Preticor

Iron Man

Stephanie escuchaba como el motor de su moto ronroneaba, como el aire golpeaba su rostro, y sobre todo, el ruido de la armadura de Tony.

Este levitaba muy cerca de ella, manteniendo la velocidad a la que ella iba.

—"Estamos cerca". —La voz de Tony por el intercomunicador acariciaron las orejas de Steph.

Sonrió ante la emoción que Anthony escondía.

Estar en pleno vuelo, era cómo sentirse libre. Eso pensaba Anthony.

—Te sigo.

Ante lo dicho, Stark tomó una mayor velocidad, siendo seguido por la soldado.

—¡Abajo!

SHIELD había rastreado a los agentes que enfrentaban a Obadiah.

Pero la armas eran invencibles, fuertes, mortales. La tecnología Stark podía ser perfecta.

Una explosión más, aventó a varios agentes, haciendo retroceder a algunos y espantando a otros más.

Fury trataba de sacar a la agente 13, pero no sólo ella necesitaba ayuda.

—¡Vamos! —Stane reía como un loco sediento de poder— ¿No van a detenerme?

Los disparos iban y venían. SHIELD estaba en desventaja.

—¡Evacuen la zona! —Ordenó María Hill, disparando hacía Obadiah.

El sujeto se preparan una vez más para atacar, pero un escudo casi corta su cuello.

Retrocedió asustado.

—Obie, cariño, esos juguetes no son tuyos. —Una voz masculina, algo distorcionada, llamo su atención.

Rayos repulsores llovían hacía él.

Una armadura roja y dorada hizo acto de presencia.

—¿Qué? —Obadie sintió un golpe en su mejilla y otro en el estómago, tirándolo al suelo.

—Obadiah Stane, queda bajo arresto. —Una mujer de cabellos rubios lo miraba amenazante con escudo en mano.

Sonrió sínico.

—¿Arresto? —Stane apunto hacía Tony—. Él es el responsable.

Stephanie lanzo otro golpe para callarlo, pero uno de los hombres del tipo la atacó por la espalda.

Anthony siguió atacando, protegiendo a varios de los agentes que aún quedaban de pie.

Rogers logró derribar a varios de ellos, pero aún así, tenía algunas dificultades.

—¡Capitana! ¡El escudo! —Grito Anthony. Steph entendió lo que quiso decir.

Cubriéndose con él, Stark disparo y los rayos repulsores rebotaron, derribando a la mayoría de los contrincantes.

Ambos sonrieron. Hacían un buen equipo.

Las armas de Stark parecían simples juguetes contra la armadura de Tony.

Estaba orgulloso.

—¡Maldición!

Obadiah tomó una granada. Era una batalla perdida, pero no sé iría con las manos vacías.

Había notado la complicidad de esos dos.

—No me voy a ir solo Tony. —Susurró mientras miraba como la rubia estaba muy entretenida combatiendo contra sus hombre.

Quitó el seguro de la granada y la lanzo contra la rubia.

Todo paso en cámara lenta.

Una explosión más se escucho.