Futuro

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Anthony no le prestaba atención a la clase. Jamás lo hacía en realidad. Pero, está vez tenía una excusa diferente.

Unos bonitos ojos azules.

Eran lindos cuando tenían ese brillo de alegría. Stephanie era bonita, llegando a lo tierna. Tony se estaba dando cuenta.

—¡Tierra llamando a Tony!

Virginia lo miraba con una ceja arriba y con las manos en la cintura.

—¿Pepper? —El genio parpadeó varias veces— ¿Y él maestro?

—Acabó la clase. —La pelirroja negó con la cabeza como mamá decepcionada— ¿Estás bien? Últimamente andas en las nubes.

Tony le sonrió grande, asemejando a un niño travieso.

—Perfectamente. —Tomó su mochila y vio la hora en su reloj— ¿Comerás con Rhodey?

—Si, aún tenemos que hablar del proyecto de física, así que aprovecharemos el almuerzo. —Dijo la mujer con una mueca— ¿Ya terminaste el proyecto?

—Por Dios, soy Tony Stark, claro que ya lo acabe. —Física, pan comido.

—Te odio. —Potts hizo un puchero.

—Yo te adoro. —Anthony se paró enfrente de la ventana, y como si esta fuera un espejo, se arregló el cabello—. Nos vemos al rato, Pepps.

Dispuesto a salir corriendo de ser necesario, Virginia lo tomó del brazo.

—Un momento Stark. —Pepper estaba sorprendida— ¿No comerás con nosotros?

Tony negó, le dio un beso en la mejilla y se despidió.

—¿Ahora qué le pasa?

Stark esquivaba a toda persona que se le atravesará

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Stark esquivaba a toda persona que se le atravesará. Se había grabado el camino al salón de Steph, ¿Quién diría que era 2 grados mayor que él?

Una verdadera sorpresa.

Cuando la vio salir de su salón, no hizo más que gritar su nombre.

—Stark. —Sus ojos azules lo miraron fijamente— ¿Qué haces aquí?

—Vamos a almorzar.

Rogers iba a decir algo, pero los susurros a su alrededor se volvieron más insistentes.

Anthony comenzaba a molestarse.

—Es mejor que comas solo. —La rubia bajo la mirada.

El castaño tomó la mano de Steph (se le estaba volviendo costumbre) y la jalo hasta quedar a pocos centímetros.

—Déjalos que hablen. —Anthony subió el tono—. Me importa una mierda.

Varias personas se alejaron indignadas, otros voltearon hacia otra dirección.

—Lenguaje. —Susurró la chica de manera sería.

Dios, lo iba a matar de la ternura.

Dios, lo iba a matar de la ternura

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—Entonces ¿Vives con Barnes?

Stephanie asintió con la boca llena. Ambos se encontraban comiendo detrás de las aulas ( más por comodidad de la chica que por Tony).

—Ambos tenemos trabajos de medio tiempo. —Rogers pico su comida—. Pero a veces él pone más dinero que yo.

Su apariencia débil le impedía conseguir buenos empleos, incluso algunos la habían despreciado porque no tenía la "presencia que se requería".

—¿En dónde trabajas? —Preguntó realmente interesado Tony.

—En una biblioteca. —Contestó—. Es un buen trabajo, pero no da mucho.

—¿Te gusta leer?

—Me encanta, sobre todo si se trata de la Segunda Guerra Mundial. —A la rubia parecían brillarle los ojos.

—No imagine que te gustaran esos temas.

—Digamos que me encanta el sentido de responsabilidad de todos los soldados que pone su vida al servicio de su nación. Es algo noble.

Stark la miró por unos segundos.

—¿Te gustaría entrar al ejército?

—Si. —Rogers ni siquiera lo dudo—. Mi padre siempre decía que lo mejor de la vida es proteger a los indefensos. Además, odio a los bravucones

Tony sonrió ante las palabras de Stephanie. Era tan... Diferente.

—¿Y tú? —Los grandes ojos de la rubia lo sorprendieron.

—¿Yo? —Ella asintió—. Mi padre maneja las industrias Stark, así que trabajaré para ellas.

Steph asintió sonriente.

Ambos tenían metas que de alguna y otra manera, los separaban.

—Lo lograrás. —Rogers se lo aseguró—. Yo lo sé.

El genio no le quitaba la mirada de encima.

—Tú también lo harás.

Les esperaba un buen futuro.

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