Agarrando Valor

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En el descanso lo paso un rato con Christian y Alejandro, se quejan un rato de algún maestro, de alguna tarea y me preguntan de mis clases de esa mañana, mientras les platico de como el maestro de inglés se nota que no lo habla ni poquito escucho un grupo de voces que ya me son familiares y volteamos, los tres pues parece ser que cada uno de nosotros esta interesado en alguien. Pasan las cinco chicas, Eva y Christian se hacen un gesto con la cabeza, Nora se sigue de largo y Alejandro la observa, Cris se detiene para saludarme y me pregunta si quiero acompañarla a comprarse algo, obviamente, le digo que sí.


Una vez que termina de comprar, me jala para que nos sentemos juntas y comemos el amuerzo en silencio, solo cómodas con nuestra compañía. Una vez que acaba, me voltea a ver, con una mirada nueva, tímida, y la desvía rápidamente.


“Te eché de menos ayer.”


Lo dice sin verme y si hubiera habido un poco mas de ruido en la cafetería le hubiera tenido que pedir que lo repitiera. Me voltea a ver otra vez y veo como mira mis labios rápidamente antes de desviar la mirada.


“No pudimos hablar nada y, no se, quería saber como estabas, no sabía si te había incomodado o te habías molestado.”


Me pierdo un poco viéndola, la verdad, ella sigue hablando sin verme y mientras mas dice mas se sonroja, en algún punto cae un mechón de su cabello en su rostro y lo acomodo detrás de su oreja; podría jurar que siento que ella recarga su cara en mi mano por una fracción de segundo.


“No, para nada, no te preocupes. Solo que los domingos me son un poquito complicados para estar pendiente de mi móvil, es todo.”


“Sí, entiendo, no te preocupes. Igual, estaba pensando que, no se, igual podríamos-”


De repente se escucha un ruido muy fuerte, alguien tiro su bandeja llena, me sobresalto y Cris toma mi mano y hace círculos lentos con su pulgar.


“¿Quieres salir afuera en lo que inicia el próximo periodo?”


Digo que si con la cabeza y salimos, encontramos un lugar en el patio y nos sentamos, Cris no retoma desde donde se quedó la platica, me pregunta como me he sentido en las clases, le pregunto yo lo mismo a ella y así nos enrollamos en la conversación hasta que suena el timbre y nos despedimos para ir a nuestras clases.


“Ey, Cris. Nos vemos en lite.”


Ella ríe y después corre a su clase, y pienso que ojalá pudiera quedarse su sonrisa grabada en mi mente para ayudarme a sobrevivir las dos horas que tocan de Ciencias hasta poder volverla a ver.


En literatura nos sentamos juntas y ponemos poca atención a la clase, yo empiezo rayando la parte de arriba de la hoja de su libreta, y ella me pega en mi pierna con su pie, y así con pequeñas bromas y risas a escondidas pasamos la clase. Ya que suena el timbre y es momento de irnos, la acompaño a su casillero y de ahí con sus amigas.


“Bueno, nos vemos mañana Cris.”


Me despido de todas haciendo una seña con la mano y Cris se acerca para despedirse de beso, al igual que en la fiesta, un beso directo a mi mejilla el cual permanece latiendo ahí hasta que llego a mi casa.


Y así pasaron las siguientes semanas, de maneras interesantes, a simple vista se podría pensar que no paso nada importante, nada fuera de lo normal, unas semanas normales en una escuela normal con clases normales, sin embargo no fueron del todo monótonas. Cada día que pasa y que me acerco a la gente más me intriga saber de la persona que perdieron, quien era, como era, que significaba para cada uno, que tanto me parezco porque Christian, sin darse cuenta, se la pasa diciendo cosas como “estábamos” “recuerdan”  “cuando fuimos” “te hubiera encantado”, como si yo fuera esa persona, y no parece notarlo hasta que Alejandro o Eva se lo hacen notar; también porque, aunque lo está intentando, Amira sigue manteniendo mucha distancia y Nora hace lo posible por evitarme la mirada.


Pero lo que más hace que quiera saber es como se porta Cris conmigo, como sus ojos cambian cuando se acuerda de algo y como de repente se da cuenta que sostiene mi mano o que me abraza muy efusivamente y se detiene, y se aleja, y yo me quedo confundida y un poco molesta. Molesta porque incluso a veces olvido yo que Cris llega a pensar en alguien más cuando está conmigo, y la verdad es que me he dado cuenta que me podría llegar a gustar, y mucho. Pero no puedo estar segura si ella podría sentir lo mismo por quien soy o por quien sea que era a quien yo le recuerdo; no puedo competir con un fantasma y tampoco quiero hacerlo.


Así que decido y el viernes saliendo de clase la invito a salir.


“¡Cris! Cris, espera.”


Tengo que correr para alcanzarla antes de que se vaya porque nuestras ultimas clases del viernes están en lados opuestos del instituto.


“¿Joana?”


Se detiene y me voltea a ver un tanto confundida.


“¿Qué pasó? ¿Estás bien?”


Asiento y pongo mi mano en su hombro para retomar el aire, ella pone sus manos en mis hombros y se ríe de mí.


“Tía, te ves fatal. Habrías de hacer más ejercicio, ¿no lo crees?”


“Ah……. Tu crees….”


Intento contestarle algo pero la verdad es que no me caería mal mejorar mi condición física un poco, me toma unos minutos retomar el aliento y cuando lo hago, por fin le suelto la pregunta.


“Cris, me preguntaba si tienes algo que hacer ahorita o el sábado.”


Ella aprieta los labios y mueve los ojos intentando recordar; pienso que se ve adorable y me obligo a regresar al punto principal.


“No lo creo, ¿por?”


Mi nerviosismo llega a su punto más alto y luego, de golpe, desaparece.


“¿Te gustaría salir conmigo? ¿A una… cita?”


Se me queda viendo con cara de sorpresa sin decir nada y empiezo a preocuparme, ¿entendí mal nuestras interacciones? ¿lo imagine todo y solo yo siento alguna conexión? ¿o simplemente no le agrado de esa manera? ¿Y solo “siente algo” porque le recuerdo a esa persona? Empiezo a sentirme ansiosa y me empiezo a crear maneras de retractarme, sin darme cuenta comienzo a morderme las uñas y a pensar mil y un cosas que posiblemente salgan mal de ahora en adelante.


Mi mente empieza a entrar en una espiral y no entiendo porque, tiene muchísimo tiempo que no siento esto y ya no recuerdo como detenerlo, demonios, debía haber esperado, seguro Cris no-


Siento su mano sobre la mía y dejo que la guíe lejos de mi boca y entrelaza nuestros dedos, con su mano libre toca mi cara y me ve directo a los ojos, sigue en silencio, pero su mirada me ayuda a calmarme, me siento menos inquieta, pero sigo sin entender porque. Ella me sonríe y de repente nada más importa más que eso.


“Eso me gustaría mucho.”


Exhalo de alivio, una respiración que no me había dado cuenta que estaba sosteniendo hasta este momento.


“¿Mañana?”


Mi voz tiembla un poco pero a ella no parece importarle, hace una mueca y su nariz se arruga un poco.


“No se si quiero esperar tanto. ¿Que tal que quedamos para hoy en la noche?”


Me doy cuenta de que mi mente se ha calmado y sonrío.


“Perfecto.”


Me guiña y se aleja, caminando hacia donde Amira la está esperando.


“Hasta al rato.”


Se despide desde lejos con la mano y Amira le lanza una mirada que Cris decide ignorar. Asiento y le regreso el gesto con la mano. Doy media vuelta e inicio el camino a mi casa, con un dolor de cabeza latente en la base de la nuca; saco de mi mochila mi medicamento para eso, tomo una pastilla y espero que haga efecto. Mi celular vibra a unos minutos de llegar a casa, lo checo y es Cris mandándome la ubicación de un bar.


- Aquí a las 21.

Atrapando humoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora