Abrázame

5 0 0
                                    

- Papá, ¿puedes acompañarme al desván?- Preguntó Olivia dirigiéndose a tu padre mientras acabábamos de retirar la mesa. 

- Sí cariño. Vamos.- Ambos se encaminaron escalera arriba.

- Laura, ven comigo.- Me sobresalté al ser interrumpida por su madre. La seguir a la cocina.- ¿Te gusta el helado de chocolate?

- Sí.- Respondí algo timida mientras tomábamos asiento en la pequeña mesa de aquella estancia.

- ¿Que tal el viaje?- Preguntó interesada. 

- Muy bien, pensé que se iba a hacer mucho más pesado pero con Olivia siempre lo paso bien.- Me di cuenta de mis palabras y baje la mirada a la tarima de helado notando como mi cara se tornaba de un color carmín.

- Me alegro mucho.- Me mostró su mejor sonrisa.- Es muy graciosa, siempre intenta hacer sentir cómoda a la gente. 

- ¿Sois amigas desde hace mucho tiempo?- Aquello me hizo estremecer, era un tema complicado.

- Bueno, es algo complicado de entender.- Solté una sonrisa a causa de mis nervios.- Nos conocemos desde hace bastante pero nuestra amistad no ha estado desde siempre.

- Vaya... pues me alegro que ahora si haya esa amistad.- Sonrió. Parecía haberse dado cuenta de mi incomodidad sobre este tema y dedicó zanjar el tema con aquella respuesta. 

Le sonreí de vuelta cuando Olivia apareció asomándose a través del marco de la puerta presenciando aquel momento que estaba viviendo junto a Maria.- Ya lo tengo todo, ¿vamos a dormir?- Asentí y ambas nos despedimos de toda la familia dirigiéndonos a nuestra respectiva habitación. 

Vi como Olivia colocaba aquel colchón en el suelo y hacía la cama con las sabanas que seguramente su padre le había dado. Seguro que Carlos, el padre de Oli se había quedado algo extrañado al saber que íbamos a dormir separadas después de haberles dicho que no había problema en compartir cama. Me sabía mal que tuviera que dormir en esas condiciones habiendo una cama grande donde ambas cabíamos perfectamente. Me arrepentía todo el tiempo de haberle dicho a Olivia aquello. Quería dormir con ella y contra más pegadas mejor, no sabía porque había tenido aquella estúpida reacción. Nos dimos las buenas noches cada una desde su respectiva cama. 

- ¿Estás despierta?- Pregunté repentinamente después de llevar un rato "dormidas". 

- Sí.- Contestó ella, en realidad creo que estaba medio dormida y me había dicho que si por no incomodarme.- ¿No puedes dormir?

- Sí sí.- Volví a mentir.- Es que... No... Era por ti, debes estar incomódisma en ese colchón.

- Cuando llevas un rato no se esta tan mal.- Soltó ella riendo. 

- ¿Segura? Cabemos perfectamente las dos aquí.- Volví a preguntar, no quería sonar desesperada. 

- ¿Quieres?- Preguntó dándose la vuelta en la cama y mirando hacía a mi entre la oscuridad. 

- Sí.- Solté rapidamente haciendo reír a Olivia y sintiéndome demasiado tonta por haber contestado de esa manera tan desesperada. 

- ¿Así mejor?- Dijo metiéndose entre las sabanas de mi cama. Sin saber que estaba haciendo mi cuerpo, me acerque a ella apoyando la cabeza sobre su pecho y abrazándome a ella. 

- Así mejor.- Respondí en voz baja quedándome dormida por la comodidad que sentía entre sus brazos. 

Pequeños rayos de lugar traspasaban la ventana para avisarnos de que ya era de día. Me desperté entre los brazos de Olivia, me di cuenta de que no había mejor sensación que despertar con ella. En cuanto me rodeó con sus brazos y escuche el compás de su respiración caí rendida a los brazos de Morfeo. Incliné mi cabeza, dormía plácidamente, sus facciones estaban relajadas y se podía apreciar lo bonita que era durmiendo. No pude evitar comenzar a pasar mis dedos suavemente por su cara propinándole unas cariñosas caricias. Comenzó a removerse. 

- Mmm... Buenos días.- Dijo en voz baja girando su cara hasta quedar frente a la mía. No podía abrir los ojos. 

- Buenos días.- Contesté yo sutilmente mientras la miraba embobada. Nunca había visto a alguien tan guapo recién levantado. 

- ¿Llevas mucho rato despierta?- Dijo desperezándose por fin. 

- No, solo algunos minutos. He visto que era un poco tarde y he decidido despertarte, espero que no te importe.- Dije tímidamente. 

- Así esta perfecto, quiero ir a enseñarte muchos sitios.- Sonreímos.- ¿Has dormido bien? 

- Estupendamente.- Volví a sonreír mientras ambas nos mirábamos fijamente a los ojos. 

Después de unos segundos Olivia rompió aquel juego de miradas levantándose de la cama. Nos vestimos rápidamente y bajamos a desayunar. Su familia aún dormía a si que, desayunamos algo ligero y después de dejar una nota avisando de que nos íbamos, salimos de casa. 

Cogimos el coche ya que, su casa se encontraba algo alejada del centro, a partir de allí ya haríamos la ruta a pie. Maya estaba muy contenta por poder correr y jugar por aquellos campos verdes que nos rodeaban todo el tiempo. Y yo estaba feliz por poder estar en un lugar así acompañada por mi pequeña y por la morena. 

Después de que Maya corriera un rato decidimos atarla y comenzar nuestra ruta por el pueblo. Todo era precioso y muy familiar, tenia un aspecto rustico haciéndome creer que me encontraba en una aldea de película. Habían puestos ambulantes por las calles, todo el mundo era demasiado simpático y no paraban de ofrecernos probar sus delicias poniéndose muy contentos porque Olivia hubiera regresado a casa. 

- ¿Aquí todo el mundo es tan simpático?- Pregunté yo mientras paseábamos entre los puestos y la gente madrugadora. 

- Sí.- Contestó ella orgullosa de la gente con la que había crecido. Yo solo sonreí asintiendo.- Vamos quiero enseñarte algo.


Cuando nos volvamos a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora