Listo... Otra vez, el cielo llora, desbordandose a sí mismo; desquiciado, mientras su ira lo consume comparte su soledad con nosotros. Se desintegra a sí mismo, dándonos a cada uno una minúscula porción de él para no sentir más la ausencia de algo.
El cielo llora... Lo envidio. Cuando se siente solo, sabe que puede contar con nosotros para hacerle compañía, pero; ¿Quien nos hace compañia a nosotros? ¿Un cielo solitario que no sabe de donde vino o a donde llegará?. Me pregunto, ¿hasta donde llega su soledad?, Ser tan grande y a la vez no tener nada.