Soy un cuerpo inerte caminando por impulso, soy sencillamente un instinto vago que vive del desvelo, una simple intuición que se nutre del desgano, un cadáver viviente y un vivo en plena muerte, soy sencillamente la ilusión de un subconsciente que intenta plasmar en mí todo aquello que se cree que siente. Soy alma en cuerpo vacío, soy calma en donde hubo ruido, soy paz en donde hubo tormento, aunque no puedes llamar paz a una tragedia sin aliento. Soy un escritor errante que lucha por escribir con su sangre, como si fueran letras las que corren por sus venas, como si fueran versos los que nacen de sus penas. No sé ni porqué soy o dejo de ser, no sé si realmente soy un ser dispuesto a perecer, porque no sé si pereci y no dí tiempo a entender porqué morí ahí.
Quizá todo acabó y no me he dado cuenta, quizá retiré las últimas horas de su cuenta, tal vez no queda nada más, ni siquiera tiempo que contar, posiblemente este sea el final de un comienzo que nunca se pudo hacer notar. Soy un verso escrito en vida, soy una rima pérdida en muerte, soy clara sombra ante la gente, clara luz ante los invidentes, soy letra y poesía vigente ante las prosas latentes, soy calma y mar en tormenta, soy descanso al final de la cuesta, soy café tras un desvelo, soy mi mayor y más claro anhelo. Soy pájaro herido en pleno vuelo y seguir volando es lo que más quiero.
La poesía y mis más cálidos versos no son resultado del esfuerzo, no es producto del esmero, sino de la naturaleza y del pensamiento entero que poseo y por el cual vivo o muero.
Sigo siendo un simple mortal que camina errante entre los demás, buscando algún día lograr lo que está más allá de la cotidianidad, luchando por encontrar la cima que nadie puede alcanzar solo con observar, buscando con deseo, la tan ansiada felicidad.