Durante lo que duró ese gesto no pude evitar preguntarme qué hubiera hecho Tolkien al recibir un beso en la mejilla de Galadriel o que hubiera pensado Agatha Christie al recibir un gesto galante de Poirot ¿Qué hace un autor ante a su personaje? ¿Qué?Ese gesto fue... Aún no definirlo.
Soy algo distraída, pero no como para no notar las intenciones de Merlot, mas no sabía que hacer o decir. Por un lado le guardaba un profundo afecto. Fue el primer personaje que cree y me atrevo a decir que sin él, la historia "No", pues no hubiera sido lo mismo. Tal vez otra autora o escritor no tendría tantos conflictos para decirle a su personaje: "yo te cree". Pero yo era incapaz de considerar un acto como ese.Más en ese momento me asaltaba otra duda ¿Qué índole tenía el afecto de Merlot? ¿Fue algo espontáneo o venía de algún lado de su inconsciencia que le decía que yo era alguien especial? Todo era tan confuso, un completo lio en el que no encontraba salida y sentía me perdía más a cada momento. Lo miré con algo de tristeza y aparte mi mano de él.
-Disculpe...¿He hecho algo malo?-me preguntó.
-No, sólo estoy un poco cansada- le dije- Eso es todo...
-Comprendo. Me retiré para que pueda dormir en paz- me dijo y salió de la habitación algo cabizbajo.
A solas quede reflexionando hasta dormirme y ese tierno gesto de Merlot, me siguió hasta mis sueños. Por la mañana desperté porque me estaban dando palmaditas en el rostro. Lo primero que ví fue a Zen Oh Sama diciéndome que me levantara a jugar, que estaba aburrido. Lo mire, lo abrace y le propuse jugar a con las almohadas. No le gustó el juego. Al fin me levanté para terminar jugando a las escondidas. Teníamos que encontar al otro Zen Oh Sama que se escondía junto a Ginebra, en algún lugar de ese enorme palacio donde jamás me lograba ubicar. Tardamos unas dos horas en encontrarlo y eso sólo porque Ginebra se dejó ver. Después de eso fuimos a desayunar o lo intentamos, pues una verdadera marejada inundó los pasillos y debimos volar para evitar ser arrastrados por ella. El responsable apareció medio dormido por el corredor. Estaba bastante desaliñado y apenas si podía sostenerse en pie. Logré sujetarlo antes de que se fuera de bruces contra el suelo. Me miró y se sonrió algo triste, luego sólo se durmió por lo que debí arrodillarme en el piso para que estuviera más cómodo.
-Esto no puede seguir así- comentó Ginebra- Hay que terminar con este problema de una vez o un día de estos puede destruirnos a todos. Estaba pensando que tal vez sea a raíz de esa mujer que no puede dormir ¿Usted que opina?
La pregunta me tomó por sorpresa, pero bueno Ginebra tenía razón. Había que resolver ese problema de lo contrario quien sabe lo que podía llegar a pasar. Además también tenía curiosidad por saber quién había cautivado el corazón del Gran Sacerdote. Iba a levantarlo en mis brazos, pero Ginebra se me adelantó y al hacerlo su mano toco la mía por casualidad. Sentí una especie de corriente eléctrica bajar por mi espalda y me aparte discretamente.
-Creo que la idea de Whis no es tan mala, pero me siento algo mal por meterme en los sueños de Daishinkan sin su consentimiento-le dije evadiendo su mirada.
-Entiendo eso- me dijo- Tampoco es muy grato, pero pienso que si contaremos con su permiso no podríamos averiguar lo que realmente sucede, pues su subconsciente lo mantendría escondido de nosotros.
Bueno eso tenía bastante sentido. Me quedé viendo a Ginebra llevarse a Daishinkan, por el pasillo.
-Si tú creaste a Ginebra ¿Por qué no se lo dices?- me preguntó Zen Oh Sama del presente.
Le cubrí la boca con la mano y le dije que no dijera esas cosas en voz alta.
-Yo no veo algo malo en que tú y el sean amigos- me dijo Zen Oh Sama del futuro.
-Yo tampoco- me dijo el otro cuando le descubrí la boca- Tú eres como una diosa cuando escribes si.
-Nosostros somos dioses y nos agrada Gokú...
-Es un poquito más complicado que eso- les dije- Asi que por favor no le digan nada a ninguno de los dos.
-¡Esta bien! Pero juega con nosotros y luego cuéntanos una historia de Goku- me dijo uno de ellos. No sé cuál a veces me confunden.
Al llegar el momento del descanso, cuando fui al dormitorio de Daishinkan para contarle una historia, recordé las instrucciones de Whis y comencé mi relato...
"Hace mucho tiempo,en época de castillos y caballeros,vivió un rey poderoso y respetado por su pueblo. Era un gran señor que creía que tenía todo lo que necesitaba hasta que en una de sus salidas a cazar conoció a una mujer que lavaba ropas en el río. Era una muchacha linda de rostro dulce que no noto la presencia del monarca y mientras hacía su labor cantaba, jugueteaba y bailaba como un hada que brincaba sobre la piedras del río...Eso hasta que el rey se aproximó para saber su nombre...y la muchacha de rodillas a los pies de su señor se lo dijo..."
Se había dormido para entonces por lo que llame a Merlot (a quien no había visto en todo el día), Ginebra, Whis y Korn para entrar en los suelos de Daishinkan.
-Sí me disculpan, yo no iré debo...- decía Korn hasta que levante mi puño en amenaza- Yo iré con ustedes sin objeción y bajo mi voluntad.
-Vaya que le tienes miedo- rio Whis cubriendose la boca para disimular su risa.
-Es aterradora...
-A mi siempre me ha resultado bastante chiquita como para infundir temor- comentó Whis.
-¡Yo no soy chiquita! ¡Ustedes son muy altos!- le dije algo molesta.
-Yo no veo nada de malo en ser de baja estatura- señalo Merlot sonriendome- Yo tampoco soy muy alto...
Buen eso era cierto, él tenía la misma estatura de Daishinkan. Vi que Ginebra se paraba junto a los otros dos para comparar su estatura con la de ellos. Era unos cinco centímetros más alto sólo que el peinado de Whis distorsionaba las cosas.
-¿Bueno y como vamos a entrar a los sueños de Daishinkan?-
preguntó Korn.-La señorita hará los honores-le dijo Whis.
-¿Puede hacer algo como eso?- le pregunto Ginebra algo incrédulo.
-No hay nada que ella no pueda hacer aquí- le indico Whis- Es una diosa creadora o destructora. Su poder es abrumador, como el de todos los que vienen de su mundo.
Ginebra y Merlot me vieron de una forma distinta, yo sólo aparte la mirada y girando la muñeca cree una brisa que nos llevó a los sueños de Daishinkan. Averiguariamos cual de mis lectoras tenía cautivo al Gran Sacerdote para terminar con su problema de una vez y así yo podría volver a casa. Ese era mi gran plan.

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Cuentos para Daishinkan
Fanfiction¿Te has preguntado de que te enamoras realmente? Te lo diré: te enamoras de la idea de... ¿te has preguntado que es un personaje? Te lo diré: una idea. ¿Te has preguntado si una idea puede amarte?