No hay nada...

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Estoy en esos días en que las ganas se ausentan, cuando no están,
Y el amor se diluye en la sangre, que es un rojo intenso, de un caliente infierno
Las lágrimas ya no fluyen y miradas se pierden en el vacío, que es el horizonte, el techo, y la ventana que da a la calle lluviosa del invierno
La inspiración nada en el río de la depresión, de la ansiedad, de la nada
El pensar se aprisiona en el desastre que se ha convertido; maldiciones por aquí, una que otra mierda por allá
Las palabras salen sin ganas de labios rotos, resecos por el frío, heridos por el tormento
Las letras se deforman en la lengua tullida después de una gran caída, que es el amor obsesivo; y ahora no sé si era amor o obsesión (como dice la canción)
El cuerpo sin energía, las piernas fatigadas, los hombros encogidos y unas manos que se disuelven en el viento, en el polvo, en agua, en la dura realidad que hay en el fondo de una botella de alcohol, en la última fumada de un cigarrillo, en la última mirada de una despedida, en el último beso donde (cuando) aún había cariño.
Ahora, amar ya no importa, como si no sintiera nada; como si fuera de piedra y mi corazón de hielo; como si no pensara, pero pregunto en "¿como puedo sentir nada?", después de que sentía todo, cuando amaba, cuando pensaba, cuando mis letras no eran nada, sencillas; y ahora...

Sentimientos del pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora