Desnudo y con una mirada seductora, era así como Tony no estaba.
—¿En serio Steph? —El castaño le hizo un puchero. La pequeña rubia sonrió.
—Si, sólo quédate quieto ahí. —Dijo, mientras miraba detrás del gran lienzo. Stephanie parecía perderse por lo delgada y chica que era.
Stark quiso sonreír de ternura. Pero no podía, no cuando la decepción hacía mella en él.
¿Qué esperaba? Rogers jamás le propondría algo así. Negó con la cabeza; tenía que dejar de ver Titanic.
—Bien. —Se sentó en una silla, algo descolorida pero fuerte—. Captura toda mi belleza si puedes.
Steph comenzó a reír bajito, mientras echaba vistazos de vez en cuando.
—Es todo un reto. —Le siguió el juego al castaño.
El genio suspiró mientras se cruzaba de brazos. El lugar se llenó de silencio exceptuando el sonido del reloj en la pared.
Tony hizo el ademán de ver a Stephanie, pero el gran lienzo de verdad la tapaba completamente.
—¿Has tenido novio? —Preguntó tratando de hacer un poco de plática.
—No. —Respondió sin duda en su voz—. A nadie le gustan las chicas como yo.
—¿Y qué es una chica cómo tú?
Escuchó el suspiró de la rubia.
—Fea, terca, necia, una chica que no acepta un no por respuesta. —Comenzó—. No me interesa verme bonita, sólo me preocupo por mi futuro. No soy delicada en ningún sentido, siempre me ha gustado enfrentarme a cualquiera, incluso a los maestros que abusan de su poder.
Ambos rieron ante esto último.
—¿Eso es todo? —Preguntó el castaño interesado.
—Ja, eso sólo es el inicio. —Rogers hablaba sin parar—. Siempre he soñado con tener una familia, una gran familia, hijos, esposo, pero también quiero entrar al ejército y enorgullecer a los que creen en mi, probarme que puedo hacer todo lo que me proponga, que puedo salir adelante y puedo cambiar lo que soy. Quiero hacer todo lo que tengo en mente, sin embargo, también soy una chica insegura, que siempre deja que pisoteen su autoestima, que soporta los insultos y llora a escondidas.
Las lágrimas comenzaban a bajar. Stephanie estaba tomando conciencia de quién era ella.
—Soy una cobarde que no puede vivir siquiera sola porque su salud es un asco y tiene miedo de no tener a nadie, de quedarse sola. —Su voz comenzaba a romperse—. Soy una chica huérfana... que no tiene nada que ofrecer...
El nudo en su garganta no la dejó terminar. ¿Por qué justo ahora estaba llorando?
Se sobresalto cuando unos brazos la rodearon por la espalda. Cubriéndola, calentando su pecho y haciendo que las ganas de llorar se intensificaran.
—Yo quiero una chica como tú. —La ronca voz de Anthony acarició su oído.
—Tony...
—No le diré a nadie. —Los brazos a su alrededor, se aferraron a ella.
Los dos permanecieron juntos; Anthony consolando a la pequeña Stephanie.
—Lo siento. —Rogers estaba avergonzada.
—No tienes que disculparte, Steph. —Tony tomó el lienzo, lo movió un poco y se plantó enfrente de la chica. Tomó sus manos—. Está bien que llores, que saques eso que tanto te mortifica.
Los ojos azules le recordaron el momento en que se conocieron. Tristes, desolados, perdidos.
El instinto lo obligó a tomar el rostro de Stephanie.
—Oye... —El castaño le regaló una sonrisa—, yo jamás te dejare sola. Nunca.
La chica asintió ante las palabras de Anthony. Le creía, no dudaba de él.
Tomando valor, como si fuera Tony el que estuviera siendo consolado, Steph beso la frente del genio.
Lento, dulce, agradeciendo.
—Gracias. —Rogers le sonrió—. Gracias Tony.
Stark estaba mal... O sólo estaba enamorado.

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Preticor
FanfictionUna pequeña Stephanie Rogers encuentra el amor. [Stony] [Fem Steve] •Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Marvel. •Contenido adulto. •Portada: (fuente) Pinterest. Yo sólo la edite.