Nueve

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No estaba feliz y me fui a mi mundo para poder gritar en paz. Busque una alcoba y tirada en la cama, ahogando mi voz en las almas, grite, grite y grite hasta que me cansé. Pero luego  reflexione. Daishinkan tenía razón y podía irme cuando quisiera. Él no me lo estaba impidiendo, pero no iba a hacerlo. Ver a Merlot y Ginebra era un sueño hecho realidad. Me asustaba si, pero era mágico y especial. Quería contemplarlos un poco más, sin embargo, pasaban cosas que no me espere jamás como era desarrollar un "afecto" especial por Ginebra y también el "afecto" especial que tenía Merlot por mi. Era casi una burla Yo interesada en Ginebra, Merlot interesado en mí y ambos eran algo que yo cree. Una idea a la que di forma mediante las palabras.

Cuando estoy estresada, en mi mundo, sopla el viento del este. Soplaba con fuerza esa tarde, agitando los árboles de dorado follaje y barriendo la superficie del lago. A la luz tibia del sol, sentada en la hierba, pensaba en todo el asunto. Una parte de mi quería irse,vpero otra quedarse. No sabía que hacer y me tendí sobre los pastos a descansar. Repasaba el proceso de construcción de Ginebra para encontrarle algún sentido a mi atracción por él. Recuerdo que veía una serie de yokai y me gustaba mucho el hermano del protagonista. De él tome el aspecto para diseñar a Ginebra, pero su forma de ser y sus ideas fueron cosa mía nada más. Recuerdo también que él sólo apareció en mi cabeza mientras escribía. Que fue su escencia primero y su aspecto después. Él más bello de los ángeles se revelaba contra el orden universal ¿Les suena familiar? Bueno, claro que Ginebra tenía mejores motivos que "ese" y desde mi punto de vista, en gran parte, la razón; mas a medida que la historia avanzaba también yo fui entendiendo este orden diseñando en el mundo de Dragón Ball y si bien sigo opinando lo mismo, aceptó las cosas que me resultaban algo caprichosas y las entiendo mejor, incluso la falta de interés de Bills por cumplir su labor, el motivo entre las líneas del argumento sumado a mi visión subjetiva de las cosas y todo lo demás. Es que podemos pensar que escribir es sencillo, pero no lo es.

"La ficción debe ser creíble y la realidad muchas veces no lo es"

Una vez leí esa frase y pues cuanta razón. Daishinkan estaba en lo cierto y es como armar un rompecabezas donde cada pieza tiene su lugar. Ginebra entonces representaba algo muy especial para mí. Tal vez por eso sentía eso por él. Seguía sin estar muy segura de eso y en cuanto a Merlot...

-Buenas noches- me dijo en ese momento y casi me mata del susto.

Había anochecido en mi mundo y sus dos lunas brillaban en menguante sobre el lago. Ni siquiera noté su llegada y me sorprendí bastante de verlo allí.

-Buenas noches- le dije-¿Qué haces aquí?

-La estuve buscando todo el día, por un momento temí que hubiera regresado a su mundo- me dijo con un tono de voz dulce.

- ¿Por qué?-le pregunté cómo pensando.

-Porque lamentaria mucho que se fuera tan pronto-me dijo sentándose a mi lado.

Merlot tenía algo especial. Muchos no pueden verlo más que como una extensión del Gran Sacerdote, pero él siempre tuvo su propia conciencia, de lo contrario a través de él, Daishinkan se hubiera enterado de todo ¿Pensaron en eso? Como fuera, Merlot era también una idea única, porque eso son los personajes ideas ,valga la redundancia, personificadas.

Sentí su tibia mano sobre la mía que estaba fría y me le quede viendo en silencio preguntándome ¿Qué se siente estar al amparo de una idea? El sujetó mi mano un momento, de una forma tan delicada que me hizo sentir algo tosca.

-Quédese un poco más por favor-me pidió mientras se llevaba ni mano a su rostro.

Sentí su aliento sobre la piel de mi mano, a ese punto algo trémula, el preludio de ese beso caballeroso y elegante que tiene por significado la admiración, el respeto como también esa connotación romántica ya perdida en la actualidad. La sutil sugerencias de un anehelo...

-¿Por qué debería hacerlo?- le pregunté tratando de no sonar brusca.

Esos ojos violeta me miraron y me recordaron una canción que cante hace tiempo para un evento en la escuela, pero aparté esa idea de mi mente para concentrarme en él. Tenía una sospecha desde que llegó.

-No me privé de su presencia- me dijo mientras se sentaba un poco más cerca- Concedame su compañía un poco más...

Bien recuerdan que les he dicho que hay situaciones en las que soy muy tímida, pues ese momento era uno de ellos y lo que en su momento me pareció una buena idea para averiguar que estaba pasando, terminó por convertirse en una situación algo incómoda.

-Creo que el Gran Sacerdote debe estarme esperando- le dije para huir de la situación e intente levantarme, pero él sujetaba mi mano.

-Se preocupa demasiado por él ¿No lo cree?-me cuestionó menos amable que antes.

-No es eso- murmuré, pero su mirada me silencio un momento- Es solo que...

-No está bien que se interese en él-me dijo.

-Yo no me interesó en él, en la forma que sugieres- le respondí.

Merlot se sonrió y rodeó mi cintura con su otra mano para llevarme hacia él. Me abrazo antes de que me diera cuenta, obligandome a tomar una postura algo incómoda, pero mis calambres pasaron al olvido en esos brazos en nada distintos a los de cualquier ser humano. Estaba tibio y su ropa era suave, con un perfume agradable. Apoyaba mis manos en sus hombros cuando Daishinkan y Ginebra aparecieron.

-¿Interrumpo?- preguntó el Gran Sacerdote.

-¡No! -exclamé como si me hubiera sorprendido haciendo algo malo.

Bueno desde mi análisis posterior si lo hacía.

-La verdad padre, si...has sido inoportuno- le dijo con un rostro muy frío y aun con su mano en mi cintura.

El Gran Sacerdote arqueó una ceja nada más. Fue cuando noté lo sucio que estaba él y Ginebra.

-¿Qué les pasó?-les pregunte.

-Daishinkan nos teletransporto al sol- dijo el ángel de la cicatriz sacudiendose lo quemado de la ropa.

-sLo hice sin darme cuenta-señalo Daishinkan- Realmente necesito descansar un momento-añadió.

Se arrodilló junto a nosotros y apartó a Merlot de mi para poner su cabeza en mi regazo. Fue extraño porque a él no le gusta ensuciarse y en ese momento sólo dejó su cuerpo tendido en el suelo, mientras me decía que le contara un cuento, pero se durmió enseguida diciendo que en mi mundo él no puede materializar nada asi que estábamos a salvo.

-Esto no puede continuar- declaro Ginebra.

-No, no puede- dijo Merlot con una mirada de navaja sobre mí.

-Hay que buscar una solución-
murmure y suspiré algo resignada.

Cuentos para DaishinkanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora