padres a la hora de comer. Nos llevaron a un restaurante precioso en una terraza al aire libre dejándonos unas vistas increíbles que nos hicieron disfrutar mucho más de aquella deliciosa comida. 

Pasamos la tarde en la piscina que se escondía en la parte trasera de la casa. Había hecho muy buenas migas con la hermana de Oli y había mucha complicidad entre las dos. Nos lo pasamos en grande saltando y jugando en la piscina. Incluso Maya se atrevió a darse un chapuzon, fue muy divertido ver su primera experiencia con el agua. 

Después de ducharnos y cenar, Olivia me invitó a salir con ella al porche. Sentadas desde aquel balancín, se podía apreciar un cielo despejado de dejaba a la vista miles de estrellas brillantes. Aquello me hizo acordarme de mi padre, recordar los años que pasamos en Andalucía. Acostumbraba a acompañarle fuera en las noches de calor para admirar aquellas bolas lumínicas. 

- Lo de hoy...- Dijo Olivia sacándome de aquel trance en el que me encontraba.  

- ¿Si...?- Pregunté nerviosa. 

- ¿Que ha significado para ti?- Preguntó por fin. 

- Creo que... solo si tú quieres, un antes y un después.- Contesté nerviosa, no sabía como se iba a tomar Oli mi comentario, no sabía que tipo de relación quería ella conmigo. 

- Laura, desde que te vi, supe que eras una persona muy especial y tuve claro que me gustabas, que lo que yo sentía por ti no era una simple amistad. Huí porque no soportaba la idea de pensar que Miriam te podía tener de aquella manera y que yo simplemente estaría para ti cuando llegaras llorando y pidiendo ayuda.- Explicó ella mientras yo no podía parar de emocionarme por saber lo que ella sentía. 

- Yo también sabia que eras una persona especial Oli, y que te necesitaba en mi vida de una manera u otra. Siento haberte apartado de aquella manera durante un tiempo, me deje guiar por la persona equivocada y se que te hice daño igual que me lo hice a mi misma. No me daba cuenta de que estaba cegada por ella cuando en realidad ni siquiera estaba enamorada de ella, y ahora se porque. Desde que llegaste ella paso a un segundo plano.- Dije con mis ojos inundados en lágrimas.- Siento todo el daño que te he podido causar. 

- Shhhh, eso ya no importa, es cosa del pasado, ahora estamos aquí, tu y yo.- Olivia cogió de mis caderas para colocarme sobre ella con una pierna a cada lado. No era nada sexual, solo dos personas que necesitan demostrarse cuanto se quieren y se necesitan. Rodeé su cuello con mis brazos enredando mis manos en su pelo. Ella trazaba caricias por mi espalda. 

- Te adoro.- Dije susurrando en su oído apoyada sobre su hombro. 

- Yo también, mi amor.- Con solo pronunciar aquella palabra revolvió todo mi cuerpo haciendo que involuntariamente me lanzara a sus labios, fundiendonos de nuevo, perdiendome en ella. 

Cuando nos volvamos a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora