El mejor regalo

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A la mañana siguiente mi madre vino a despertarme, normalmente me levantaba sola y nunca venia ella pero hoy teníamos invitados y me pidió que bajara rápido al salón. Fui al baño para asearme un poco, si aparecía con estos pelos y esta cara podrían pensar que soy un zombie. Me puse mi bata para estar calentita aunque suponía que la chimenea estaría encendida. 

Cuando bajé al salón me encontré con mis abuelos y mi madre, estaban sentado al rededor de la mesa. Sobre ella se encontraba un enorme plato con churros y pequeñas tazas llenas de chocolate. Desayunar churros el día de navidad era una tradición que se hacía desde que yo era pequeña e incluso antes. No tardé ni dos segundos en abrazar a cada uno de ellos y darles los buenos días y sentarme en la mesa para empezar a comer. 

- Buenos días cariño, ¿has dormido bien?- Preguntó mi madre. 

- Sí mamá ¿y vosotros?- Pregunté yo.

- Todos hemos dormido perfectamente mi niña.- Contestó está vez mi abuela materna en nombre de todos. 

- El abuelo ha ido a por el chocolate a la Golondrina.- Dijo mi madre.- Le dije que fuera allí, que era el chocolate más bueno del mundo, además supuse que te haría ilusión.  

- Gracias abuelo, está riquísimo. Es el mejor de toda Barcelona.- Dije yo ilusionada. Hacía días que no pasaba por la cafetería con todo el lío de la fiesta para mi madre. Tendría que pasar a saludar a Oscar y desearle unas felices fiestas. 

- Hija, ¿has visto el árbol?- Preguntó mi madre haciéndome mirar hacía allí. Me sorprendí.

- ¡Ala! ¿Y eso?- Pregunté.- Hay muchos regalos.

- ¿Porque no vas a abrirlos?- Intervino mi abuela paterna. 

Me acerqué al árbol viendo que había regalos para todos, me sabia mal porque solo había pensado en mi madre y no había caído en que mis abuelos estarían aquí también. Pero para mi sorpresa ellos también tenían, seguramente mi madre ya los tenia preparados para enviarlos y con esta sorpresa ha tenido la oportunidad de darlos en persona. Cogí los regalos y fui llevándoselo al dueño correspondiente de cada uno. Mis abuelos, tenían algunos detalles, mi madre había comprado algunas herramientas nuevas para el huerto de mi abuelo y el murió de ilusión. Mi abuela había recibido un libro de cocina, había comenzado con el mundo de la repostería y que mejor que un buen libro para aprender. Mi abuela paterna también había recibido un par de libros, como mi madre, era una aficionada a la lectura y a mi abuelo le tocó una tablet, pese a lo mayor que era, era un loco de la tecnología, creo que todo lo que se lo he aprendido de él y cada día me sorprende más. 

Por último le toco a mi madre, ella fue la mejor parada esta vez. Entre mis abuelos le habían regalado un robot de cocina y un robot aspirador, le explicaron que estos artilugios modernos le ayudarían a no tener que trabajar tanto y le ahorrarían tiempo. Estaba feliz por ella, me había propuesto ayudar más en casa y ahora con estos dos aparatejos será mucho más feliz mantener la casa perfecta siempre y la comida estaría deliciosa. Llegó el momento de entregarle mis regalos, por mi parte había decidido coger algo de mi dinero ahorrado, con la muerte de mi padre me quedo un pequeña paga por ser menor, de ahí estaba saliendo mi dinero para la universidad. Le regalé un par de libros para que retomara la lectura, con la conversación con Olivia me di cuenta de que es algo que le encanta y también algo de lo que prescinde para hacer otras tareas. Le dije que yo ayudaría más en casa para que tuviera tiempo de hacer todas aquellas cosas que le gustaba. Además le había regalado una experiencia en un spa, eso ayudaría a que se relajase. Se sorprendió, no esperaba que le hiciera ningún regalo y menos de esa magnitud. No paro de agradecermelo durante un buen rato. 

Volví al árbol para abrir mis regalos. Había una caja bastante grande que mi madre advirtió que no abriera hasta el final. Comencé por los regalos más pequeños, una bufanda nueva para este frío infernal con un gorro y unos guantes de lana, además también me regalaron alguna cosa más de ropa, todos sabían que me encantaba la moda. Abrí el regalo de mi madre encontrándome una preciosa pulsera, en ella había grabado un dibujo en el que aparecía una madre con su hija, ambas abrazadas, por detrás nuestras iniciales y un te amo, mamá, escrito. 

Me levanté agradeciendo a cada uno de ellos el esfuerzo y la ilusión por hacerme estos regalos. Estaba muy contenta con todos ellos y el regalos de mi madre me había hecho muy feliz. Siempre la tenía presente pero ahora siempre la tendría conmigo en todos los momentos. Por último me dirigí a abrir esa enorme caja que tanto estaba llamando mi atención y la del resto, parecía que nadie sabía que podía haber allí. Un sobre se encontraba pegado sobre la tapa, decidí abrirlo y leer su contenido. 

Querida Laura, 

Quería desearte una feliz navidad. Espero que este regalo te haga tanta ilusión como a mi enviarlo. Espero que sepas cuidar de él y que te de todas esas alegrías que esperas, además de hacerte la mejor compañía del mundo. Que ilumine y traiga alegría a tu casa. Espero que todos os encontréis bien y que estéis disfrutando de estas fiestas. 

Que todos tus deseos se cumplan. 

Sin poder aguantar más las ganas, levanté aquella tapa encontrándome con un pequeño cachorro de perro. No me lo podía creer, no conseguía emitir ningún sonido y ninguna palabra. Verdaderamente era la última sorpresa que podía esperar hoy. Cogí a aquel pequeño animal entre mis brazos girándome para mostrarlo al resto.

- ¡PERO ¿QUE?!- Dije soltando un pequeño grito. 

Cuando nos volvamos a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora