seis

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No sé porque el Gran Sacerdote me dejó hacer eso, pero como no lo intentó impedir de ninguna forma, hasta me acomode para seguir con eso. Puse una rodilla entre las piernas de Daishinkan, casi estaba sobre él cuando Merlot intervino.

-¡Suelte a mi padre!-exclamó y lo solté producto del desconcierto-
¿Quién se cree que es para tratarlo de esa forma? ¡El es el Gran Sacerdote y usted..!

-Es un embustero-le dije bastante molesta.

-Necesito hablar a solas con Salieri- intervino el Gran Sacerdote y todos hicieron una reverencia antes de salir, pero Merlot se resistió un poco a dejar el lugar.

Me molesto que Merlot me reprendiera, pero no podía decirle nada al respecto. Miré a Daishinkan molesta y este sólo estaba ahí, con su cara de inocente que lo único que lograba era hacerme enfadar todavía más. Él sabía que me estaba causando y no pudo evitar reír. Al menos lo hizo con recato.

-Ahora podemos hablar tranquilamente- me dijo-
Supongo que me llama embustero por no explicarle que borre las memorias de Merlot y Ginebra, pero tal como usted debe estar suponiendo, lo hice porque ellos fueron hostiles conmigo. Sucedió después de leer "SÍ" . Mientras dormía ellos sólo aparecieron. Me fue difícil dominarlos.

-¿Por qué no los destruyó o algo así?-le pregunté.

-No estoy seguro. Usted ¿Por qué cree que no lo hice?

-¡No empiece con sus acertijos!- exclamé molesta y me senté en el borde de la cama a pensar.

-Cuando le dije que no puedo dormir no mentí. Usted misma lo ha visto- me dijo tranquilamente-No logro descansar apropiadamente. Ella siempre aparece en esas visiones...

-¿Se refiere a la mujer de la que está enamorado?-le pregunté un poco más tranquila, pero no menos molesta.

-¿Enamorado en el concepto que usted comprende por amor? No, pero ciertamente experimento por ella algo especial- me dijo y apareció delante de mí vestido con sus atuendo de siempre- Es algo realmente especial...

-¿Y eso que tiene que ver con mis historias? Usted dijo que no podía dormir a causa de ellas, ahora me dice que esa mujer aparece en sus sueños. No entiendo nada- confesé, pero tenía una idea bastante extraña respecto a la relación entre todo eso.

-Vera, cuando leo sus historias, ella suele asomarse por ahí-me dijo.

Mi idea era que él había sido cautivado por alguna de mis personajes como son: Ai, Sora o Sayen. Bueno no es raro que nos encantemos o "enamoremos" de algún personaje de alguna novela o película ¿Por qué no le pasaría a Daishinkan? Era una posibilidad nada más. Carecia de lógica y sentido común entre otra cosas que harían de eso algo convencional, pero cuando escuché esa declaración de parte del Gran Sacerdote pensé en una posibilidad más descabellada aún: que estuviera enamorado de una de mis lectoras. Podía sonar raro, pero si yo podía pasar a ese mundo no veía porque algo como eso no podía suceder. Se me hizo romántico también. Me pregunté cual seria, sin duda una de las que comenta, creí. Eso restringia bastante el número de candidatas,pero si realmente estaba "enamorado" de una de mis lectoras ¿Por qué no la llevó a ella ese mundo? ¿Seria que esperaba que yo escribiera está historia para que esa persona comentara?

-Por eso la necesito a usted- me dijo sacándome de mis "profundas" reflexiones- Para que ella se asome un poco más...

-Entiendo- dije todavía pensando en lo anterior y él levantó una ceja- Si me disculpa, quiero descansar...

-Por supuesto-me dijo.

Abrí la puerta y me encontré con Whis y Korn en sospechosa actitud. Por la mirada y sonrisa que me dio el ángel del universo siete, supe de inmediato que algo estaba tramando y cuando me cargó como un bulto bajo el brazo para sacarme de allí rápidamente, pues mis sospechas se confirmaron. Terminamos en algún lugar del espacio, donde me habló directamente de su extraño plan.

-¿Quieres que manipule los sueños del Gran Sacerdote mediante mis historias para que descubramos de quien está enamorado?- le cuestione- No me parece una buena idea y menos algo apropiado.

-¿Acaso no le da curiosidad saber cuál de sus lectoras es la afortunada?

-¿ Tambien crees que se trata de una de mis lectoras?- le pregunté algo sorprendida- Bueno aún si así fuera no podríamos reconocerlas, puesto que no sé cómo lucen. Dudo él lo sepa...

-Pero la llamaría por su nombre o seudónimo en algún momento- me dijo Whis- Todo depende de como usted le cuente sus cuentos a Daishinkan...

-Supongo, pero...

-¿Pero qué?

-Eres un chismoso y también tienes demasiado tiempo libre- le dijo como un reproche a su actitud.

-¡Claro que tengo tiempo libre! El señor Bills de lo pasa durmiendo. Nunca tengo nada divertido que hacer-me dijo casi con mortificación.

-Bueno ¿Por qué no buscas un pasatiempo más saludable que leer fanfic?-le pregunté algo burlona- En serio que los esta corrompiendo bastante.

-No digas esas cosas- me dijo abanicando con la mano algo divertido- Ademas no estará haciendo algo malo...le daré algunas indicaciones.

Me habló en el oído. No sé porque si estábamos en mitad de la nada y nadie podía oirnos. Bueno tal vez si, después de todo los ángeles pueden espiar a cualquiera con sus cetros así que...Su idea no sonaba tan terrible, pero si algo invasiva. Le dije que lo pensaría y volvimos al palacio de Zen Oh Sama. Me fui a dormir después de aquella charla o eso pretendía. Me extrañó no ver a Merlot, aunque  llegue directo a mi habitación gracias a Whis. Cruce la puerta y lo encontré sentado sobre mi cama en una actitud fría. Lo salude y me respondió, pero después se eso me pregunto.

-¿Por qué se toma esas libertades con mi padre?- interrogó agresiva y directamente.

Me esperaba una pregunta peor.

-Porque tenemos cierta cercanía-le dije.

-Él me dijo que eran amigos- me señaló Merlot.

Era una buena forma de explicar ciertas cosas. Muy hábil de parte del Gran Sacerdote, pero yo no lo sentia precisamente como un amigo y con toda certeza él tampoco a mi.

-¿Las relaciones de esa naturaleza te permiten tener...ese tipo de contacto?-me pregunto un tanto confundido.

-Sí-le dije mientras me sentaba en el borde la la cama, junto a él.

Desde luego esa actitud en él no era para mí algo nuevo; pero entonces, mientras yo repasaba la naturaleza de Merlot en mi mente, él tomó mi mano entre las suyas y la llevó lentamente a sus labios. Ví todo el proceso como en camara lenta, pero no pude interrumpirlo. Sentí ese sueve beso en el dorso de mi mano y sus ojos violeta menos fríos. Una sensación muy extraña me causó aquel gesto. Algo difícil de describir y sólo me quedé ahí, atrapada en un momento mágico de tantas formas, como lleno de miedo.

Cuentos para DaishinkanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora