Separados

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—¡Pizza!

Barnes estaba contento. Los parciales había terminado y con ello, los exámenes habían llegado a su fin, Natasha también parecía aliviada y de cierta forma menos tensa, sin embargo, Rogers no pensaba de la misma manera.

—Me parece bien. —Apoyó la pelirroja— ¿Qué dices Steph?

La rubia negó suavemente.

—Estoy cansada. —Y antes de que James dijera algo más, ella continuó—. Iré a casa. Tengo que alistar mis maletas.

En dos días se iba con Abraham Erskine, directamente a la escuela militar. Él sería su tutor y el encargado de su entrenamiento junto con el general Phillips.

Al recordar al militar, la rubia sintió un estremecimiento. El sujeto era bastante seco, mal humorado y mandón.

No quería imaginar todo lo que le esperaba.

—Pero... —Natasha calló a su pareja.

—Descansa antes de empacar. —La chica de cabellos rojos le sonrió comorensiva—. Lo necesitas.

La pequeña mujer se lo agradeció.

Despidiéndose, camino entre las calles llenas de charcos, las lluvias no paraban, y con ello, su sufrimiento.

El aroma de la tierra mojada le recordaba tanto a Tony. Era como la esencia del castaño y eso la lastimaba a veces.

Las llamadas eran escasas ya que el internado donde estaba el genio era estricto, los mensajes por igual.

Además, si le preguntaban a Stephanie, no era lo mismo.

Toco sus labios de forma superficial. Aún recuerda el calor de los labios de Anthony.

Suspiró dolida. Tenía que soportar.

Al llegar a casa, reviso el celular. El último mensaje que le había enviado, no había sido leído.

Dejó el aparato en la cama y se dejó caer.

—Nos volveremos a ver... Tony me lo juro.

Tony esquivaba las miradas de sus compañeros

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Tony esquivaba las miradas de sus compañeros.

Nadie de ahí creía que era un Stark.

Eso lo hubiera ofendido, pero su mente estaba en otro lado, específicamente, con una rubia de ojos bonitos.

—No dejará de llover. —Comentó un chico del internado, mientras miraba por el gran ventanal.

Anthony observó el cielo oscurecido y como las gotas caían con rapidez y todas juntas.

Sonrió. Le encantaba la lluvia.

Le recordaban a su pequeña chica.

Le recordaban a su pequeña chica

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[Días después]

—No sobrevivirá.

Phillips miraba la forma en que Stephanie se esforzaba para hacer una simple lagartija.

Rodó los ojos ante lo inútil que para él resultaba todo eso.

—Dale la oportunidad. —Abraham, sin embargo, miraba de forma orgullosa como Rogers no se daba por vencida.

Era terca pero decidida.

Toda un soldado.

—Romanoff es una excelente luchadora, su resistencia sobrepasa y mantiene la astucia de todo un escuadrón. —El general se dirigió a la pelirroja—. Necesito a más personas como ella.

Las mujeres en el campo comenzaron a correr. Rogers detrás de ellas y Nat tratando de bajar su velocidad.

—Te sorprenderá, te lo aseguro. —El doctor Erskine estaba seguro de lo que decía.

Conocía a Stephanie Rogers como la palma de su mano.

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