Preticor

Dudas

Decirle o no hacerlo.

Tony no sabía que hacer en ese momento.

—¿Tu padre quiere enviarte a un internado? —Rhodey parecía crédulo ante sus palabras—. Pero Tony...

—Lo sé, es ridículo. —El castaño de veía decaido—. Es imposible hacerlo entrar en razón, incluso mi madre trató, pero ni así cambia de opinión.

Howard tenía en la cabeza la idea de que la institución no era adecuada para él. El Stark consideraba que su hijo necesitaba ir a un lugar de su nivel.

Y Anthony hubiera estado de acuerdo, en el pasado. Ahora, ni siquiera concebía la idea de irse, de dejar la escuela, de no ver a Stephanie.

—¿Qué harás? —James esperaba una respuesta ingeniosa de su amigo, sin embargo, nada salía de sus labios.

—No hay nada que hacer. —El genio se dejó caer abatido—. Los papeles están en proceso. —El castaño dejo caer su cabeza en el respaldo del sofá—. Ni siquiera sé cómo decírselo a Steph.

Rhodes sabía de la chica por Pepper. A palabras de su amiga, era increíble.

Podía doblegar a Tony sin esfuerzo alguno, y eso, era digno de admirar para Rupert.

—¿Aún no se lo dices?

Tony negó.

Ni siquiera pudo hacer la mención.

—No supe cómo. —El joven Stark cada vez sentía que se hundía más y más.

Si tan sólo no fuera tan cobarde.

—¿Tan importante es para ti? —Preguntó el moreno sin perder de vista a su amigo.

Anthony se quedó paralizado. Había una sola respuesta a esa pregunta, pero aún le daba miedo admitirlo.

—Tal vez.

—Esa no es una respuesta concreta. —Rupert no estaba conforme con eso— ¿Acaso es lo mismo que las otras?

—¿Pepper te lo dijo no? —El genio lo miro de mala gana—. Sé lo que piensa Pepps, sé lo que vio ese día y a que conclusión llegó. —Ambos se enfrentaban sin apartar la mirada—. Pero no puede ser.

Tony y Steph juntos sólo podrían ser amigos. Nada más.

Rogers era diferente, una mujer que merecía más, un hombre que la amara con todo el corazón, que le regalará lo que tanto anhelaba, que estuviera ahí para ella. Él sólo era el mujeriego y mimado Stark.

No podría hacer feliz a Stephanie.

—Tony...

—¿Quién confiaría en una persona que huye de lo que siente? —Tony estaba asustado por la intensidad de sus sentimientos—. Ella está enamorada de alguien más. Y está bien, es lo justo. Yo no puedo arrebatarle eso, ni ser egoísta e intentar algo con ella si voy a irme.

Rhodes negaba ante sus palabras. Quería tomar a Tony del cuello y darle un buen puñetazo.

—Para. —El moreno lo miro con advertencia—. Si Pepper estuviera aquí, ya te hubiera dado un sermón marca Potts.

Quedaron en silencio por un momento. Cada uno inmerso en sus pensamientos.

—Ella ambiciona más que yo. —Continuó el genio—. Quiere tener una vida normal, común, simple. Una familia en el futuro. Yo no, y aunque quisiera, no podría.

Los caminos estaban trazados. Stark no podía hacer nada contra ello.

—¿Tan importante es para ti? —Volvió a preguntar James.

—Lo es.

El castaño no tenía dudas. Rogers era importante, muy importante para él.

Y le iba a fallar; Steph no lo dejaría solo, él la dejaría a ella.

Se odiaba por eso.