Todos mantuvimos el silencio hasta que escuchamos los pasos de mi madre dirigirse hacía el salón. Todos saltamos sorprendiéndola con un ¡SORPRESA!. Nada más vernos mi madre no pudo contener las lágrimas y comenzó a llorar. Reencontrarse con sus padres después de tanto tiempo y volver a tener a su familiar reunida de nuevo había sido la mejor sorpresa que jamás le podrían haber dado. Se acercó a mi para abrazarme y darme las gracias.
- ¿Tu has hecho todo esto?- Preguntó mientras me abrazaba.
- Sí... Bueno yo sola no, he contado con la maravillosa ayuda de Clara y Marta para decorar toda está casa y con la ayuda de los abuelos que no dudaron ni un segundo en venir, ellos han preparado toda la comida.- Expliqué algo avergonzada.
- ¿Y porque has hecho todo esto?- Volvió a preguntar.- A ti no te gusta la navidad, ni te gusta que la casa este decorada, ni tampoco que nos reunamos todos.
- Todo este tiempo he sido una tonta mamá, me he dado cuenta que lo más importante es estar todos juntos y más en estás fechas tan importantes. Además se que desde la muerte de papá no has estado bien y que este horrible trabajo tampoco esta ayudando demasiado, creía que necesitabas esto.- Conté.
- Ay mi niña... En que momento te has hecho tan mayor.- Reímos.- Gracias princesa y gracias a todos vosotros por hacer ésto posible. Os quiero mucho.- Dijo mi madre dirigiéndose a todos.
- No tienes que agradecer nada mi niña, te mereces esto y más, eres una campeona y una luchadora.- Se acercó emocionada mi abuela a mi madre.
- Bueno, ya que estáis tan elegante creo que debería ir a cambiarme. Ahora mismo vuelvo.- Mi madre subió las escaleras dirigiéndose a su habitación para cambiar su ropa de trabajo por una más elegante.
Mientras mi madre acababa de cambiarse, mis abuelas continuaron con la función de dejar la mesa perfecta, mis abuelos conversaban con una copa de vino frente a la chimenea que tanto trabajo les había dado encenderla y yo me encontraba en el sofá charlando con mis amigas sobre la reacción que había tenido mi madre. Se les ocurrió preguntarme acerca de Miriam y porque no estaba aquí esta noche con nosotras, les expliqué que mi madre aún no sabia nada acerca de nuestra relación y que no creía que hoy fuera el momento de hacerlo. Todos nos quedamos sin habla cuando vimos aparecer a mi madre por las escaleras, estaba preciosa, había decidido ponerse el vestido que le regaló papá para un aniversario. Era largo y de un color rojo, acompañado de unos tacones bajos negros. Había recogido su pelo y lo había adornado con pequeñas horquillas de perlas.
Después de que mi madre acabara de bajar las escaleras y de unos cuentos halagos hacía ella, mi familia comenzó a situarse alrededor de la mesa. Mis amigas decidieron que era hora de marchar hacía sus casas para festejar con sus familias. Las acompañé hacía la puerta después de despedirse de mi familiar y desearnos unas felices fiestas, volví a agradecerles toda su ayuda y por ser mis mejores amigas. Con un largo abrazó acabamos de despedirnos. Volví a la mesa y me situé al lado de mi madre.
- Hay que bendecir la mesa y hacer un brindis.- Dijo mi abuela materna al vernos con el intento de coger comida.- Como ya dije, mi familia es católica y para ellos bendecir la mesa antes de comer es algo importante.
- Lo hago yo.- Dije sorprendiendo a mi familia.
- ¿Tu?- Preguntaron todos a la vez, aquello me hizo soltar una sonora carcajada.
- Sí.- Ejem.- Doy gracias por haber contado con la ayuda de las mejores amigas que se puede tener en el mundo para llevar acabo la sorpresa para mamá, también doy gracias por teneros a todos aquí compartiendo este momento con nosotras, hacía mucho tiempo que nuestra mesa no volvía a estar tan llena y doy gracias por la familia que tengo. Quiero dedicarte esta cena a ti también papá, sin ti todo esto no es lo mismo, nuestra vida, nuestros días no son lo mismo, pero se que estés donde estés, estás aquí con nosotros. Te quiero.- Dije emocionada por las palabras que había dedicado a mi familia y sobre todo a mi padre, hacía mucho tiempo que no me atrevía a decirle nada a él.
- Amen.- Contestaron todos a la vez.
- A sido muy bonito cariño. Gracias.- Contestó mi madre dirigiéndose a mi y cogiendo mi mano.- Te quiero.
- Yo a ti más mamá.- Respondí.
La noche continuó entre comida, risas, anécdotas que todos contaban, sobre todo mi abuelo, él era muy parecido a mi padre, ambos siempre estaban contando cosas que les habían pasado hacía muchos años pero las recordaban con tanto cariño que nos acaban transportando a aquel momento a la perfección, además de las risas contagiosas de mi abuelo al recordar algunos de los momentos.
Veía a mi madre contenta, emocionada, sin haber descansado su cara había cambiado, se veía mucho más rejuvenecida, con más luz, sus ojeras casi habían desaparecido. Tendría que haber echo esto hace mucho tiempo. Ella es lo más importante para mi y verla de esta manera, ver a toda mi familia reunida al rededor de mi mesa, era la imagen más bonita que podría tener. Me sentía afortunada por la familiar que me había tocado en esta vida, todos se había volcado al máximo para que ésto saliera bien, mis abuelos se podría haber olvidado de nosotras tras la muerte de mi padre pero por el contrario siempre habían estado con nosotras. Esté día me había enseñado muchas cosas, me había devuelto algo de la felicidad que últimamente faltaba en mi vida y daba gracias porque así fuera.
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Cuando nos volvamos a encontrar
RomanceDos personas destinadas a que sus caminos se crucen para así cambiar sus vidas repentinamente sin esperar todo lo que sucederá después, y es que hay cosas tan inexplicables que solo se pueden entender viviéndolas en la propia piel, adentrándonos en...