Olivia decidió entrar convencida por mi, tampoco le había costado demasiado aceptar, supongo que quería aprovechar al máximo el tiempo que nos quedaba juntas. Decidí invitarla porque hacía mucho tiempo que no tenia una tarde como aquella y sobre todo porque sentía que se lo debía. Me había invitado a comer y se había esforzado muchísimo por ganarse una oportunidad, por no hablar de como se había comportado conmigo después de haberme derrumbado al hablar de mi padre.
Estaba demasiado nerviosa, invitarla a pasar había sido un impulso repentino al verla marchar. Una vez dentro de casa y apenas sin dirigirnos la palabra, decidí enseñarle la casa rápidamente. Se supone que es lo que se suele hacer con los nuevos invitados par hacerlos sentir cómodos. Al poco tiempo mi madre llego de trabajar, agradeciendo mentalmente que alguien me ayudara a romper este momento incomodo que estábamos viviendo.
- ¿Que haceis aquí chicas? No te esperaba por aquí Olivia.- Preguntó mi madre sorprendiéndose de verla aquí. No solia traer a gente a casa.
- Mamá, Olivia vino a buscarme está mañana para invitarme a comer por el malentendido en la cafetería. Me ha traído a casa y quería agradecérselo.- Olivia saludó a mi madre.
- Pues por mi encantada ¿os apetecen unas pizzas para cenar?- Preguntó y yo solo pude ponerme más nerviosa.
- Oh no, no quiero molestar me voy a mi casa que ya es tarde. Por cierto, tiene una casa preciosa señora Irina.- Dijo sonriente.
- Ya has escuchado a mi hija, ella quiere agradecertelo de alguna manera y yo también, sacar a mi hija de estas cuatro paredes para algo que no sea ir a la universidad es todo un mérito.- Todas reímos.- Y por cierto, llámame Irina, me haces sentir mucho más mayor de lo que soy.
Mi madre se dirigió a su habitación para ponerse cómoda y dejar sus pertenencias. Yo no pude evitar mirar a Olivia y encoger los hombros a modo de disculpa, mi madre podía ser muy insistente a veces. A continuación me dirigí al salón acompañada por ella para llamar a la pizzería.
- Buenas noches, llamaba para pedir unas pizzas. Sí, una familiar de cuatro quesos y... Espere.- Voltee a mirar a Olivia llamando su atención.- ¿De que quieres la pizza?- Le pregunté.
- Barbacoa estará bien.- Asentí haciendo un gesto de desagrado, no me gustaba nada ese tipo de pizza. Ella se río ante mi gesto.
- Sí, disculpe... una de barbacoa. Sí estupendo. Gracias.- Después de despedirme de aquel muchacho colgué el teléfono.
- ¿Tienes algún problema con la pizza barbacoa?- Intentó ponerse seria, pero sus facciones la delataban, apenas podía aguantar la risa y para que mentir, yo tampoco.
- Destaco por ser bastante respetuosa con todo el mundo, así que no, no tengo ningún problema.- No pude aguantar la risa y solté una carcajada a la que rápidamente se unió.- No me gusta ese sabor tan fuerte a tomate y el picante... Además lleva carne.- Le expliqué.
- ¿Hace mucho tiempo que eres vegetariana?- Preguntó interesada. Me sorprendió pues es un tema que la gente suele evitar.
- Desde hace un par de años. Vi un video en el que salía todo tipo de animales que hoy en día comemos, libres en su hábitat, aquello me conmovió y me hizo pensar que muy pocos tenían aquella suerte. A partir de ahí me fui informando sobre el tema y decidí hacer aquel cambió radical.- La mire fijándome en lo concentrada que estaba mientras le contaba aquello.- Lo siento, al final acabo hablando demasiado.- Me disculpé.
- Oh no, para nada, me encanta descubrir cosas nuevas, culturas, costumbres y las diferentes maneras de vivir o pensar que tiene la gente.- Me sonrió.- Algún día me gustaría conseguirlo también, amo los animales pero pienso que no seré capaz. Me gusta demasiado visitar restaurantes nuevos y descubrir la gastronomía.
- Espero que algún día puedas, tu mentalidad cambia totalmente.- Le guiñe un ojo. Fuimos interrumpidas por mi madre.
- ¿De que hablaban chicas?- Preguntó mi madre intentando enterarse de la conversación.
- Me estaba preguntando que desde cuando soy vegetariana. Voy a poner la mesa para cuando lleguen las pizzas, ya las encargué.- Contesté mientras me levantaba para dirigirme a la cocina.
- Esta bien. Hoy comemos en la mesa del salón, tenemos una invitada.- Rió mi madre. Normalmente siempre comemos en la mesa de la cocina, para nosotras solas es perfecta y no tenemos que manchar tanto.
Ambas se quedaron hablando en el salón sobre mi, parecía ser que el ser vegetariana estaba dando mucho de que hablar. Mi madre siempre ha respetado mis decisiones y esta no había sido diferente pero cuando se lo conté se extraño mucho, pensó que no lograría estar más que un par de días con esta nueva dieta. Mientras las escuchaba hablar de fondo yo me encargué de preparar todo lo necesario para cenar. No podía evitar estar nerviosa, cada dos segundo me asomaba por la ventana de la cocina para vigilar que Miriam no apareciera por aquí. Al poco tiempo sonó el timbre provocándome casi un infarto, decidí correr a la puerta para abrir yo, de esa manera si era ella podría disimular, por suerte era el repartidor. Apenas pagué, fui corriendo al salón para servir las pizzas.
La cena estaba resultado muy interesante, mi madre no paraba de hacer preguntas a Olivia y así conocerla un poco más, se lo agradecía porque yo también estaba descubriendo muchas cosas.
- ¿Entonces no eres de aquí?- Preguntó mi madre algo indiscreta ganándose por mi parte una mirada seria.- Perdón.
- No se preocupe Irina. No soy de aquí, vine hace tan solo un par de años, soy de un pueblo pequeño y tuve que mudarme para poder alcanzar mis metas.- Respondí sonriente.
- ¿Para estudiar?- Volvió a preguntar mi madre.
- A trabajar. Soy escritora y una editorial me ofreció escribir un libro, su sede esta aquí y mudarme cerca era uno de los requisitos.
- Escritora... ¡Que emoción! a mi me encantan los libros y tengo muchísimos, ahora apenas puedo leer, el trabajo y la casa me quitan mucho tiempo.- Olivia no podía quitar la sonrisa de la cara, estaba claro que hablar sobre libros le apasionaba.- ¿Te costó mucho adaptarte a Barcelona? ¿Tienes pareja?- Soltó mi madre repentinamente ganándome una mirada por parte de Olivia.
- La adaptación muy rápida, enseguida hice amigos y conocí la cafetería de Oscar, allí es donde escribo y paso la mayoría de mi tiempo, Oscar me trata como su hija. Y no, no tengo novia.- No sabia donde meterme, como se le había ocurrido decir aquello delante de mi madre después de haberle contado el miedo que me da que se enterara de aquello.
- ¿Novia?
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Cuando nos volvamos a encontrar
RomanceDos personas destinadas a que sus caminos se crucen para así cambiar sus vidas repentinamente sin esperar todo lo que sucederá después, y es que hay cosas tan inexplicables que solo se pueden entender viviéndolas en la propia piel, adentrándonos en...