Preticor

Despedida

Tony diría que un suspiro era mucho más duradero que esos días.

El tiempo no se detenía, cada momento era importante; Anthony quería amarrar los segundos para que estos no pudieran salir corriendo, pero no podía.

Hoy era el día.

—¿Todo está listo? —Howard, con esa mirada segura y distante, lo observaba.

Él lo ignoró.

No tenía ganas de hablar con él... Ni con nadie que no fuera Steph.

Salió de su habitación con maleta en mano, su madre lo esperaba en la puerta junto a Jarvis.

—Anthony, yo...

—Está bien. —El castaño le sonrió ligeramente—. Llamaré en cuanto llegue.

Jarvis, elegante como siempre le cedió la salida. Maria beso su mejilla antes de que él partiera para el aeropuerto.

El camino fue rápido, doloroso, casi asfixiante.

—Joven Stark...

—Yo también te extrañare Jar. —Dijo antes de que su mayordomo continuará. Irónicamente pensó, que tal vez a él lo extrañaría más que a sus padres.

El hombre en el volante sonrió.

Cuando estacionaron el auto y Tony bajo, se sintió tan pequeño. Odiaba todo esto.

—Su vuelo sale en 1 hora. —Avisó Jarvis.

Anthony asintió distraído mirando por todos lados. Stephanie no estaba ahí.

Suspiró abatido. Tal vez había tenido problemas para escapar de Barnes.

Decidió sentarse por un momento, y conforme los minutos pasaban, él se levantaba, se sentaba, caminaba en círculos y se tallaba la cara.

Quedaba menos de media hora.

—¿Dónde estás Steph?

El sonido de su celular lo saco de sus pensamientos.

Mi rubia 💙: "Mira atrás."

Y como lo decía el mensaje, volteo sólo para encontrarse con Rogers.

Estaba preciosa. Tony la miro de pies a cabeza disimuladamente. O eso creía.

—¡Steph! —Inmediatamente corrió hasta la pequeña mujer y la tomó en brazos.

Aspiro su aroma y sintió su calor.

Dios, la nostalgia ya estaba golpeando su cuerpo, aún cuando todavía no se iba.

Las manos de la rubia se posaron en su espalda, mientras ella también aspiraba su colonia. Ambos estaban tomando todo lo que podían de ese momento.

—Lamento la tardanza, yo... —Tony no la dejó terminar, simplemente la beso.

Dulce, tierno, casto.

Rogers sentía que el aire en sus pulmones se escapaba, que su mundo se volvía rosa y que todo a su alrededor se detenía.

Tony despegó sus labios de los ajenos y le regaló una sonrisa... Una gran sonrisa.

—Gracias por venir. —Eso significaba todo para Stark.

Stephanie sintió sus mejillas arder. Tony la beso...

—Tony...

—Joven Stark, en 5 minutos sale su vuelo. —Jarvis llegó con su boleto para el avión.

Ambos jóvenes se miraron por algunos segundos.

—Gracias Jarvis.

Tony miro el suelo, luego a su mayordomo y por último a la chica.

—Te llamaré. —Prometió el castaño, mientras tomaba la mano de la joven—. Te mandaré mensajes todos los días.

Rogers sabía que no sería así, pero aún así asintió.

Por esa vez, quería creer todo lo que Anthony le decía.

—Esperare por ti, Tony. —La rubia se aferró de nuevo al chico.

Las lágrimas bajaban por sus pálidas mejillas.

—Recuerda mi promesa Steph. —Anthony la beso de nuevo, despidiéndose.

—Joven... —Jarvis le indico que debía partir ya.

Rogers dudo en soltar al genio.

Al final lo hizo.

Tony le sonrió con tristeza.

—Adios Steph.

Lo último que vio el castaño, fue la mirada opaca de su rubia.

Rogers caminaba por inercia entre toda la gente.

Muchos corrían, otros iban de la mano con alguien más, varios en el teléfono.

Sentía el nudo en su garganta más grande conforme avanzaba.

Un trueno resonó, y pronto, la lluvia se soltó.

Steph no corrió, por el contrario, aspiró el aroma de la tierra mojada y dejó que sus lágrimas se comuflajearan con las gotas.