Y hay tantas canciones que me recuerdan a ti, el simple soplar de la brisa me hace pensar en tu cabello mientras mi día se torna gris, desearía poder estar contigo, poder brindarte mi abrigo, pero entiendo que ese no es mi puesto y aunque no me molesto ciertamente lo detesto. De lejos observo como el tiempo pasa, cada segundo sobre mí se abalanza esa misma desconfianza de si pasará de nuevo la historia que ya traigo escrita desde casa, es una ansiedad constante, minuto a minuto para mí todo es relevante, mientras para ti han pasado dos horas, para mí ha sido un siglo desde que siento que esto empeora... No paro de escribirte, ni me canso de hacerlo, si esto fueran páginas ya no quedarían hojas en mi cuaderno. Sé que no me entendiste nunca y sé que no lo harás, no sé ni siquiera si para ti esto es otro juego más, otra página de la historia y para mí otra vez el mismo cuento, sin llegar más lejos que antes y volver a caer en el mismo recuento, no encuentro mis ideas ordenadas, para nada, solo sé que esta aventura no está bienaventurada, es sólo una fase más de la misma cruzada, una puñalada más para el que ya tiene 100 heridas marcadas. Eres como un naufragio en mi memoria y siento que pierdo nuevamente de manera obvia, sé que no me amas como yo a ti, pues nunca has compartido mi sentimiento, pero eso lo entiendo, después de tanto tiempo lo comprendo, es el mismo juego pero con otra faceta y yo sigo siendo el mismo bobo que juega a alcanzar su meta, caigo una y otra vez y el cuento nunca se completa, es como una novela donde yo soy la línea de párrafo incorrecta.