Ven conmigo

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Llegamos a casa después de un buen rato de trayecto, habíamos decidido venir en metro, mi barrio se encontraba bien comunicado y se llegaba a todos lados con trasporte publico. Insistí en coger un taxi, Olivia estaba muy cansada después de pasarse varios días de viaje pero, insistió en que le vendría bien estirar las piernas. 

Maya nos recibió como de costumbre, tirándose sobre nosotras y dejando mil lametones sobre nuestro rostro. Esta vez prestó más atención a Olivia, se notaba que la había echado mucho de menos. Después de tal sesión de mimos nos dirigimos al salón donde mi madre nos esperaba con la mesa puesta y apunto de comenzar a servir la comida en los platos correspondientes. Ella también dejó lo que estaba haciendo para lanzarse sobre los brazos de Olivia. Desde que habíamos vuelto a retomar la relación hacía un par de meses, mi madre le había cogido mucho cariño y siempre que ambas podían la invitaba a pasar tiempo en casa. 

Tomámos asiento, Olivia y yo nos sentamos juntas a un lado de la mesa y mi madre al otro. 

- ¿Como ha ido por Madrid?- Preguntó mi madre. Siempre que llegaba de un viaje se interesaba por saber como la habían recibido. 

- Muy bien, me han alojado en un hotel precioso y con las mejores vistas. Como ya viví allí un tiempo y me se mover bien aproveche los ratos libres para pasear y visitar sitios nuevos.- Explicó. 

- ¡Que bien! A mi me gustaría poder viajar más.- Soltó mi madre algo apenada. Siempre se ha dedicado a trabajar y no hemos tenido la oportunidad de viajar demasiado.- ¿Y la firma?, ¿que tal?

- Pues también muy bien, tuvieron que abrir otra sala más grande, vino tanta gente que no cambiamos. Había una cola larguísima, aún así daba varias vueltas a la calle.- Explicaba orgullosa y emocionada.

- Que fuerte. No me extraña nada, si la Barcelona estaba así me puedo imaginar como estuvo la de la capital.- Mi madre hizo referencia a la presentación a la acudimos en Barcelona. Su prima firma y allí estábamos nosotras junto a Oscar que había cerrado la cafetería para presenciar aquel acto tan importante. 

- Dile a mi madre que han intentado ligar contigo.- Intervine yo en la conversación que ambas estaban manteniendo. En el trayecto de vuelta a casa Oli me había contado que varias chicas habían ido con intención de ligar con ella y no me extrañaba para nada. 

- ¡Laura!- Exclamó ella mirándome con la cara desencajada.- ¿Como se te ocurre contarle esas cosas a tu madre?

- ¡Oye! Que a mi me podéis contar lo que sea. ¿Como es eso Oli?- Preguntó esta vez mi madre, interesada mientras dirigía la mirada hacía mi 

- Bueno Irina ya sabes como es la gente, son jóvenes y buscan juntarse con gente conocida, nada más.- Dijo ella nerviosa y avergonzada. 

- Bueno hija es totalmente normal, solo tienes que mirarte al espejo, eres una chica guapísima y muy inteligente además, ahora eres famosa.- Dejo un silencio para volver a dirigir la mirada hacía mi.- ¿Verdad cariño?

- Mmm, Sí... sí, claro.- Mi madre me la devolvió haciéndome pasar por aquel mal rato, no sabía ni que había respondido, solo sabía que en estos momentos si las miradas matasen mi madre estaría muerta y enterrada. 

- Gracias chicas pero no es para tanto.- Respondió ella. Se había puesto roja como un tomate, era monisima. 

Después de comer mi madre insistió en que Olivia se quedara con nosotras un rato más, eran las cuatro de la tarde y según ella no eran horas de coger un taxi y menos llegar a casa y deshacer la maleta. 

Nos acomodamos en el sofá dispuestas a ver una película en Netflix. Mi madre decidió poner la típica película romántica, donde los finales felices existen. En algún momento de la película Olivia se había quedado dormida, estaba agotada, apenas pasaba por casa, siempre estaba viajando de ciudad en ciudad, estos últimos meses había pasado más tiempo en aeropuertos y estaciones que en su casa. Baje la voz de la televisión pensando en que quizás le podía molestar. 

- Se ha quedado dormida.- Le dije a mi madre después de que mi mirara extrañada por el cambio repentino de volumen. 

- Pobrecita, debe estar agotada.- Respondió ella. Ambas la miramos como tontas. 

- Se pone muy mona cuando duerme. Mira.- Le hice un gesto a mi madre para que se fijara en sus mejillas.- Tiene las mejillas rojas. 

- Y es muy guapa también.- Mi madre disimuló volviendo la vista a la televisión para continuar con la película. 

Después de aquella respuesta por parte de mi madre no había vuelto a concentrarme en la película. Miraba de reojo a Olivia para pasar desapercibida por mi madre, no quería darle ningún motivo que le hiciera pensar que me gustaba pero, tenia razón, estaba guapísima y yo no podía parar de observarla. 

Cuando  la película acabó, acompañé a Olivia a mi habitación, creo que apenas se dio cuenta y que se movía por instinto ya que, en cuanto se tumbo sobre la cama, cayo como un tronco de nuevo. Decidí sentarme en el escritorio para no molestarla y mientras adelante los últimos deberes que debía entregar. El curso por fin llegaba a su fin y me moría de ganas de que llegara el momento. 

Eran cerca de las siete de la tarde, Maya estaba algo inquieta, no acostumbraba a sacarla tan tarde y ella se había adaptado a aquella rutina. Decidí despertar a la morena, estaba durmiendo demasiado y por la noche el insomnio seria su compañero. Quiso acompañarme a sacar a Maya, aprovechó aquel paseo para volver a casa. 

- Vente conmigo a Galicia.- Soltó de repente. 

Cuando nos volvamos a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora